Buenos Aires
El 21 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo, a fin de mejorar el entendimiento y la cooperación entre las personas de diferentes culturas.
En diciembre del 2002, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró al 21 de mayo como el Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo, tras la Declaración Universal de la Unesco sobre la Diversidad Cultural, aprobada en el 2001.
La diversidad es considerada patrimonio común de la humanidad y fuente de renovación de las ideas y las sociedades, que, además, permite comprender a los demás y concebir nuevas formas de pensar.
Tras la adopción de la Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural en 2001, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 21 de mayo “Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo” (Resolución 57/249).
El día ofrece una oportunidad de profundizar nuestras reflexiones sobre los valores de la diversidad cultural para aprender a “vivir mejor” juntos. Es la razón por la que la UNESCO apela a los Estados Miembros y a la sociedad civil para celebrar este día asociando al mayor número de actores y colaboradores.
Recurso valioso
Nuestra diversidad cultural es patrimonio común de la humanidad. Es una fuente de renovación de las ideas y las sociedades que nos permite abrirnos a los demás y concebir nuevas formas de pensar. Esta diversidad es una oportunidad para la paz y el desarrollo sostenible. En la recta final para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio, la UNESCO reafirma su alegato y su acción en favor del vínculo que une la cultura y el desarrollo sostenible. La resolución aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en diciembre de 2013, en que se reconoce el papel de la cultura como motor y facilitador del desarrollo sostenible, es una invitación para movilizar más aún el potencial de la diversidad cultural.
Esta diversidad es un valiosísimo recurso para alcanzar los objetivos de desarrollo, ya se trate de combatir la pobreza, promover la igualdad de género, la educación de calidad o los derechos humanos, y debemos incorporarla plenamente en las estrategias mundiales de desarrollo sostenible.
El Informe sobre la Economía Creativa de las Naciones Unidas, preparado conjuntamente por la UNESCO y el PNUD en 2013, mostró que el crecimiento de la economía creativa era de los más rápidos del mundo. En efecto, el comercio mundial de bienes y servicios creativos alcanzó en 2011 el nivel sin precedentes de 624.000 millones de dólares, dos veces más que en 2002. Nuestra diversidad cultural, que abarca desde la concepción hasta la producción de productos audiovisuales, desde el espectáculo vivo hasta los nuevos medios de comunicación, desde la edición hasta las artes visuales, es una diversidad creadora. Genera empleos e ingresos, lleva consigo identidades y referencias colectivas, y contribuye, de esa forma, en nuestro mundo globalizado, a la cohesión social y a la autoestima.
En esta doble índole, económica y cultural, radica el gran mérito de los bienes y servicios culturales. Es una especificidad que responde a la creciente demanda de políticas más integradas, capaces de incluir al mismo tiempo las dimensiones económicas, sociales y ambientales del desarrollo. La cultura no es una mercancía más, y este principio reconocido en el plano internacional por la Convención sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales, aprobada en 2005, es el hilo conductor para elaborar estrategias de desarrollo más innovadoras y más sostenibles.
Era de los límites
Vivimos en la era de los límites -límites de nuestros recursos, límites de nuestro planeta- y nuestra respuesta debe consistir en liberar el recurso renovable más poderoso con que contamos, la inteligencia y la creatividad humanas. Nuestra diversidad cultural es un estímulo para la creatividad. Invertir en esta creatividad puede transformar a las sociedades. Nos incumbe desarrollar en los jóvenes la educación y las competencias interculturales para mantener viva la diversidad de nuestro mundo y aprender a obrar juntos, en la diversidad de nuestras lenguas, culturas y religiones y generar así el cambio.
Exhorto hoy a todos los Estados Miembros de la UNESCO a que transmitan este mensaje al más alto nivel, a fin de integrar la cultura y la diversidad cultural en la agenda de desarrollo sostenible después de 2015. Hagamos de la cultura una prioridad, ahora mismo.
Mensaje de la Directora General de la UNESCO, Irina Bokova