
Por Jorge Sánchez

Si los acontecimientos se desarrollan como hasta ahora, el año electoral encontrará a la ciudad y a la provincia más pobres. Sus niveles de actividad seguirán la retracción complicando aún más el cuadro de las finanzas públicas provinciales y la astringencia de la municipal, en un proceso de contracción que se desarrolla en el tiempo. En contraste, se nos ofrecerán propuestas electorales siguiendo su modalidad habitual. Se resumirán en retórica distanciada de los procesos reales de mercado en la región.
Hemos argumentado antes que el origen de esta circunstancia estriba en la virtual inexistencia de representación social de las actividades partidarias. Sin participación y debate, la selección de candidatos de cada partido descansa en la arbitrariedad de grupos de conducción que operan como electores. Combinan con la ambición personal que se sirve de cada partido como canal de transacciones privadas en procura de aspiraciones personales.
Todo ello resulta en candidatos ofreciendo propuestas de ocasión. Reflejan las preferencias de grupúsculos con vocación de poder antes que las del electorado en sus roles de consumidores, trabajadores, empresarios y contribuyentes. Si a ello sumamos que la legislación argentina no obliga al cumplimiento de los mandatos electivos en curso antes de una nueva candidatura, alimentamos una corporación con intereses propios y dustantes de los del común.
Mientras el patrón de desarrollo de la región aseguró el empleo de recursos sociales para la explotación de nuestros recursos naturales y por esa vía estuvo asegurado el ingreso de empresas y familias, la actividad política pudo prescindir de la responsabilidad de ofrecer una visión que alineara esfuerzos colectivos para asegurarlo.
Seguimos acríticamente la visión de los pioneros de hace un siglo. Entretanto la actividad política se redujo a la pugna por el control de los recursos públicos y los símbolos asociados al poder. Nuestro problema es que esta configuración va camino a extinguirse rápidamente.
El trance de cambio que atraeviesa la región no se disparó por la finitud de ningún recurso natural ni por el cambio tecnológico o el impacto local de las políticas nacionales. Se trata más bien de desafíos asociados a la reorganización de su patrón de desarrollo ante esos cambios.
Ello supone como primera medida una dirigencia en comprensión de nuestra historia y de su coyuntura. Reflejar tal comprensión en las ofertas electorales supone en segundo lugar una sociedad civil suficientemente movilizada para cualificarla por la vía de los debates y propuestas legitimadas hasta convertirse en visión socialmente compartida.
Esto es lo que se presenta como la tarea más importante en la región para el año entrante. Organizar el debate social en torno a sus opciones de futuro. Mantener los niveles de actividad, empleo y consumo. Recrear el inexistente financiamiento empresario. Reducir la brecha entre esfuerzo científico y necesidades tecnológicas de la producción. Son definitivamente los ejes a trabajar. Nuestras opciones de cambio dependen de la inclusión de estos ejes de trabajo en las ofertas electorales de 2027 y de su introducción real en las agendas públicas para lo sucesivo. Solo la sociedad civil movilizada sacará a la región de su trayectoria de deterioro por vía de la acción colectiva.

Jorge Sánchez es Consultor Asociado en Claves ICSA Master of Business Administration por Broward International University, Diplomado en Políticas Públicas por UNPSJB, Diplomado en Economía Austríaca por ESEADE, en Negocios Internacionales por UNLZ y en Innovación Abierta por UTN. Las imágenes son producciones del artista comodorense Mauro Esains.

