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Pablo González se defiende alegando que hay una «campaña de desinformación y difamación» en su contra. Afirma que los números de YPF son públicos, que la inversión en Santa Cruz «se venía recuperando» y que todos lo sabían.
Pero si algo sabemos en Santa Cruz es que las mentiras tienen patas cortas y la realidad siempre termina imponiéndose.
La pregunta es simple: si todo estaba tan bien, ¿por qué en 2024 llegamos al peor colapso productivo en hidrocarburos de la historia de la provincia?
Si la inversión «se venía recuperando», ¿por qué YPF llegó al 70% de sus pozos inactivos?
Si la gestión fue tan transparente, ¿por qué jamás rindió cuentas de los fondos que supuestamente se invirtieron en el Plan de Acción 2022/2023?
Si decía defender la provincia, ¿por qué aprobó que YPF pagara menos regalías en toda producción secundaria o terciaria, mientras las reservas y la producción se desplomaban por falta de exploración y perforación?
Lo que Pablo González llama «desinformación» no es otra cosa que la realidad golpeándole la cara. La realidad de una provincia saqueada y de una empresa petrolera desmantelada bajo su complicidad e inoperancia.
*LOS NÚMEROS NO MIENTEN, PERO SU GESTIÓN SÍ*
Es cierto que YPF cotiza en bolsa, pero lo que no dice Pablo González es cómo se distribuyeron esos fondos y qué se hizo realmente con ellos.
Puede mostrar cifras a la sociedad todo el día si quiere, pero lo que nunca va a mostrar es cuántos pozos perforó YPF en Santa Cruz entre 2021 y 2023. Él sabe que fueron insuficientes.
Los números que exhibe no significan que los fondos llegaron íntegramente a la provincia ni que realmente se invirtieron en los yacimientos. En Santa Cruz y en toda Argentina sabemos que los datos que muestra el kirchnerismo no son confiables. ¿Podemos creer en las cifras que daba el INDEC durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner? ¿Podemos confiar en los datos de pobreza o en las estadísticas de inseguridad? ¿Podemos creer en los días de clase que la exgobernadora Alicia Kirchner dice que hubo en la provincia en sus 8 años de gestión? ¿Podemos creer cuánto se ha gastado en la ruta que debería estar terminada entre Comodoro Rivadavia y Caleta Olivia?
¿De verdad podemos creer algo?
Recordemos que Pablo González firmó en agosto de 2022 una Carta de Intención con la gobernadora K, donde reconocía una deuda de USD 341 millones que no se habían girado durante la presidencia de Mauricio Macri. Eso demuestra que aquello que se dice que va a venir y lo que llega, siempre hay diferencia negativa. Si analizamos los planes de inversión que presentó la operadora y la documentación oficial de los últimos años, los números distan mucho del anuncio oficial. ¿Por qué Pablo González legitimó y legalizó ese faltante?
Las inversiones prometidas y las realmente ejecutadas por YPF en Santa Cruz Norte entre 2016 y mayo de 2022 no solo exponen la abismal brecha entre discurso y hechos, sino que desenmascaran una verdad innegable: fuimos víctimas de un saqueo planificado, de una política de vaciamiento que dejó a la provincia de rodillas.
Reitero mis dudas, una vez más, sobre el destino de los más de USD 400 millones que Pablo González giró a la exgobernadora Alicia Kirchner. De haber sido reinvertidos en los yacimientos, hoy Horacio Marín no tendría argumentos para querer retirar la empresa de Santa Cruz. No queda claro dónde están esos fondos, ya que no se ven reflejados en hospitales, escuelas, caminos, barrios, pavimento, rutas o cloacas.
¿Puede Pablo González aclararnos cuántos dólares se destinaron al sostenimiento de pozos en extracción efectiva? Porque él es consciente de que, tras su gestión, la empresa quedó en parálisis total, y así la recibió la administración actual.
Tanto que le gusta presentar números, no puede negar que los recursos que debían destinarse, por ejemplo, para la reactivación del parque eólico de Cañadón León tampoco llegaron, aunque se anunciaron con bombos y platillos. ¿Tampoco queda claro dónde están los 50 millones que YPF le iba a gira al CPE?
Los números pueden publicarse en un informe, pero los trabajadores no viven de informes. La realidad es muy diferente. Pablo González debería tener cuidado con lo que dice, ya que, justamente porque YPF cotiza en Wall Street, algún accionista podría iniciar una investigación sobre la veracidad de sus declaraciones. Lo que dice y la realidad no coinciden, lo que pudo haber generado algún perjuicio a esos accionistas.
*EL CINISMO DE QUIEN NO DIO LA CARA POR YPF Y SANTA CRUZ*
González dice que hay una «campaña» en su contra.
Pero, ¿qué campaña podría ser más brutal que la que él mismo ejecutó contra Santa Cruz cuando permitió la retirada de YPF sin un solo plan de acción para sostener la producción?
Debe quedar claro: Horacio Marín tomó la decisión con los datos de la empresa en la mano, y esos datos son muy malos. Veamos los que dejó Pablo González y que él no menciona:
• 2016: 3.653.363 m³
• 2017: 3.361.836 m³
• 2018: 3.145.355 m³
• 2019: 3.014.986 m³
• 2020: 2.631.409 m³
• 2021: 2.434.499 m³
• 2022: 2.293.058 m³
• 2023: 2.241.837 m³
Caída total de producción en YPF 2016-2023: -1.411.526 m³ (-38,6%)
Si tanto le interesa hablar de números, también debería explicar por qué no activó realmente la Ley de Cuencas Maduras. Autorizó proyectos de terciaria que fracasaron y no sumaron un solo metro cúbico de producción. Tampoco apoyó el proyecto de ley sobre cuencas maduras presentado por el entonces diputado Claudio Vidal, a pesar de estar notificado del mismo.
Se rasga las vestiduras hablando de «desinformación», pero en su gestión la única información que vimos fue cómo los yacimientos comenzaban a desmantelarse, a vaciarse y a abandonarse.
No vamos a permitir que siga mintiendo.