El matrimonio Kirchner impulsó en los 90 la privatización de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), luego en los 2.000 Néstor se la apropió junto a sus socios Ezkenazi, y finalmente Cristina la expropió dejando una multimillonaria deuda para todos los argentinos, además de juicios perdidos y serios perjuicios para el país.
Una “obra maestra de la corrupción kirchnerista” que al día de hoy aún pesa sobre la Argentina y sin dudas es el origen al vaciamiento y la decadencia que desencadenaron la actual situación.
Esta historia es más actual que nunca y Santa Cruz es sin dudas escenario de este desfalco que se consumó con traiciones a principios éticos y políticos; con entramados delictivos calculados hasta el milímetro; pero sobre todo con un absoluto desprecio al pueblo argentino.
Los santacruceños padecemos hoy lo que se podía haber evitado hace décadas; pero no se hizo, tal vez porque era parte del plan K: cuando eventualmente se alejaran del “poder”, lo que dejarían sería la cascara vacía de una empresa desfinanciada. Hace años que YPF no invertía lo que prometía para Santa Cruz; que no “respondía financieramente” para recuperar y remediar sus estragos ambientales; y sobre todo que alejada de su impronta pionera no dejaba en la zona ninguna alternativa productiva.
Todo esto con la complicidad de “empleados leales al tramado corrupto” que diseñó el saqueo a la empresa nacional que tuvo su época más exitosa en tierras santacruceñas y que destacó en la zona norte santacruceña como el yacimiento convencional más importante del país, hasta el hallazgo de Vaca Muerta.
Tal vez el caso más actual de esos “sicarios” que dieron el golpe final a YPF es el de Pablo González, quien como CEO de la YPF bajo control de La Cámpora de Máximo y Cristina; dejó el escenario perfecto para la debacle productiva en Santa Cruz.
No son cabos sueltos, es una historia completa que se puede verificar por estos días y que como si se tratara de una ironía del destino, o mejor dicho de una revelación, tiene una fecha concreta: el 28 de febrero.
Ese día, Argentina le entregará toda la información sobre las reservas de oro y otros activos que exigió la jueza Loretta Preska en el juicio por la expropiación de YPF. Además, la petrolera estatal le dará el 28 de febrero toda la documentación requerida por Preska a petición de Burford Capital como parte del proceso judicial en curso, en el que el fondo buitre tiene un fallo a su favor de u$s 16.000 millones.
Ese mismo día YPF tiene previsto dejar sus operaciones en la zona norte de Santa Cruz, mientras apenas si ofrece retiros voluntarios para alrededor de 2.500 operarios.
En esa fecha – el 28 de febrero próximo –  se consumará y quedará en evidencia la gran estafa y saqueo a YPF por parte de los Kirchner.

Una historia circular

Néstor y Cristina impulsaron en 1992 la privatización de YPF y seis años más tarde vendieron a Repsol el 5% de las acciones de petrolera en manos de la provincia de Santa Cruz, que ellos gobernaban. De allí surgió el mentiroso “fondo de los santacruceños” que el matrimonio manejo financiera como propio y sobre el que jamás rindieron cuentas claras.
Años más tarde, intentaron quedarse con el control de la empresa en una maniobra que involucraba a “amigos” empresarios con lo cual profundizaron la debacle de la petrolera.
“Pocos asuntos evidenciaron una fractura de criterios tan nítida entre Néstor y Cristina Kirchner como la gestión del vínculo del Estado con YPF, la mayor empresa de energía del país. El ex gobernador de Santa Cruz ideó, a fines de 2007, un ruinoso esquema que —carente de toda lógica económica— propició el vaciamiento de la petrolera como condición necesaria para financiar el ingreso de la familia Eskenazi como accionista minoritario”, describe el periodista Nicolás Gandini, en su artículo El ruinoso acuerdo con los Eskenazi, el capítulo reprimido en la historia de YPF que terminará costándole una cifra multimillonaria al Estado”. Es que luego de eso, llegó la infame “expropiación” que derivó en juicios y demandas que hoy pesan sobre el futuro de nuestro país, en un punto tan grave que los bienes del Estado nacional son pasibles de embargo en el exterior.
“El desembarco fallido del grupo Petersen en YPF, que por diseño implicó el vaciamiento de la mayor petrolera del país, se convirtió en el caballo de Troya con el que fondo Burford le ganó un juicio multimillonario al Estado argentino en Nueva York. El monto final a pagar aún no se conoce, pero fuentes legales señalan que, como mínimo, se ubicará en torno a los US$ 3000 millones. Por qué el paso de los Eskenazi por YPF se convirtió en un tema tabú dentro del kirchnerismo”, cuestiona el investigador.

No es el único que pune bajo la lupa las maniobras. -María Eugenia Talerico, abogada penalista especializada en integridad financiera describe: “lo de YPF fue una gran estafa planeada por Néstor Kirchner con los Eskenazi».
En definitiva, esta es la historia circular con protagonistas y actores excluyentes: Néstor y Cristina. “Mientras la impunidad reine en la argentina, estas cosas nos van a seguir pasando”, remarcó Talerico, quien sostiene que haber llegado a este punto “no pareciera ser una mala praxis, o casualidad; es un todo un tramado de corrupción”.

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