
«La política no es para cagones», disparó el intendente de Río Gallegos Pablo Grasso, mientras intenta definir a quien «pone» como su candidato a diputado nacional para las próximas elecciones legislativas.
Las declaraciones realizadas recientemente al diario La Opinión Austral -habitual vocero del Jefe Comunal – ponen de manifiesto el momento de incertidumbre en el que se encuentra Grasso, y el exabrupto escatológico es solo un síntoma de lo que ocurre puertas adentro de avenida San Martín 761; sede del gobierno municipal. Funcionarios y funcionarias que intentan diferenciarse de la postura política que pretende adoptar el intendente que plantea un kirchnerismo «sin los Kirchner» o un «peronismo multipartidario», con radicales y otros opositores dispersos.
Grasso esta malhumorado, y pese a buscar aliados dentro de los «históricos» como Javier Belloni en El Calafate; Rubén «la burra» Contreras, o María Ester Labado en zona norte, desconfía de todos. Esto, sumado al reciente «movimiento» que hizo el ex gobernador Daniel Peralta que anunció la ruptura con el bloque «Cristinista» de Unión Por La Patria en la legislatura provincial, lo precipitaron a «apurar» una interna, al menos públicamente; aunque no de manera institucional dentro de la estructura partidaria.
Es que hasta hace unos días, Grasso había «elegido» que su oponente sería el gobernador Claudio Vidal, en un intento por polarizar el debate y la discusión política; pero ahora sabe que el Kirchnerismo no lo quiere, lo ve como el factor de la derrota en las últimas elecciones y va a jugar como lo hizo siempre esperando el dedo de la ex mandataria que define los nombre en la lista.
En este contexto, Grasso pretende hacer «la heroica», anticipa su determinación de generar una «renovación» – aunque con los mismos de siempre – y llama a todos los que estén vagando sin rumbo en el escenario político.
Espacio reducido
Por el momento, el intendente de Río Gallegos tiene como único argumento confrontar con el gobernador; mientras espera que el Kirchnerismo muestre sus cartas. Aunque lo más probable es que se confirme al «fracasado» ex CEO de YPF, Pablo Gonzáles como el candidato oficial de la oposición «auto percibida» como peronista.
Luego están los que se intentarán arrimar a Vidal, y se especula que en este sentido fue el anuncio de Peralta al confirmar la creación del bloque «Santa Cruz Somos Todos; por lo que el eventual grupo de aliados a Grasso comienza a reducirse.
Por eso en la nota con el diario capitalino se da a entender que el Jefe Comunal busca «la reorganización» del Partido Justicialista santacruceño.
«Este tiempo político necesita de un peronismo en debate y construcción sincera. Internas sin ‘señalados’ y luego un frente amplio con propuestas para superar este presente de pobreza y marginalidad, son el camino», dijo Grasso.
Ocurre que una encuesta en donde se midió a Cristina con el presidente Javier Milei, dio que en Santa Cruz la «jefa» del PJ nacional aún tiene una imagen positiva del 30,3 por ciento en la provincia. Pese a estar condenada por la escandalosa corrupción que dejó a Santa Cruz saqueada de fondos y sin obras viales, los santacruceños aun la ven como una dirigente viable, frente a su descrédito y repudio generalizado en todo el país. Muestra de esto es que Cristina sólo ganó en Formosa y Santiago del Estero.
Hay que mencionar que esta encuesta la realizó «CB Consultora Opinión Pública» entre el 1 y el 4 de marzo pasado, en un relevamiento que incluyó entre 629 y 898 entrevistas por provincia. Otro dato sugerente de la encuesta es que Milei tiene mejor imagen que Cristina en 22 provincias; y en Santa Cruz mantiene una imagen positiva del 53 %.
Aunque nadie espera que el porcentaje de Milei se traslada directamente a quien sea el candidato de La Libertad Avanza en la provincia; lo cierto es que la campaña «fuerte» aún no ha empezado y los números solo son una foto del escenario actual; algo que a Grasso preocupa. Fue entonces que llamó «cagones» a quienes «dentro del peronismo optan por una postura más conciliadora con el gobierno provincial», según interpretó LOP.
¿Tienen miedo?
Grasso también habló de un «peronismo modernizado» y no limitado a la liturgia partidaria.
«Nosotros entendemos el peronismo de otra forma y bueno, no nos vamos a poner de acuerdo. ¿Qué va a hacer? Buscamos un peronismo que pueda interpretar las demandas de la gente, que no solo cante la marcha sino que aplique políticas públicas para lograr la justicia social y la distribución del ingreso», dijo Grasso. En definitiva, una anacrónica copia de ese PJ transversal que alguna vez mencionaron Néstor y Cristina cuando el «aparato peronista» se les presentaba como una amenaza en los primeros años de su gestión nacional.
Por eso el intendente carga contra la estructura partidaria y lanza: «hay que aplicar las políticas, porque si no nos transformamos en la vieja ortodoxia de la política del peronismo: decimos y hablamos muy bien pero a la hora de laburar nos vamos a tomar un café y a dormir a la siesta. Bueno, se terminó esa etapa», dijo como sentencia Grasso buscando cobra protagonismo en la discusión interna.
Finalmente, entre otras definiciones, quedó en claro que buscará sumar por todos lados, aunque esto lo presente como un dirigente que «saca los pies del plato».
«No obligamos a nadie a cantar la marcha peronista ni la radical. Lo importante es ponernos de acuerdo hacia dónde vamos», dijo buscando pluralidad y finalmente dijo algo que revela el verdadero estado en el que se encuentro la oposición, al referirse a la actitud de algunos dirigentes peronistas ante la gestión de Claudio Vidal. «No tienen que tener miedo».