Entradilla: A tres semanas de las elecciones de medio término, el arzobispo de Buenos Aires presidió la misa central de la 51ª peregrinación a Luján y pronunció una homilía de marcado contenido social y político. En su mensaje abordó la situación socioeconómica del país, el narcotráfico, la inseguridad, la corrupción, la pobreza y la situación de jubilados y personas con discapacidad, posicionando a la Iglesia como voz de reclamo en un momento electoral delicado.

Hermanas y hermanos: nos congregamos hoy en Luján con el corazón atento a las heridas que atraviesan nuestra sociedad. La Palabra nos llama a mirar al otro con compasión y a no ser indiferentes ante el sufrimiento: la pobreza, la inseguridad, la violencia del narcotráfico, la corrupción y el abandono de tantos jubilados y personas con discapacidad exigen nuestra responsabilidad. No basta la queja pasiva; la fe nos impulsa a la acción solidaria y al compromiso por la justicia. Pedimos a Dios fortaleza para quienes gobiernan y discernimiento para todos los ciudadanos, para que las decisiones públicas protejan la dignidad humana y promuevan el bien común. Que nuestra voz sea firme, pero siempre respetuosa; que nuestras acciones acompañen a los más vulnerables y trabajen por la paz y la verdad. Terminemos en oración, pidiendo luz para construir una sociedad más justa y solidaria.

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