feminismo

Caleta Olivia – Por Natalia Quilis: docente en Lengua y Literatura
La semana pasada pintaba de rosa las uñas a mi nieta que me dejó – ni bien se apoderó del frasco de pintura- todo el piso, la cortina y la silla con las marcas de su proeza; la nena tiene casi dos años – una bebé aún- y ya se comienza a definir como femenina a través de sus elecciones de juego; seleccionando juguetes que la acercan cada día más a imitar a su mamá y a alejarse de su padre como modelo en cuanto a elecciones e identificación de tendencia en género.
Lo comentado tiene que ver con el desarrollo de mi argumento ya que el planteo, en ésta ocasión tiene la finalidad de aclarar, en lo posible, los roles de los géneros u hoy ya, -para no discriminar, lo cual no es la intención- de las tendencias de género con las cuales nos identificamos.
El caso es que ya una persona con una identificación sexual determinada, ¿Por qué querría ser algo con lo que no se identifica?…
Todo viene a colación de lo que ocurre actualmente y que estamos obligados a observar en Argentina con respecto a las, yo las llamaría femi-nazis o algo símil… Término con el cual me atrevo a referirme a las nuevas feministas cuyas acciones no identifican a la mayoría que se precie de femenina, ya sea ésta, mujer o bien trans u homosexual, que hayan elegido la feminidad para “ser”.
Entonces, últimamente somos testigos de un grupo de “mujeres” o que se precian de serlo, pero que se comportan con un nivel de agresión tal que en nada refiere a la feminidad tan mentada y valiosa que nos representa y nos enorgullece.

Mujeres
Mujeres que agreden con insultos y golpes físicos o hasta esputo a todo aquél que no comparta su color político, argumentando para escudarse, una sarta de pavadas sin sentido como: la liberación femenina , el feminismo o la igualdad de género, entre muchas otras falacias en las que pisan y que uno ya no sabe si pecan de violentas, brutas y politiqueras barata o lo que sería más grave aún, por ignorancia absoluta en cuanto a lo que significan las ideas que esgrimen.
Colocándonos así en un lugar desde el que uno no sabe bien si explicarles, compadecerlas o condenarlas…
Para ir por parte revisaremos las premisas que se mencionó como esgrimidas por ellas :
-liberación femenina, no tiene que ver con desnudarse en la vía pública ni mucho menos defecar en ella ante toda la gente, sin importar edades o creencias religiosas de dichos observadores, entre otras.
-feminista: no tiene que ver con escupir, insultar o agredir gente sino con ser capaz de discursar de manera convincente como para , inteligentemente, defender derechos- políticos entre otros- para el acceso de espacios por parte del sexo femenino.
-Finalmente, igualdad de género: no significa que seamos iguales a los hombres,- de hecho somos diferentes por eso nos atraemos, lo cual es perfecto, ya que es la naturaleza biológica la que se realiza en ese mismo acto- de hecho lo que nos hace distintos son las oportunidades y las mismas se van ganando mostrando capacidades a la altura masculina, es decir en las competencias radica la clave así como en las políticas para demostrarlas.
Como ya lo afirma la frase criolla “Los pingos se ven en la cancha”…
Entonces, si analizamos ser competente (cual sinónimo de capaz) no es igual a ser competitivo (sinónimo de veloz) y esa es otra de las claves a analizar ya que las competencias son aquellas destrezas que se comprueban en las acciones mientras que las competiciones son meras carreritas de nenes para ver quien llega más rápido a un determinado punto y a menudo “sin importar los medios para el acceso a tal fin”.

Postura
En cuestión, mi postura es la siguiente: estas mujeres que se hacen llamar o pretenden dejarse identificar como feministas lo cual no son ; ya que la mujer feminista sí es alguien con tendencia identificadora femenina que lucha por la igualdad de género y de oportunidades pero “igualdad” no significa comportarse como un hombre en su expresión masculina violenta, sino que significa en cuanto a demostración de capacidad de inteligencia , fuera de la típica función de la maternidad -que se le ha adjudicado como rol obligatorio y único a la mujer históricamente y fuera del estereotipo de cuerpo sexi sin cerebro, con el único fin de servir eróticamente al sexo opuesto o bien como adorno del varón que tenemos al lado-.
En una sociedad pos moderna en donde las mujeres cada vez ganamos más espacio de campo en todas las esferas sociopolíticas, científicas y de oficios; donde y en cuanto a conocimiento y destrezas se refiere, adquirimos un lugar de igualdad por comprobación, sin necesidad de ir para ello con un hombre de la mano que nos abra el paso,- y aunque aún nos queden batallas por librar-y que costo lágrimas, sufrimiento y vidas pero que fue logrado sin dejar de ser mujeres, femeninas por ello.
Realmente indigna que vengan estas niñitas desinformadas y con gestos tan masculinos a igualarnos en el peor de los rasgos que caracterizan y que tanto hemos padecido históricamente de los hombres- el machismo violento-.
Porque ese es el lamentable comportamiento del cual somos testigos impotentes, de un comportamiento machista en las féminas éstas que pretenden al parecer igualarnos a los hombres.
Pero expreso, toda mujer con sus partes femeninas bien puestas, sabe que eso es lo que nos hace diferentes y orgullosas de ser lo que somos: mujeres, delicadas, femeninas, quienes nos negamos a la fuerza bruta y a las características masculinas irracionales o cualquier acto que por fuerza fuere para lograr nuestro fin.
Por último resalto el título del discurso: feminidad vs. Feminismo. Que es válido hoy, más que en ninguna época, resaltarlo.
“La fortaleza, no reside en la fuerza, sino que, en la razón.” Y las mujeres venimos al mundo para enseñar esa premisa a los hombres; los cuales hoy, se asombran de las acciones femi-nazis, paradójicamente.