
La Casa del Teatro es mucho más que un edificio, una institución o una pieza destacada del patrimonio arquitectónico de Buenos Aires. Es, desde su fundación en 1938, un refugio de afecto, contención y dignidad para generaciones de artistas argentinos que han dedicado su vida al teatro, al cine, a la música y al espectáculo. Su historia está profundamente ligada al espíritu solidario de quienes entendieron que el arte —y quienes lo hacen posible— merecen un lugar de cuidado y respeto cuando los años de trabajo quedan atrás.
Este artículo tiene como propósito ofrecer una mirada amplia y detallada sobre la Casa del Teatro, desde su origen hasta su rol actual, celebrando su trayectoria, destacando su importancia cultural y social, y agradeciendo especialmente a quienes hoy llevan adelante su misión: la Presidenta Linda Peretz y el Vicepresidente Pablo Alarcón, cuya generosa colaboración permitió la elaboración de esta información y cuya dedicación hace posible que la institución continúe viva y activa.
Además, se invita a la comunidad a colaborar con donaciones para sostener este valioso espacio que protege y honra a nuestros artistas mayores.
Un origen marcado por la visión solidaria de Regina Pacini
La Casa del Teatro fue fundada por la soprano ligera Regina Pacini, esposa del expresidente argentino Marcelo Torcuato de Alvear. Figura destacada de la lírica internacional y profundamente sensible al destino de los artistas retirados, Pacini imaginó un hogar digno en el cual los intérpretes, autores, actores, músicos y creadores mayores pudieran vivir con bienestar cuando los años de trabajo hicieran necesario un lugar de contención.
Inspirada en el modelo de la Casa de Reposo Verdi de Milán, Pacini impulsó la creación de un espacio argentino de características similares, donde profesionales del espectáculo en situación de vulnerabilidad económica o habitacional encontraran atención, cuidado y un sentido de comunidad.
Tras una serie de gestiones institucionales y un profundo compromiso personal, Pacini, junto al Concejo Deliberante porteño, logró obtener en 1927 la concesión del terreno ubicado en Avenida Santa Fe 1243, en pleno corazón del barrio de Retiro. Allí se levantaría el edificio que hoy es Monumento Histórico Nacional.
La obra arquitectónica estuvo a cargo de Alejandro Virasoro, uno de los padres del art déco en la Argentina y pionero del uso del hormigón armado. Virasoro, admirado por Pacini tras diseñar la residencia de la propia familia Alvear, decidió donar su trabajo de manera gratuita, gesto que habla de la grandeza humana que acompañó el proyecto desde sus inicios.
Tras años de construcción intermitente —marcados por dificultades financieras y por la crisis económica de 1929—, el edificio finalmente abrió sus puertas el 4 de enero de 1938, coincidiendo con el cumpleaños número 67 de Regina Pacini. Dos días más tarde ingresaron los primeros huéspedes: ocho artistas, cuatro mujeres y cuatro hombres, inauguraron esta nueva etapa de solidaridad y arte.
El edificio: joya art déco y símbolo cultural
El imponente edificio de diez pisos diseñado por Virasoro combina innovación técnica y belleza artística. Su estilo art déco, uno de los más representativos del modernismo porteño, se expresa en líneas geométricas, materiales modernos para la época —como acero inoxidable, mármoles y luz fluorescente— y en su pirámide escalonada final, inspirada en la arquitectura incaica.
La Casa del Teatro se transformó así en una obra arquitectónica que no solo cumple una función social sino que destaca como un hito urbano. Con 45 habitaciones confortables, áreas comunes, servicios de salud y alimentación, biblioteca, museo y el célebre Teatro Regina, el edificio constituye un verdadero microcosmos cultural.
Su interior alberga piezas de gran valor patrimonial, como los murales del pintor Benito Quinquela Martín, “Descargando carbón” y “En plena actividad”, creados en 1928 y ubicados en el hall del teatro, testimonio de la estrecha relación entre artistas de distintas disciplinas.
El Teatro Regina: escenario de grandes hitos artísticos
Uno de los pilares de la Casa del Teatro es el Teatro Regina, sala que desde 1938 ha sido marco de grandes producciones nacionales e internacionales.
A lo largo de décadas, el Teatro Regina se convirtió en sinónimo de excelencia escénica. Allí brillaron figuras emblemáticas como:
- China Zorrilla, con su inolvidable interpretación de Emily Dickinson, en una temporada que marcó un hito en la historia teatral porteña.
- María Elena Walsh, con su espectáculo Juguemos en el mundo, que revolucionó el music-hall argentino en 1968.
- Actores de la talla de Federico Luppi, Luis Brandoni, Cipe Lincovsky, Ana María Picchio, Soledad Silveyra, Víctor Laplace, entre muchos otros.
- Obras icónicas como ¿Quién le teme a Virginia Woolf?, Convivencia, El gran deschave, Los japoneses no esperan y tantas más.
El Teatro Regina también es sede del prestigioso ciclo Teatrísimo y de la tradicional entrega de los Premios Florencio Sánchez, otorgados por la Asociación Argentina de Actores, distinciones que celebran y promueven la actividad teatral.
Sin duda, la sala constituye un espacio vital para la cultura argentina, lugar donde conviven historia, memoria, innovación, experimentación y homenaje a nuestros artistas.
La misión social: un hogar para quienes dedicaron su vida al arte
La Casa del Teatro cumple una función social única en el país: brinda alojamiento digno, asistencia médica y alimentaria, contención y acompañamiento a artistas que —tras muchos años de trabajo— necesitan un hogar.
