El artículo titulado «Jugar con fuego» de Jorge Elbaum es una crítica ácida y cargada de connotaciones políticas sobre la visita de Liliana Adela Bolukalo Lemoine (más conocida como Lila Lemoine), una figura pública libertaria argentina, a Ucrania. Elbaum analiza la visita desde un ángulo irónico y cuestionador, destacando la superficialidad de las acciones de Lemoine y sus implicaciones simbólicas. El texto se sitúa en un contexto geopolítico complejo, donde se entrelazan la guerra en Ucrania, la política internacional y el papel de figuras mediáticas en la construcción de narrativas.

Violencia Simbólica y Cosificación de la Guerra

Elbaum introduce el concepto de «violencia simbólica» para describir las acciones de Lemoine. Al posar con uniformes militares ucranianos, el artículo sugiere que la cosplayer convertida en diputada actúa como un vehículo de propaganda militar, lo cual es visto como una banalización del conflicto bélico. Al vestir el uniforme, Lemoine participa en un gesto vacío, carente de verdadero entendimiento de las tragedias que enfrenta el pueblo ucraniano. Según Elbaum, su acción es un ejemplo de «violencia simbólica», en la que la guerra y sus consecuencias son cosificadas y tratadas como una oportunidad para el «empoderamiento» superficial de una figura pública.

Crítica al Apoyo a Ucrania y la Guerra en Sí

Elbaum también plantea una crítica más amplia al conflicto en Ucrania, sugiriendo que el país está «derrotado desde hace casi tres años», a pesar del apoyo de la OTAN y otros aliados internacionales. Aquí se percibe una visión que minimiza la capacidad de Ucrania para resistir la invasión rusa, y enfatiza los problemas internos que enfrenta, como el aumento de las deserciones militares. Esta postura crítica puede ser interpretada como un rechazo a la narrativa occidental predominante, que generalmente apoya la resistencia ucraniana y condena la agresión rusa.

Al vincular el apoyo de Lemoine a Ucrania con una guerra que los ucranianos «ven como perdida», Elbaum insinúa que la visita de Lemoine es, en el mejor de los casos, un acto de ignorancia y, en el peor, una contribución a la propaganda de un conflicto en declive. La cifra de 81,000 deserciones ucranianas –con un fuerte incremento reciente– se utiliza para subrayar la desesperación y el desgaste en el frente ucraniano, contrarrestando cualquier intento de Lemoine por romantizar el conflicto o presentarlo como una lucha heroica.

La Figura de Lila Lemoine y su Rol Político

Elbaum es particularmente mordaz en su descripción de Lemoine, a quien se refiere como «cosplayer y maquilladora libertaria». Esto no solo subraya su origen fuera de la política tradicional, sino que también se utiliza de manera despectiva para destacar lo que Elbaum considera la falta de profundidad o seriedad en su incursión en temas internacionales tan delicados como una guerra. Al mencionar que Lemoine ahora es «defensora legislativa de los proyectos del oficialismo», sugiere que ella ha asumido un rol más allá de sus capacidades o conocimientos, posicionándola como una figura de exposición mediática más que de sustancia política.

El artículo critica tanto a Lemoine como al oficialismo de Javier Milei, sugiriendo que su viaje fue sancionado por el líder libertario sin una consideración real de las complejidades del conflicto ucraniano. Esto refuerza la narrativa de que las acciones de Lemoine son más performativas que genuinas, un acto para obtener visibilidad política en lugar de un compromiso informado con la situación en Ucrania.

Conclusión

En su conjunto, el artículo de Elbaum cuestiona la instrumentalización de la guerra por parte de figuras públicas como Lemoine, y más ampliamente, la manera en que la política libertaria puede trivializar temas de relevancia internacional. Al señalar la desconexión entre las acciones de Lemoine y la realidad sobre el terreno en Ucrania, Elbaum subraya lo peligroso que puede ser «jugar con fuego», tanto en términos de la guerra como en términos de las narrativas políticas que se construyen en torno a ella.

Este texto plantea una reflexión sobre el uso de figuras mediáticas en conflictos bélicos, la relación entre política y espectáculo, y la necesidad de comprender las complejidades antes de adoptar posturas superficiales que puedan perpetuar o banalizar tragedias reales.

Aqui puedes leer la nota completa del Dr. Elbaum