Es evidente que hay un interés creciente en las tierras de Formosa, donde se han desmontado 36,000 hectáreas, lo que ha llevado a la desertificación y la pérdida de fauna local. La explotación de la madera, especialmente del quebracho colorado y blanco, se ha vuelto muy lucrativa, lo que ha atraído a muchos, como un conocido que se dedica a desmontar y obtener grandes ganancias. La venta de este monte nativo a precios elevados está convirtiendo el desmonte en una actividad muy rentable.

Este proceso no solo tiene implicaciones económicas, sino que también contribuye al cambio climático y a la degradación del medio ambiente. En Santiago del Estero, la situación es similar, y la posibilidad de desmontar más tierras continúa siendo una opción para quienes buscan beneficios económicos rápidos.

Por otro lado, la situación política en Argentina se torna cada vez más compleja. La llegada de Milei al poder ha generado inquietudes, especialmente por sus vínculos con ciertos grupos evangélicos. Aunque su discurso puede parecer básico, hay quienes sugieren que su capacidad de “transformar pesos en dólares” podría estar relacionada con prácticas de lavado de dinero.

La situación en el Delta, donde Constantini ha llevado a cabo desmontes significativos, ha generado preocupación. Muchos carpinteros invaden propiedades costosas, y las casas se cierran con cortinas de metal, como si fueran negocios clandestinos. Esto se suma a la crisis en el sistema de salud, donde se han cerrado muchos centros que ofrecían medicamentos gratuitos para el cáncer. Esto deja a muchas personas, como yo y mi madre, en una situación vulnerable, ya que el acceso a tratamientos se ha vuelto inalcanzable para quienes no pueden pagar.

La administración de la ANSES se ha vuelto cada vez más complicada, y las decisiones sobre jubilaciones y beneficios sociales parecen estar en manos de unos pocos. La falta de recursos y la gestión deficiente han llevado a una situación en la que muchos se sienten desamparados, especialmente aquellos que dependen de servicios públicos de salud.

Mientras tanto, la Patagonia se convierte en un objetivo para inversiones extranjeras, provenientes de países como Qatar, China y Rusia. Esto podría resultar en la pérdida de empleos y oportunidades para los argentinos, exacerbando aún más la crisis económica y social que enfrenta el país.

La realidad es que Argentina se encuentra en una encrucijada, con decisiones que pueden tener un impacto duradero en su futuro. Es fundamental abordar estos problemas con urgencia y responsabilidad para evitar que la situación se convierta en una bomba de tiempo.

La Realidad de la Tierra en Formosa y las Consecuencias del Desmonte

Es evidente que hay un interés creciente en las tierras de Formosa, donde se han desmontado 36,000 hectáreas, lo que ha llevado a la desertificación y la pérdida de fauna local. La explotación de la madera, especialmente del quebracho colorado y blanco, se ha vuelto muy lucrativa, lo que ha atraído a muchos, como un conocido que se dedica a desmontar y obtener grandes ganancias. La venta de este monte nativo a precios elevados está convirtiendo el desmonte en una actividad muy rentable.

Este proceso no solo tiene implicaciones económicas, sino que también contribuye al cambio climático y a la degradación del medio ambiente. En Santiago del Estero, la situación es similar, y la posibilidad de desmontar más tierras continúa siendo una opción para quienes buscan beneficios económicos rápidos.

Por otro lado, la situación política en Argentina se torna cada vez más compleja. La llegada de Milei al poder ha generado inquietudes, especialmente por sus vínculos con ciertos grupos evangélicos. Aunque su discurso puede parecer básico, hay quienes sugieren que su capacidad de “transformar pesos en dólares” podría estar relacionada con prácticas de lavado de dinero.

La situación en el Delta, donde Constantini ha llevado a cabo desmontes significativos, ha generado preocupación. Muchos carpinteros invaden propiedades costosas, y las casas se cierran con cortinas de metal, como si fueran negocios clandestinos. Esto se suma a la crisis en el sistema de salud, donde se han cerrado muchos centros que ofrecían medicamentos gratuitos para el cáncer. Esto deja a muchas personas, como yo y mi madre, en una situación vulnerable, ya que el acceso a tratamientos se ha vuelto inalcanzable para quienes no pueden pagar.

La administración de la ANSES se ha vuelto cada vez más complicada, y las decisiones sobre jubilaciones y beneficios sociales parecen estar en manos de unos pocos. La falta de recursos y la gestión deficiente han llevado a una situación en la que muchos se sienten desamparados, especialmente aquellos que dependen de servicios públicos de salud.

Mientras tanto, la Patagonia se convierte en un objetivo para inversiones extranjeras, provenientes de países como Qatar, China y Rusia. Esto podría resultar en la pérdida de empleos y oportunidades para los argentinos, exacerbando aún más la crisis económica y social que enfrenta el país.

La realidad es que Argentina se encuentra en una encrucijada, con decisiones que pueden tener un impacto duradero en su futuro. Es fundamental abordar estos problemas con urgencia y responsabilidad para evitar que la situación se convierta en una bomba de tiempo.

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