Por Ricardo Duarte

jorges

Hace un par de meses atrás, un conocido que visitaba por primera vez Santa Cruz me consultó por donde debería comenzar su recorrido para disfrutar sobre todo de los paisajes y atractivos de la provincia. Metido en mis cosas y ocupaciones mi respuesta fue cuando menos una manera de sacarme el compromiso de encima y le dije que por donde empezara iba a encontrar lugares para disfrutar de sus vacaciones. Si tenía que ponerme a explicarle las dificultades propias de los largos trayectos a recorrer o las diferencias de desarrollo en cada localidad; probablemente lo desalentaría. Así es que le dije que «bajara» por la ruta 3 y luego regresara por la zona precordillerana y así daría una vuelta casi completa y sacaría sus propias conclusiones.
Semanas después me volvió a llamar. Estaba en Cañadón Seco. Entre la sorpresa y el asombro me dijo: no me dijiste que lo mejor iba a estar al final del recorrido.
Es que no se esperaba encontrar un «pueblito» (así lo describió) organizado metódicamente pero cordial y agradable; tan simple y a la vez con una diversidad de cosas para descubrir.
Inmediatamente pensé en Jorge con su personalidad tan simple y amable; pero con su complejidad. Una persona que no paraba de tener iniciativas, de exponer ideas y sobre todo llevarlas a cabo.
Es que tal vez Cañadón Seco fue la cúspide de un trabajo de años y años de construir un carácter y una personalidad donde el «servicio» fuera el eje, ya sea como dirigente o funcionario; o simplemente vecino y amigo.

Algunos recordarán sus férreas posturas dirigenciales cuando estuvo al frente del SUPE (hoy SUPeH); más atrás aún sus inicios en la Juventud Peronista; y su paso por la Legislatura provincial como uno de los diputados más jóvenes de la reciente recuperada democracia. Su tono grave y cadencioso, su discurso pleno de conceptos y referencias nacionales y populares. En los últimos tiempos esta personalidad y estos valores lo llevaron a volver a enarbolar la bandera de la defensa de los recursos petroleros como una «gesta de soberanía».
No dudó en enfrentarse al «poder de turno» y discutir y debatir con las más «altas esferas del poder» (sin hacer nombres porque este pretende ser un homenaje y recordatorio que lo tenga a Jorge como absoluto protagonista).
Ya afrontando serios problemas de salud, con total integridad enfrentó las calumnias oportunistas, resistió las traiciones políticas y con las fuerzas que le quedaban soportó los embates de una enfermedad cruel.
Jorge, recuerdo la paciencia y templanza para abordar situaciones políticas compleja; y la dignidad con la que en tus últimos días defendiste tus ideas; defendiste todo lo que creías que era beneficio para la comunidad que tenías a tu cargo como Presidente de la Comisión de Fomento de Cañadón Seco.
Te recuerdo con un amigo que tenía la palabra justa y afectuosa; como un «compañero» de luchas políticas que no se rendía y tenía la claridad intelectual para defender sus ideas; y sobre todo como un ser humano con aciertos y errores; pero sobre todo con valores.
Adiós querido amigo

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