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En un giro inesperado en el ámbito económico austriaco, el gobernador del Banco Nacional de Austria, Robert Holzmann, ha expresado su apoyo al impuesto bancario propuesto por el Partido de la Libertad (FPÖ). Esta declaración, hecha en el “Club de Periodistas Económicos”, ha sorprendido a muchos, dado que Holzmann es conocido por su postura conservadora en cuestiones financieras. Sin embargo, su apoyo a esta medida refleja una creciente presión para abordar el creciente déficit presupuestario del país.
Holzmann ha subrayado la necesidad de consolidación presupuestaria, un objetivo que también es respaldado por la Comisión Europea. Si bien enfatiza que el recorte de gastos es crucial, también sugiere que se deben explorar alternativas adicionales cuando las circunstancias se tornan difíciles. “Cuando las cosas se ponen un poco difíciles, hay que buscar en otro lado”, afirmó, haciendo referencia a la necesidad de encontrar justificaciones económicas para un impuesto que, en su opinión, podría ser viable.
El gobernador del Banco Nacional no ha dudado en señalar que los bancos han disfrutado de los beneficios de la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE), especialmente en el contexto de los recientes aumentos de los tipos de interés. Holzmann argumenta que, a pesar de las quejas de los bancos sobre sus ingresos durante la pandemia, han recibido un respaldo significativo por parte de la política monetaria del BCE. “Rechazo la afirmación de que los bancos no tienen dinero de canasta”, enfatizó, desafiando la narrativa de las entidades bancarias.
A pesar de las preocupaciones expresadas por los bancos sobre el impacto de un impuesto bancario en la concesión de créditos, Holzmann considera que estas preocupaciones son infundadas. “Buen intento”, respondió de manera escueta a los argumentos de la industria. Sin embargo, reconoció que existe un riesgo real de que los bancos trasladen cualquier impuesto a los consumidores, lo que podría generar un impacto en el costo de los préstamos.
El FPÖ, que ha propuesto el impuesto bancario como una solución para el déficit presupuestario, ha enfrentado resistencia por parte del Partido Popular (ÖVP), que se opone a la medida. Sin embargo, el líder del Partido Socialdemócrata (SPÖ), Andreas Babler, ha mostrado apertura hacia esta idea, lo que sugiere que el apoyo a un impuesto bancario podría estar ganando terreno en el panorama político austriaco.
La propuesta del FPÖ parece inspirarse en la experiencia del primer ministro húngaro, Viktor Orban, quien introdujo un impuesto similar en 2010 como parte de su política económica poco ortodoxa, en respuesta a un déficit presupuestario significativo tras la crisis económica de 2008-2009. Esta referencia a un modelo externo podría ser indicativa de un cambio en la estrategia del FPÖ para abordar los desafíos económicos actuales en Austria.
En conclusión, el respaldo de Holzmann al impuesto bancario marca un punto de inflexión en el debate sobre la consolidación presupuestaria en Austria. A medida que la presión para encontrar soluciones efectivas aumenta, la introducción de un impuesto bancario podría convertirse en una opción más viable, especialmente si continúa ganando apoyo entre los líderes políticos y económicos del país. La evolución de esta propuesta será un tema a seguir de cerca en los próximos meses.
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