El candidato a diputado nacional  Por Provincias Unidas Por Santa Cruz Daniel Álvarez, reafirmó las bases de un proyecto que combina identidad de clase, compromiso social y una visión de provincia que pone al trabajo como motor del desarrollo.

Un cierre con mensaje y pertenencia

Ante militantes, referentes sindicales y dirigentes de distintos sectores, Álvarez apeló a la unidad del movimiento obrero como condición indispensable para construir futuro. “Este lugar fue la cuna de un movimiento político que va a seguir creciendo”, dijo, reivindicando los orígenes de Provincias Unidas en la zona norte santacruceña.

No fue un acto más. Fue un cierre con contenido simbólico y político: el reencuentro de los trabajadores con la palabra política, en tiempos donde la desconfianza y el desencanto social parecen ganar terreno. Álvarez habló con claridad a esos votantes que hoy dudan, que se sienten traicionados o desencantados, y los invitó a “no descreer de la política”, recordando que cuando el pueblo se aleja, otros toman las decisiones.

Trabajo, educación y justicia social

Durante su discurso, el candidato hizo foco en los pilares productivos y sociales del proyecto provincial. Destacó la recuperación de la obra pública, la construcción de escuelas en la zona norte y el avance en materia previsional para sectores históricamente postergados.

“Estamos sufriendo la inflación que nos golpea todos los días; como siempre, los más golpeados son los trabajadores”, expresó, poniendo en palabras lo que se siente en cada rincón de la provincia.

Álvarez no habló desde la teoría, sino desde la experiencia de quien conoce la realidad obrera. “En esta provincia se piensa en el trabajador porque hay un trabajador que conduce”, afirmó, en alusión a la gestión del gobernador y al rol de los sindicatos como columna vertebral del peronismo santacruceño.

La fuerza de la unidad


Uno de los ejes más potentes de su intervención fue la reivindicación del movimiento obrero unificado. Álvarez subrayó que en Santa Cruz “se levantan las banderas del peronismo y se mezclan con las de los radicales, con las de Moveré y Encuentro Ciudadano”, señalando así el carácter transversal de un espacio que entiende la política como un punto de encuentro y no de división.

Esa mirada, amplia y convocante, recupera el sentido histórico de la militancia: transformar desde la unidad, sin sectarismos ni exclusiones. Es también una respuesta a los discursos de odio y fragmentación que intentan instalarse en la vida pública nacional.

Una opción con raíz trabajadora


Álvarez cerró su mensaje con una idea que resume toda su campaña: “Somos una opción distinta porque somos trabajadores. Tenemos el horizonte marcado. La misión es poner a Santa Cruz de pie”.


Esa afirmación sintetiza una convicción profunda: que la política, lejos de ser un privilegio, es una responsabilidad colectiva. Que quienes vienen del mundo del trabajo no solo tienen derecho a representar, sino también la obligación moral de hacerlo con coherencia y compromiso.

En tiempos de desencanto, su discurso se convierte en una invitación a reconstruir la confianza en la política. Una política con contenido, con rostro humano, y con la fuerza transformadora de los que no bajan los brazos.

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