
El gobierno del presidente de EE.UU., Donald Trump, ha tomado la decisión de cancelar la licencia que permitía a la petrolera estadounidense Chevron operar en Venezuela, otorgándole un plazo de solo un mes para cesar sus actividades en el país sudamericano. Esta medida, anunciada el 4 de marzo de 2025, representa un cambio significativo en la política estadounidense hacia el régimen de Nicolás Maduro y sus operaciones petroleras.
Chevron había estado operando en Venezuela bajo una licencia concedida por la administración de Joe Biden en noviembre de 2022, con el objetivo de aumentar la producción petrolera en un momento en que el país enfrentaba severas crisis económicas y humanitarias. Esta licencia permitía a Chevron exportar petróleo y, en consecuencia, contribuir a la reactivación de la producción venezolana, que había alcanzado, en febrero de este año, más de un millón de barriles por día, la cifra más alta desde junio de 2019.
Sin embargo, la reciente revocación de la licencia se produce en un contexto de creciente presión política por parte de legisladores republicanos, especialmente de Florida, quienes han argumentado que las operaciones de Chevron estaban proporcionando financiación esencial al régimen de Maduro, considerado por muchos como una dictadura represiva. Trump, en su anuncio, justificó la decisión al criticar al gobierno de Maduro por no cumplir con las expectativas de Estados Unidos en cuanto a la deportación de inmigrantes indocumentados.
La decisión de Trump de acortar el plazo de salida de Chevron a solo un mes, en lugar del habitual periodo de seis meses, subraya la urgencia con la que la administración estadounidense busca presionar al régimen venezolano. Esta acción no solo afectará las operaciones de Chevron, sino que también podría tener repercusiones significativas en la economía venezolana, que ya enfrenta desafíos monumentales.
Chevron es la única gran petrolera estadounidense que aún opera en Venezuela, y su salida del país representa un revés considerable para el gobierno de Maduro, que ha estado luchando por estabilizar su economía en medio de sanciones internacionales y una crisis de producción. La empresa había logrado alcanzar una producción de más de 200.000 barriles diarios en 2024, lo que la hacía un actor clave en el sector petrolero venezolano.
A medida que la situación se desarrolla, la comunidad internacional observará de cerca los efectos de esta decisión en la economía venezolana y en la política interna del país. La presión sobre el régimen de Maduro parece estar aumentando, y la revocación de la licencia de Chevron podría ser solo el comienzo de un endurecimiento de las políticas estadounidenses hacia Venezuela.
En conclusión, la revocación de la licencia de Chevron es un golpe significativo para el régimen de Maduro y refleja un cambio en la política estadounidense en relación con la crisis venezolana. Con un plazo de solo un mes para salir del país, Chevron enfrenta un desafío monumental, y la economía venezolana podría sufrir las consecuencias de esta decisión.
