Por estas horas está claro que el PJ de Santa Cruz está a la deriva. Es que el Kirchnerismo, que durante décadas se “apropió” del sello peronista se ha quedado sin conducción y la dirigencia “residual” del partido que gobernó Santa Cruz hasta el 2023 perdió sus referencias. No tiene liderazgos.
El contexto es mucho peor de lo que los afiliados y militantes conocen o creen conocer: Cristina está más preocupada por la eventual sanción de la “Ficha Limpia” y el avance de la causa Vialidad en la Corte Suprema de Justicia, que por lo que vaya a pasar en Santa Cruz.
Incluso la interna bonaerense con el gobernador Axel Kicillof pasó a un segundo plano ya que no resolvería la compleja situación que enfrenta.
Las consecuencias son bastante claras en el “PJ/K” de Santa Cruz, y el principal síntoma de esta acefalía de conducción es que ya nadie ve a Pablo González como principal candidato a diputado nacional. Es que el ex CEO de YPF, además de haber quedado muy golpeado por sus inoportunas apariciones durante las negociaciones del gobierno provincial con la petrolera, carece de apoyos y es muy resistidos por la dirigencia residual y por aquellos que aún pretenden disputar espacios de poder dentro del partido.
Son los intendentes Pablo Grasso de Río Gallegos y Javier Belloni de El Calafate quienes aún albergaban algún tipo de esperanza o expectativas respecto a una sucesión o trasvasamiento de conducción; pero el sello de “perdedores” que les quedó de la última elección aún los afecta.
A esta falta de conducción se suman las nuevas “reglas de juego” electorales que implica la eliminación de las PASO y la necesidad de ir a una interna para determinar un liderazgo legítimo.
El panorama para el PJ provincial se agrava por la falta de figuras emergentes: y es que, desde hace décadas, el Kirchnerismo en Santa Cruz se ocupó de eliminar opciones de nueva dirigencia “armando” estrategias con el dedo de Cristina y Máximo. El PJ/K santacruceño está acostumbrado a recibir órdenes y acatarlas. Así funcionó por años hasta la derrota del 2023. Ahora el partido está desarmado, desarticulado, sin un rumbo y sin un referente que los ponga como opción viable para las legislativas.
En este contexto, sobrevuela la idea de “subir al ring” a un “candidato fantasma”; un dirigente surgido preferentemente de alguna localidad del interior provincial que no tema al papelón, que, sin abandonar el barco y mostrándose como “propio” tenga la capacidad de insinuarse “diferente”. Y es ahí donde, en esta “fantasía electoral”, comienzan a barajar el nombre de algún Intendente. Si, otra vez el recurso de apelar a un dirigente local que pueda proyectarse a la provincia (descartando a Grasso y Belloni), y cuya ambición política supere al miedo de luego ser catalogado como el “padre -o la madre- de la derrota”.

