
«Hay que dejar de ser militantes electorales y volver a ser militantes políticos», fue la frase de Pablo González, ex CEO de YPF, ex senador, ex ministro de Alicia y eterno empleado de la familia Kirchner durante una reunión que tuvo lugar el sábado en la sede del Boxing Club de Río Gallegos.
La convocatoria, que incluyó discursos de algunos referentes locales y luego la trasmisión del mensaje que Cristina Kirchner dio en el acto que encabezó en la localidad correntina de Paso de Los Libres, reunió a agrupaciones kirchneristas de la capital provincial.
Según los organizadores estuvieron presentes integrantes de: Patria Grande, Provincia Joven, Unidad Popular, Partido Reconstrucción Santacruceña, Voluntad y Fuerza, Viento Sur, Agrupación Proyecto Nacional, Lealtad Peronista y PAZ. De todos modos el encuentro tuvo una participación discreta, distante de aquellos actos de gran concurrencia que supo tener ese sector político mientras ejercía un poder casi total en Santa Cruz.
Es que los seguidores de la familia Kirchner están desmovilizados; en medio de un escenario donde el partido Justicialista provincial está atomizado y sin conducción. Es allí donde González busca «resistir» o genera una «resistencia» a las otras corrientes «auto percibidas peronistas» que aseguran tener el control del partido, con Pablo Grasso a la cabeza y con la «vieja estructura derrotada» que quedó de la elección del 2023.
Triste panorama interno que tiene como elemento esencial la falta de renovación partidaria, el desinterés de los afiliados y un enojo que se reparte entre los principales dirigentes.
Por eso, la arenga de González más que convocar a una movilización de voluntades, apunta a rescatar lo último que queda de la estructura K. Lo que teme el ex CEO de YPF es algo que ya se presiente en la provincia: lo que ocurra con Cristina no tendrá un impacto real en los armados políticos provinciales; y si el destino del kirchnersmo de Santa Cruz está atado al futuro de su Jefa, tienen razón en estar preocupados.
Cristina y Santa Cruz
Cristina alienta el «fantasma» de que podría ir a la cárcel, pero sabe que esa posibilidad es remota; por su edad y por las presentaciones judiciales de sus abogados que seguramente reclamarán una prisión domiciliaria.
Lo que aterra a la ex presidente es que el fallo definitivo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación no solo ratifique su condena por corrupción, sino que además confirme de manera tácita que ya está fuera del juego de la política real.
«Salió el anuncio y se desataron los demonios, y comenzaron a pedir desde todos lados que me metan presa. Eso es lo que uno lee. No hay que enojarse, hay que estar atentos. Todo esto con editoriales que dicen ‘está acabada, acorralada’. Si estoy tan así, ¿por qué no me dejan competir y me derrotan políticamente? Dale, mirá cómo tiemblo», desafió desde Corrientes.
Eso es lo único que le queda a quien fuera dos veces presidentes, victimizarse, desafiar y esperar.
Mientras tanto para este lunes se espera un encuentro de dirigentes del PJ que analizarían los pasos a seguir en caso de que en el transcurso de la semana la Corte ponga fin al suspenso de la situación judicial de Cristina. Hay que aclarar que el máximo organismo judicial del país no la tiene que condenar; técnicamente revisarán los fallos y darán un veredicto confirmando o contradiciendo lo ya actuado en dos instancias.
En esta incertidumbre es en la que se sumergen principalmente quienes fueron y actuaron como empleados de la familia Kirchner; todos ellos ex funcionarios que supieron disfrutar del «poder».
En general, el afiliado peronista promedio no se expresó y quienes lo hacen no son una mayoría contundente. La convocatoria del sábado en el Boxing lo confirmó.
En Santa Cruz no habrá marchas masivas pidiendo por Cristina; aunque probablemente ya se esté elaborando un documento que firmarán los mismos de siempre.
Defender a «la jefa»
Tras el encuentro del sábado, González le dio una nota La Opinión Austral – histórico vocero del kichnerismo – en donde afirmó que los militantes «entendieron que había que debatir política y no candidaturas». Aunque esto es claramente un análisis personal del ex CEO de YPF ya que en el ceno del partido de lo único que se habla por estos días es de quién sería el candidato.
Incluso González había salido prematuramente a buscar apoyos para su candidatura, pero esta idea se cayó por el propio peso del rechazo que genera González en la mayoría de la dirigencia provincial del PJ.
