Por Jorge Sanchez

Argentina ha instalado como política doméstica su alineamiento sin restricciones a la política exterior norteamericana para la región. No resulta de ninguna formulación o estrategia en la materia. Resultó de la urgencia de nuestro gobierno por evitar el colapso de su política económica.

La trágica confusión entre economía nacional y finanzas públicas ha derivado en un régimen basado en el endeudamiento permanente. La estabilización, promesa emblemática de su administración, se ha logrado al costo de una enorme retracción de la economía real.

Áún cuando las preferencias electorales de medio término hayan favorecido al gobierno nacional, no puede perderse de vista que se trató de un electorado de muy pobre participación y posiblemente preso del temor social. Así las cosas, el buen desempeño de esta oportunidad no luce como preferencia estable por sí misma.

Entre otras cosas, el asunto impone a las economías regionales enormes desafíos de cara al futuro. Pueden resumirse en tres consignas. Cömo movilizar recursos para mantener los niveles de actividad, empleo y consumo. Cómo reemplazar la carencia de financiamiento empresario capaz de sostener y expandir la actividad de nuevas iniciativas. Cómo ampliar al estrechez del aprovisionamiento de conocimiento y tecnología aplicable a sus procesos reales de mercado.

La contracción de la economía del Golfo San Jorge luego de la salida de YPF S.A.puede mitigarse con instrumentos monetarios locales y la actividad bancaria específicamente orientada a sostener la operación de empresas en marcha. El objetivo es asegurar la circulación continua del dinero de manera de revitalizar la actividad productiva y comercial. Existen antecedentes exitosos, aunque generalmente fuera del espectro de la corriente dominante de la economía tal como se cultiva en nuestras  universidades y unidades estatales especializadas.

En contextos restrictivos como el actual, las consecuencias de un sistema financiero centralizado y rentista se expresan con enorme crudeza. Las sucursales bancarias de nuestro medio han operado históricamente como recolectoras. Esta es una circunstancia que contribuye a la fuga de excedentes de la producción en la región. Conjugado esto con la naturaleza rentista de la actividad centrada en ofrecer beneficios de corto plazo y basados ganancias por la tenencia y especulación del dinero, poco queda del concepto de canalización del ahorro a la producción. Ni siquiera la noción de subsidio de tasas ha estado presente. Mucho menos la de capital privado como sector a explorar.

La innovación sistemática de procesos de producción y administración de empresas en macha es definitivamente un contribuyente de los niveles de actividad por la mejora de la productividad en la operación de las empresas. Mención aparte merecen las actividades en trance de cambio como nuestra tradicional industria del petróleo y el gas urgida por mejorar su productividad. En contraste, la brecha entre academia y producción es enorme en la región. Aún cuando nuestras universidades representan el mayor repositorio disponible de talento, su gobernanza suele limitar la convergencia del esfuerzo científico y de formación a los procesos de producción regionales.

Generalmente se acepta que la misión del liderazgo es ofrecer nuevas visiones que reconceptualicen las prácticas colectivas en procura de objetivos compartidos. Esta es una expresión de extrema relevancia para nuestra coyuntura. No obstante, por la naturaleza de nuestra representación social, debe esperárselo en principio de la propia sociedad civil antes que de los elencos gobernantes.

Jorge Sánchez es Consultor Asociado en Claves ICSA Master of Business Administration por Broward International University, Diplomado en Políticas Públicas por UNPSJB, Diplomado en Economía Austríaca por ESEADE, en Negocios Internacionales por UNLZ y en Innovación Abierta por UTN. Las imágenes son producciones del artista comodorense Mauro Esains.

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