
Hoy me dirijo a ustedes con el corazón lleno de inquietudes y reflexiones sobre la situación política que atraviesa nuestra querida Argentina. A pesar de encontrarnos físicamente lejos, en la hermosa Viena, la cuna del liberalismo, mi conexión con Buenos Aires y su gente sigue siendo profunda. Me siento más porteña que nunca, y es precisamente esta cercanía emocional la que me impulsa a compartir mis pensamientos.
Recientemente, los resultados de las elecciones en la capital me han dejado con una sensación de incertidumbre. A lo largo de los años, he dedicado tiempo y esfuerzo a estudiar y difundir las ideas del liberalismo y la escuela austríaca, convencida de que la libertad y el respeto por la diversidad ideológica son pilares fundamentales para el desarrollo de una sociedad próspera. Sin embargo, me preocupa que, en el contexto argentino, muchos elijan ignorar la realidad que enfrentan y opten por votar por convicción ciega, en lugar de analizar críticamente las opciones que tienen ante sí.
Es alarmante observar cómo, en ocasiones, se busca un “mesías” que prometa soluciones inmediatas, sin considerar las complejidades de nuestra realidad. Esta búsqueda de respuestas simplistas puede ser un reflejo de la desesperanza que muchos sienten, pero también nos aleja de la posibilidad de construir un futuro basado en el diálogo y el entendimiento. La política no debería ser un campo de batalla de insultos y descalificaciones; debe ser un espacio donde se respete la diversidad de pensamientos y se fomente un debate constructivo.
Amo las ideas de libertad y las defiendo como una filosofía de vida. Sin embargo, es crucial que diferenciemos lo que realmente significa el liberalismo de lo que a veces se presenta en el contexto argentino como “libertarismo”. La libertad no es solo una palabra; es un compromiso con el respeto, la apertura y el amor hacia nuestra patria y sus ciudadanos.
A pesar de la desilusión que pueda sentir, quiero mantener viva la esperanza de que, a pesar de los resultados actuales, podamos trabajar juntos por un cambio significativo en favor del pueblo argentino. Un cambio que no solo se base en promesas vacías, sino en un análisis profundo de nuestra realidad y en la construcción de un futuro donde cada voz sea escuchada y valorada.
Los invito a reflexionar sobre la importancia de reconocer nuestra realidad y a comprometernos a fomentar un diálogo sincero y respetuoso. Solo así podremos avanzar hacia una sociedad más justa y libre, donde las ideas liberales tengan el espacio que merecen para florecer.
Con cariño y esperanza,
Karin Hiebaum de Bauer