Un rechazo que se ganó a fuerza soberbia con los «compañeros» y obsecuencia con Máximo y Cristina.
Por eso, lo único que le queda a González es «morir en la suya» y seguir alimentando el pretendido liderazgo de madre e hijo en el peronismo.
«Cualquier juicio de la Corte tarda cinco años, que tarde tan poco tiempo el tratamiento de un expediente como este, llama la atención, no tiene otra motivación que no sea política, porque esta corporación tiene miedo que a Cristina le vaya bien», dijo.
Tal vez González no camine las calles hace mucho tiempo y el de este sábado haya sido su primera reunión con militantes desde hace mucho tiempo; porque lo que él analiza y proyecta en la figura de su «jefa» está muy lejos de la realidad.
Por eso sale a defender la candidatura de Cristina en» la tercera sección» (electoral de Buenos Aires) con el argumento que un triunfo de la ex presidente «sea un efecto cascada y que después de septiembre se gane en octubre». Un pronóstico que dista mucho de lo que se comprueba no solo en encuestas de opinión publica sino en análisis político serios.
Finalmente, criticó a la Corte y dijo que es «tan evidente la proscripción» y que «nunca la Corte laburó tan rápido», dijo González con un pobre y endeble argumento sin base jurídica, ni en la teoría ni en la práctica.
Sólo habría que prestar atención a lo dicho por el ex juez de la Corte, Juan Carlos Maqueda que aclaró que el procedimiento judicial contra Cristina sigue un curso habitual y no presenta demoras ni aceleraciones inusuales. En torno a esta última instancia, el ex juez calificó el procedimiento como «absolutamente normal. Este caso entró por lo que se denomina la mesa de entrada en tribunales, fue a la Secretaría, la Secretaría lo informó al Tribunal. El Tribunal decidió, como en todos los casos, enviarlo al procurador. El procurador mandó una propuesta que es sostener el doble de la condena que había expresado el Tribunal Oral y que también falló de la misma manera la Cámara de Casación y ahora la Corte está ante tres supuestos», explicó Maqueda. Tal vez si el ex senador tuviera conocimientos reales de Derecho buscaría otros argumentos en vez de repetir el discurso leguleyo de Cristina, quien también debería admitir que sus dotes de «abogada exitosa» nunca los pudo demostrar.
Idiotas útiles
Como parte del viejo elenco estable de la política K, fue la diputada nacional Ana María Ianni quien también salió a repetir el discurso de Cristina.
«Los que no comprenden una construcción política donde lo más importante es el otro, la quieren presa o muerta. La condena ya está escrita. El Pueblo la va a defender, porque el Pueblo no olvida», publicó Ianni en sus redes sociales.
Valdría preguntarle a Ianni si en todos estos años se ocupó de defender los intereses de los santacruceños como lo hace ahora con los de Cristina.
Tal vez nunca reparó en que en la denominada «Causa Vialidad» lo que se investigó y se comprobó para llega a una condena, es que Santa Cruz sufrió un saqueo sistemáticos de fondos.
Todo lo que le falta a los santacruceños fue robado mediante mecanismos que quedaron expuestos en esta causa judicial, que es sólo una de varias causa pendientes.
De este modo, tanto González como Ianni actúan como cómplices y pretenden que los militantes actúen como «idiotas útiles» como decía «el General».
A esto hacía referencia Juan Domingo Perón en su discurso del 7 de febrero de 1974, cuando dijo: «Aclaremos bien que muchos de ellos no saben lo que piensa o qué es el Justicialismo», y fue en ese contexto que usó por primera vez el termino: «idiotas útiles.
De esto han pasado muchos años y seguramente el Justicialismo fue mutando a lo que hoy mucho pretenden identificar como «kirchnerismo».
Probablemente tantos años de «servilismo» hacia un proyecto personal como el que supo construir la familia Kirchner hagan que estos dirigentes esperen alguna reacción popular en Santa Cruz.
Pero ocurre que aquellos militantes que antes fueron la «mano de obra precarizada» de un proyecto político que jamás les dio respuestas, no parecen estar dispuestos a salir a defender a quien fue la gran responsable de la debacle y el saqueo provincial; y no vuelvan a ser «útiles» a quienes solo los buscan y los tienen en cuanta en tiempos electorales.