Entre los múltiples recuerdos que se generaron durante la Primera Feria del Libro organizada por la comisión de fomento de Cañadón Seco, las palabras que pronunciara la docente jubilada Adelaida del Carmen Vidal, LALA, -dirigidas principalmente a las nuevas generaciones-, se constituyeron en una reflexión en torno a las difíciles situaciones laborales y sociales que se afrontaban en pasadas décadas, comparándolas con los cambios que en los últimos años experimentó esa comunidad.
Adelaida, nacida en la ciudad de Las Heras y que el 25 de enero cumplirá 90 años, recibió un justo homenaje por parte de la comuna, al quedar inaugurada una sala de danzas que lleva su nombre, en reconocimiento a la tarea de docente que por muchos años desempeñó en Cañadón Seco, donde residió por muchos años.
Las modernas instalaciones, que forman parte de la Proveeduría Cultural, distan de sobremanera de aquel galpón abandonado que a fines de la década del 70 pudo conseguir para impartir clases de gimnasia clásica y danzas contemporáneas, jazz y tango, en principio para un grupo de niñas.

Con la ayuda de algunas familias logró reacondicionarlo de manera provisoria, a tal punto que le colocó cartones al piso de tierra para que sus alumnas pudieran realizar los movimientos rítmicos.
Ahora reside en Caleta Olivia y hace ya tiempo que no visitaba Cañadón Seco, llevándose como sorpresa el gran cambio de fisonomía que acusó la localidad.
Por ello, apoyándose en su bastón y luego de que el jefe de la comuna la acompañara en el descubrimiento de la placa que tiene su nombre para identificar a la flamante sala de danzas, sorprendió a todos los presentes al pronunciar con gran lucidez un mensaje de reflexión, previo a lo cual había recibido un diploma enmarcado y un ramo de rosas.
Fue entonces cuando dijo que “ustedes los jóvenes no tienen ni idea de lo que era esta población y del cambio que tuvo ”tras lo cual y con un dejo de humor evaluó que “ahora se parece un country porque está tan hermoso” para luego dirigirse a Soloaga y decirle que “yo lo felicito señor presidente por todo lo que hizo”.
Seguidamente reparó en sus creencias religiosas manifestando que seguramente ella no era la única persona que se daba cuenta de que “Cañadón Seco es un lugar elegido y bendecido por Dios que pone aquí a las personas justas para que hagan esto, nosotros no, y acá está  esa persona, es Ud, para que lo siga modernizando y cuidando” recibiendo el aplauso general de la gente.
Luego volvió a nombrar a Soloaga, diciendo que “tal vez él no lo sepa pero yo me acuerdo que cuando tenía 17 años no solo estudiaba sino que también era un muchacho que trabajaba y cumplía con lo que se le encomendaba, además de ser muy respetuoso”.
“Todo lo que digo –exclamó con firmeza- no lo puedo guardar solo para mí, Por eso, cuando escuché de algunas injusticias que le hicieron, esperaba que Dios me diera un momento para decir en público las cosas como son”.