Evidentemente el intendente de la capital de Santa Cruz no tiene noción de prioridades en su gestión.
En medio de una profunda crisis económica que afecta al país, a la provincia y obviamente a la ciudad, situación que no escapa a nadie, Pablo Grasso se mostró entusiasmado con la grilla de artistas de primera línea que visitan Río Gallegos y que seguramente, recibieron un abultado “cache” como retribución a su presentación en los festejos del aniversario.
Cuando cualquier vecino escucha los lamentos de Grasso por la falta de fondos y su pelea con el gobierno provincial por los números financieros, seguramente supondría que el intendente intenta administrar las arcas municipales de manera criteriosa y con prioridades claras. En cada barrio riogalleguense hay necesidades, que no son nuevas y que incluso persisten del anterior mandato de Grasso, pero los hechos marcan lo contrario. A esta altura, decir que al intendente se le arraigó la política del “pan y circo” es redundante; y así la ciudad finaliza otro año con necesidades serias, pero con “fiesta”.
Así, desde este viernes la capital de la provincia se sumergirá en los festejos por su centésimo trigésimo noveno aniversario; con actividades que dudarán desde el 13 hasta el 18 de diciembre, con una cartelera de artistas que parece sacada de un verdadero festiva internacional; y obviamente costará lo que cuestan los shows de este nivel.
Así la remanida polémica y los cuestionamientos insistentes por la financiación de este tipo de convocatorias parece no incomodar ni preocupar al intendente que incluso defiende la decisión política de sostener estos eventos; en una actitud que lo acerca más a un representante de artistas o productor musical que a un funcionario que debe administrar los escuálidos – según el mismo reclama a la provincia- fondos municipales.
Realidad paralela
Solo hay que mirar la grilla de artistas que incluyen a grandes figuras como Los Auténticos Decadentes, Amar Azul, Ulises Bueno, Airbag, La T y La M y Trueno, entre otros, para hacer cálculos. Claramente, esta convocatoria de primeras figuras no será “gratis” para los vecinos; aunque Grasso y su equipo de comunicación insistan en la gratuidad de la fiesta popular promocionada.
El discurso y la justificación para este “gasto” que sale evidentemente de los impuestos de los contribuyentes se sostendría en que hay que festejar porque el año fue un drama.
Precisamente, en el inicio de las actividades, el Jefe comunal dijo al programa El Mediado (Tiempo FM 97.5): “Yo no puedo creer que el Gobierno nacional y provincial te digan que no festejes. Después de tantos momentos de angustias y frustraciones, ¿cómo te pueden decir esto?”, recalcó.
Luego justificó: “estamos dentro de la marca país. Cuando ves los mejores festivales de la República Argentina, el de Río Gallegos está ahí. Cómo ponemos la ciudad cada vez mejor, cómo la preparamos para las fiestas, le ponemos color y le damos identidad. Estoy muy contento”, admitió Grasso a quien parece que no le interesan ni siquiera plantearse si los fondos destinados no podrían invertirse en algo que realmente ponga felices a los vecinos y que además cubra una necesidad real; más allá de la diversión momentánea. Es tan evidente la desconexión con la realidad que incluso comparó este destino de fondos a medidas administrativas que si impactan en el bienestar de la gente.
“Nosotros lo que queremos es que todos tengamos las mismas oportunidades, y la visión que tiene hoy la Nación y la provincia no es clara. Me están diciendo que no hay plata para festivales y van a pagar el impuesto a las ganancias, que es particular”, afirmó en una comparación que no se sostiene de ninguna manera.
Así, al cumplir un año de su segundo mandato, con problemas profundizados y con un escenario de crisis crónica que padece la capital provincial, el Jefe comunal parece que no tiene intenciones de atender los problemas que debería estar atendiendo. Es decir: sigue en su realidad paralela.