Los requisitos para ser huésped —poseer más de 65 años, 15 años comprobables de labor artística y contar con autovalidez— buscan asegurar que quienes ingresan puedan disfrutar una etapa de retiro en un entorno seguro, respetuoso y fraterno.
Muchos de los residentes actuales son actores, actrices, músicos, cantantes, directores, iluminadores, técnicos y trabajadores de diversas áreas del espectáculo. Todos ellos cuentan con historias valiosas que forman parte del ADN cultural argentino.
La Casa del Teatro no es un geriátrico ni un hospital: es un hogar, un espacio donde la identidad artística continúa viva y donde la vida comunitaria se enriquece con charlas, actividades y el constante vínculo con el mundo del espectáculo.
Presidentes y figuras clave de su historia
Desde su fundación, la Casa del Teatro fue presidida y administrada por grandes figuras de la cultura nacional, entre ellos Enrique García Velloso, Pedro Eugenio Pico, Alberto Vaccarezza, Eva Franco, Iris Marga y Roberto Dairiens.
La continuidad de la institución a lo largo de casi nueve décadas fue posible gracias al compromiso de quienes asumieron esta responsabilidad con amor y entrega.
Actualmente, la conducción está a cargo de:
- Presidenta: Linda Petetta
- Vicepresidente: Pablo Alarcón
A ellos les extendemos nuestro especial agradecimiento. Su apoyo, acompañamiento y claridad institucional hicieron posible la elaboración de este artículo y permiten que la Casa del Teatro siga cumpliendo su misión en tiempos complejos para el sector cultural.
Su labor cotidiana, cercana y activa garantiza que los residentes vivan con bienestar, dignidad y atención cálida, preservando el legado de Regina Pacini y sosteniendo el espíritu solidario que dio origen a la institución.
Un espacio de memoria y proyección cultural
La Casa del Teatro no solo cuida de sus residentes: también es depositaria de la memoria del espectáculo argentino. Su biblioteca, museo, archivos, fotografías y documentos forman un corpus invaluable para investigadores, historiadores y amantes del teatro.
El edificio es sede habitual de charlas, conferencias, muestras culturales, presentaciones de libros y otros eventos que permiten fortalecer el lazo entre la comunidad artística y el público.
Además, el Teatro Regina continúa ofreciendo funciones, permitiendo que los ingresos colaboren con el sostenimiento de la casa y manteniendo vivo el espíritu escénico dentro del edificio.
Una institución que necesita ser cuidada por todos
Como toda entidad sin fines de lucro que se dedica a sostener espacios humanitarios y culturales, la Casa del Teatro enfrenta desafíos económicos permanentes. Su mantenimiento —edilicio, sanitario, alimentario y operativo— requiere recursos constantes, que en gran parte se obtienen gracias a aportes solidarios de la comunidad, empresas, organismos culturales y personas comprometidas con la preservación del arte.
Por ello, es fundamental que quienes aman el teatro argentino, quienes valoran la trayectoria de nuestros intérpretes y quienes desean contribuir a una sociedad más justa y agradecida, colaboren con la institución.
Las donaciones —en la medida que cada uno pueda— son una forma concreta de acompañar a los artistas que nos dieron su talento y su vida arriba del escenario.
Un llamado a la solidaridad: apoyemos a quienes nos regalaron arte
La Casa del Teatro es espejo de la identidad cultural argentina. Es un hogar donde residen las voces que alguna vez nos emocionaron, nos hicieron reír, reflexionar, soñar. Es un refugio para quienes entregaron su vida al arte sin esperar nada a cambio, más que el aplauso del público.
Hoy nos toca a nosotros agradecerles a Linda Peretz y Pablo Alarcón por continuar con esta gran actividad.
Por eso, desde la institución se invita a toda la comunidad a colaborar mediante donaciones —económicas, materiales o en servicios— para garantizar la continuidad de este espacio invaluable y sostener la calidad de vida de quienes lo habitan.
Toda ayuda, por pequeña que sea, cuenta y suma. Porque cada aporte contribuye a que la Casa del Teatro siga siendo un hogar digno, cálido y luminoso: un lugar donde el arte continúa viviendo.
Conclusión: un legado vivo que debemos preservar
La Casa del Teatro es una de las instituciones más nobles y significativas de la Argentina. Su historia, su misión social, su valor arquitectónico y cultural, y su vínculo permanente con el espectáculo la convierten en un verdadero tesoro nacional.
El espíritu de Regina Pacini —su amor por el arte y su sensibilidad hacia quienes lo hacen posible— sigue presente en cada rincón del edificio, en cada habitación donde reside un artista mayor, en cada función del Teatro Regina y en cada gesto solidario que mantiene viva la institución.
Este artículo es, a la vez, un homenaje y un reconocimiento a quienes desde hace décadas trabajan para sostener este legado. Nuestro especial agradecimiento a la Presidenta Linda Petetta y al Vicepresidente Pablo Alarcón, cuya colaboración permitió recolectar y validar la información aquí presentada. Su liderazgo y compromiso garantizan que la Casa del Teatro siga siendo un hogar de dignidad y memoria viva para nuestros artistas.
Invitamos a todos a acercarse, conocer la institución, disfrutar de su teatro y colaborar con donaciones para proteger este espacio único, donde el arte, la historia y la humanidad se unen en un abrazo eterno.
Porque aquellos que dedicaron su vida a emocionar al público merecen hoy nuestro afecto, nuestro reconocimiento y nuestro apoyo incondicional.




