En el marco de la serie Calendario de Adviento, impulsada por la Secretaría de Estado de Culto del Gobierno de Santa Cruz, Monseñor Ignacio Damián Medina, Obispo de la Diócesis de Río Gallegos, compartió un emotivo testimonio sobre la Navidad.

El Obispo de la Diócesis de Río Gallegos, que abarca Santa Cruz, Tierra del Fuego e Islas del Atlántico Sur, Monseñor Ignacio Damián Medina, compartió sus recuerdos de infancia y su visión espiritual de esta fecha especial, en el marco de la serie Calendario de Adviento, que promueve la Secretaría de Estado de Culto del Gobierno Provincial.

La Navidad en la infancia: un recuerdo lleno de ternura

El Obispo rememoró con cariño su primera Navidad, celebrada en Tandil, en el campo, junto a sus padres, abuelos, tíos y primos. “Era una Navidad distinta. Fuimos a misa en un pueblito chiquito, y celebramos con muy poquita gente, pero realmente fue hermoso”, expresó. Destacó el papel de sus abuelos como los grandes convocantes de la familia: “Eran ellos quienes estaban al frente de la fiesta, quienes reunían a todos”.

Entre las tradiciones, recordó el ritual de armar el pesebre con los niños: “Ternura. Subir el Niño Jesús al pesebre es una de las expresiones más profundas de nuestra fe, una oportunidad para reflexionar sobre la humildad y el amor de Dios que se hace hombre”.

La Navidad hoy: esperanza y unión familiar

Para Monseñor Medina, la Navidad sigue siendo un tiempo de profunda esperanza. “Es Dios que se encarna en su pueblo, nos trae la alegría y la esperanza de saber que siempre está con nosotros, mirándonos y acompañándonos. Es una oportunidad para unirnos como familia y como comunidad”.

Luego invitó a todas las familias de la diócesis a vivir esta Navidad desde el amor y la unidad. “Armen juntos su árbol de Navidad, compartan en familia qué significa esta fecha y recen juntos en Nochebuena. En cada mesa, una oración al Niño Jesús, pidiendo por nuestras intenciones, anhelos y por la bendición de nuestras fragilidades”, señaló.

Un mensaje de esperanza y humildad

El Obispo finalizó su mensaje con un deseo para esta Nochebuena y el año venidero: “Que como país, como mundo y como ciudad, podamos estar más unidos en este tiempo difícil. Le pedimos al Niño Jesús que nos bendiga, que nos regale la humildad de mirarnos unos a otros con amor, dejando de lado los egoísmos para construir juntos un mundo mejor”.

En la misma línea, animó a las familias a rezar oraciones fundamentales como el Padrenuestro y el Ave María, recordando la importancia de mantener viva la fe en estos tiempos.

El testimonio del Obispo nos recuerda que la Navidad es mucho más que una fecha en el calendario; es una oportunidad para reflexionar, celebrar y fortalecer los lazos familiares y comunitarios bajo la luz del Niño Jesús.

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