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En un movimiento sin precedentes desde el retorno a la democracia, el Gobierno nacional ha decidido prohibir el ingreso de fotógrafos a la Asamblea Legislativa, limitando así la cobertura mediática de la apertura de sesiones ordinarias en el Congreso. Esta decisión, impulsada por la secretaria general de Presidencia, Karina Milei, ha generado un amplio debate sobre la libertad de prensa y la transparencia gubernamental.
Históricamente, el acceso de reporteros gráficos a eventos oficiales ha sido considerado un pilar fundamental de la democracia, permitiendo a la ciudadanía tener una visión más clara de las acciones de sus representantes. Sin embargo, en esta ocasión, el Ejecutivo ha optado por controlar la difusión de imágenes del evento, lo que ha suscitado preocupaciones sobre la censura y la manipulación informativa.
El palco tradicionalmente destinado a la prensa gráfica en el primer piso de la Asamblea será ocupado por invitados del Gobierno, mientras que los periodistas se verán relegados a un espacio más reducido en el segundo piso. Esta reubicación no solo limita el acceso físico, sino que también simboliza un intento de silenciar las voces críticas y de restringir la visibilidad de la labor periodística.
Medios nacionales e internacionales han interpretado esta medida como un acto de censura que pone en riesgo la libertad de expresión. La historia reciente del Gobierno de Milei ya ha estado marcada por episodios de restricción a la prensa: desde la jura de ministros a puertas cerradas en diciembre hasta el desalojo de periodistas durante la presentación del Presupuesto 2025 en septiembre. Estos acontecimientos han alimentado la percepción de que la administración busca ocultar información y evitar el escrutinio público.
La libertad de prensa es un derecho fundamental en cualquier democracia. La capacidad de los periodistas para informar y documentar eventos de interés público es esencial para garantizar la rendición de cuentas y la transparencia en el gobierno. Cuando un Ejecutivo decide restringir el acceso a la información, se corre el riesgo de crear un ambiente de desconfianza y opacidad que puede tener consecuencias graves para la sociedad.
La frase “quien esconde tanto es porque tiene el culo sucio” resuena en este contexto, sugiriendo que aquellos que intentan ocultar la verdad a menudo tienen motivos cuestionables para hacerlo. La ciudadanía merece conocer lo que sucede en sus instituciones, y la prensa juega un papel crucial en esa tarea.
En conclusión, la decisión del Gobierno de prohibir el acceso de fotógrafos a la Asamblea Legislativa es un paso preocupante hacia la censura y la limitación de la libertad de expresión. Es fundamental que la sociedad civil, los medios de comunicación y las instituciones democráticas se mantengan alerta y defiendan el derecho a la información, garantizando así que la transparencia y la rendición de cuentas prevalezcan en el ejercicio del poder. La democracia se nutre de la pluralidad de voces y la diversidad de opiniones; silenciar a la prensa es silenciar a la sociedad misma.
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