Por: Mag. Karin Silvina Hiebaum

El próximo lunes marcará el inicio de una nueva etapa en mi vida: una operación de bypass gástrico. Esta no es una decisión tomada a la ligera. Es el resultado de años de lucha contra el peso, altibajos emocionales y la búsqueda incansable de una solución para recuperar mi salud y bienestar.

Durante más de cinco años, he experimentado fluctuaciones de peso dramáticas, oscilando entre subidas y bajadas de entre 10 y 30 kg. Lo que comenzó siendo una lucha manejable se transformó en una batalla constante, donde perder peso se volvió cada vez más difícil y ganarlo, demasiado fácil. Este ciclo ha impactado profundamente mi autoestima y mi salud emocional. Sentirme atrapada en un cuerpo que no reconocía, que rechazaba, ha sido una experiencia devastadora.

La Realidad Detrás del Espejo

Desde que recuerdo, he mantenido un peso razonable. Mis fluctuaciones iban de los 53 a los 68 kg, ajustándose a situaciones como pospartos o periodos de estrés. Sin embargo, todo cambió. A medida que pasaban los años, los “ataques de alimentación” se convirtieron en un problema constante. No conocía la saciedad, oscilando entre periodos de comer en exceso y otros en los que apenas comía.

El año pasado, alcancé los 86 kg, logré bajar algo de peso, pero hoy me encuentro en los 97 kg, habiendo alcanzado un máximo de 102 kg. Este peso ha traído consigo no solo problemas físicos, sino un sentimiento de vergüenza que me ha llevado a evitar mirarme al espejo, esconderme bajo la ropa y evitar relaciones sociales.

El Camino Hacia la Decisión

Después de consultar durante 18 meses con diversos especialistas: gastroenterólogos, cardiólogos, psiquiatras, neurólogos y traumatólogos, llegué a la conclusión de que el bypass gástrico es mi mejor opción. Sé que no será fácil. Este procedimiento implica un compromiso absoluto con mi salud física y mental, cambios drásticos en mi dieta, mis hábitos y mi estilo de vida. Pero, para mí, significa algo aún más profundo: un renacer.

Quiero dejar atrás las limitaciones emocionales y corporales que he arrastrado durante años. Quiero volver a sentirme viva, atractiva y fuerte, no solo para mí, sino también para mi familia. Especialmente para mi pareja, Roland, quien me ha apoyado incondicionalmente, y para mis hijos, que me han dado fuerzas en este proceso.

El Peso Invisible: El Dolor Silencioso de la Obesidad

La obesidad es mucho más que un número en la balanza. Es una carga emocional que afecta cada aspecto de la vida: desde la salud física hasta las relaciones personales. Caminar dos cuadras y sentirme exhausta, no poder abrocharme mis propios zapatos o evitar eventos sociales por vergüenza, han sido señales claras de que algo debía cambiar.

Mi perro Lobo, un fiel compañero, ha sido fundamental para mantenerme activa y luchar contra los ataques de pánico que a menudo me paralizan. Sin él, muchas veces ni siquiera me atrevería a salir de casa.

El Futuro: Un Camino Hacia el Amor Propio

Este proceso me ha enseñado que el cambio no es solo físico, sino también mental y emocional. Aceptar ayuda, reconocer mis límites y trabajar en mis desafíos es parte de este viaje. He tenido que dejar ciertos compromisos profesionales de lado temporalmente, pero sé que priorizar mi salud es el primer paso para ser la mejor versión de mí misma, no solo para mí, sino para quienes amo.

Termino el año 2024 con la firme convicción de que este es el inicio de algo nuevo. Estoy lista para enfrentar los desafíos, comprometida con el proceso y agradecida por el apoyo que he recibido. Este es mi camino hacia la vida, hacia el amor propio y hacia un futuro donde pueda sentirme plena, saludable y libre.

A quienes están pasando por situaciones similares, les digo: no están solos. Las decisiones difíciles también son actos de valentía. Si estás luchando, no tengas miedo de buscar ayuda y de creer que un nuevo comienzo es posible.

Gracias por acompañarme en este proceso.

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