Acá no se vota

El panorama para el PJ en Santa Cruz es más complicado que tener que resolver quién encabeza una lista de diputados para estas elecciones. El problema es cómo se reconstruye una estructura que está vacía y desacreditada. Parafraseando al fundador del Justicialismo, Juan Domingo Perón; “cuando parece que los peronistas se están peleando, en realidad se están reproduciendo”. Ocurre que, en Santa Cruz, la dirigencia del PJ ni siquiera se está peleando. Es más, la mayoría de la dirigencia histórica optó por el perfil bajo y la “rosca” de supuestas “mesas chicas” que vendrían a suplantar el natural debate partidario en un contexto de Consejo provincial y obviamente una elección interna.
Ya hubo dos asonadas en este sentido, y agrupaciones de afiliados de El Calafate, la Cuenca, Zona Norte e incluso Río Gallegos emitieron documentos e hicieron presentaciones reclamando ir a votar.
La respuesta; no de la conducción partidaria, sino de los eternos empleados de la familia Kirchner no se hizo esperar. Y fue la típica respuesta K: amenazas.
Esto ocurrió puntualmente con el último reclamo lanzado desde el espacio Bases Peronistas y el Movimiento de Agrupaciones Peronistas que emitieron un documento acompañado por un centenar de firmas de afiliados. El pedido pareciera insólito por tratarse de un partido político democrático, pero lamentablemente, pedir que las bases elijan a sus dirigentes parece extravagante en el “PJ/K” santacruceño.
“Frente a la eliminación de la Ley de Lemas y la suspensión de las PASO a nivel nacional, el partido se enfrenta a una grave carencia de mecanismos democráticos para garantizar la participación real de afiliados y afiliadas”, analizaron en el encuentro. Solicitaron internas “abiertas democráticas y participativas” al tiempo que rechazaron listas únicas o acuerdos cerrados. “Queremos votar. Queremos decidir”, fue la consigna.
Pero pedir internas abiertas fue tomado como una rebelión por los empleados de la familia Kirchner que aún operan dentro del PJ, y la respuesta fue concluyente: “Quiero ser el primero en realizar la moción para expulsar del PJ a todos estos paracaidistas del poder de turno. No tienen una sola convicción más que la de llevar algo a su bolsillo”, remarcó en un reciente posteo en redes sociales Mauricio Gómez Bull; el multifuncionario “Camporista” que responde a las órdenes de Máximo.
La postura de Gómez Bull recordó a la icónica frase de Guillermo Moreno cuando era Secretario de Comercio e intervino en una asamblea de Papel Prensa: “acá no se vota”. La anécdota describe una metodología del Kirchnerimo, que en condiciones adversas abandona las formas y rechaza la opción democrática. La conclusión: el PJ Santacruceño no tendrá internas.

Dueños del partido

“La conducción del Partido que la discutan quienes a través de los votos son sus referentes: Pablo Grasso, Javier Belloni, Alicia Kirchner, Pablo González, los compañeros intendentes de la Cuenca, Darío Menna y Aldo Aravena y los diputados y concejales de Unión por la Patria. A ellos tenemos que escuchar y acompañar”, fue la categórica expresión en redes de Gómez Bull ante los reclamos de los afiliados. Luego de “notificar” quienes son los únicos que toman decisiones en el PJ de Santa Cruz, ironizó: “El resto que se compre un perro”.
No sorprende el destrato y el ninguneo hacia las bases, propia de un “soldado de Cristina” como siempre se describieron los miembros de La Campora; pero esta actitud también revela su cobardía.
Es que a aquellos afiliados que se atrevieron a hacer un pedido concreto y legítimo se los corrió con agravios y amenazas; pero ante el mismo pedido realizado por el ex gobernador y actual diputado nacional Daniel Peralta, no hubo replica.
Ocurre que Peralta avisó que no sólo pide elecciones internas partidarias para definir la legitimidad de los liderazgos, sino que además anticipó que buscará ser candidato a diputado nacional. Y este sería otro de los puntos que evalúan los “dueños del partido” para no habilitar la posibilidad de internas: ¿Y si Peralta gana? No se trata de especular sino de analizar el contexto y los datos. El escenario muestra que con el PJ de Santa Cruz “secuestrado” por el Kirchnerismo, en medio de una silenciosa revuelta interna y sin una conducción; el ex gobernador aparece como una figura aglutinante para el voto del afiliado y militante “peronista” clásico.
Por ahora, la palabra la tiene los lugartenientes de Máximo y Cristina; y ya avisaron que el partido permanecerá cerrado y las “urnas están bien guardadas” como decían los jerarcas de la pasada dictadura militar. Las conversaciones de esta “mesa chica de facto”, avanzará en estos días con la búsqueda de ese “candidato fantasma” y mientras tanto los afiliados deberán comenzar a buscar en que espacio refugiarse luego de la “purga” de desafiliaciones y explosiones con la que fueron amenazados.

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