Juan Manuel Campillo, ex ministro de hacienda del gobierno provincial.

Buenos Aires
Del matrimonio Kirchner y sus hijos “para abajo”, toda la estructura del “poder K” parece haber sido infectada por la corrupción, ya no como una conducta vinculada a un estándar de “financiar la política”, sino como una actividad meramente delictiva.
Se trató simplemente de “una banda” – como la describe el fiscal Stornelli y el juez Bonadio – dedicada a saquear las arcas públicas en beneficio personal.
En la lista que incluye a los dos ex presidentes – Néstor y Cristina – están en ex gobernadora de nuestra provincia, ministros, secretarios intendentes y funcionarios de todos los ordenes.
Esto – el saqueo – ocurrió sistemáticamente durante toda la denominada “Década Ganada” a nivel nacional, pero en Santa Cruz se puede seguir este rastro desde hace mas de 20 años.
Valdría preguntar entonces cual fue el rol que cumplimos nosotros los santacruceños en esta maraña de corrupción, en que contribuimos a dejarlos manejar a su antojo los millones de fondos que “se llevaron” y cuanto de responsabilidad tenemos al haberlos legitimado, una y otra vez, pese a las alarmas y a las voces que nos alertaban sobre el “robo”, que incluso podíamos corroborar cada vez que advertíamos la carencia de servicios básicos, educación, salud, rutas y cada cosa que ahora nos falta. ¿Fuimos cómplices o somos víctimas? de esta trama de corrupción que a la luz de las investigaciones y avances judiciales, se comprueba de manera contundente.

Una “joda”
Bonadio afirmó que Daniel Muñoz “fue el engranaje clave en el circuito de acumulación traslado del dinero de Néstor Kirhner y Cristina Elisabet Fernández.
Solo a través de Roberto Baratta, mano derecha del ex ministro De Vido, Muñoz recibió al menos 87 veces dinero en el departamento del matrimonio Kirchner en Uruguay 1306, Recoleta, dijo en uno de sus fallos el juez federal que tiene en sus manos la causa de los denominados “Cuadernos de la Corrupción K”.
Ayer, se supo que hay un vinculo directo entre la esposa de Muñoz – ahora procesada – y Cristina, en esta asociación que los hizo multimillonarios.
“Por el manejo de dinero realizado por Héctor Daniel Muñoz, no resulta casual el incremento patrimonial registrado por el nombrado y su grupo familiar”, escribió el juez.
Según explica al respecto el portal digital Infobae, “si la banda que funcionó detrás de los cuadernos de la corrupción movió unos 100 millones de dólares, como dijo Claudio Bonadio al procesar a la ex presidenta Cristina Kirchner y al resto, unos 70 millones de ese botín habrían quedado en manos de Daniel Muñoz, el ex secretario privado de Néstor Kirchner que falleció en 2016. Con esa plata, él y su esposa, Carolina Pochetti, compraron unos 16 inmuebles en Miami y Nueva York, y luego los vendieron entre 2015 y 2017, cuando el kirchnerismo se alejó del Gobierno y comenzaron a activarse las causas judiciales en Comodoro Py.
Los movimientos de esas compras y ventas lo hicieron a través de una cadena de sociedades que están bajo la lupa. Aunque parezca un chiste, no lo es: una de esas sociedades que se habrían inventado para desviar la pista del dinero lleva el nombre de “Joda Negocios SA”.
Así se desprende de la documentación a la que accedió Infobae, en base a la recopilación que hizo el fiscal Carlos Stornelli, al pedirle al juez Luis Rodríguez que detenga a Carolina Pochetti, viuda de Muñoz, y otras cinco personas, investigadas por lavado de dinero. Rodríguez no hizo lugar y Stornelli apeló a la Cámara Federal. Mientras tanto, el fiscal consiguió que el viernes por la noche el que mandara arrestar a los sospechosos fuera el juez Claudio Bonadio, a cargo de la causa de los cuadernos de la corrupción.
Es que las revelaciones de los anotaciones del chofer Oscar Centeno y las confesiones de los “arrepentidos”, que vinieron en cadena, aceleraron la causa por lavado de dinero sobre la viuda de Muñoz, Sergio Todisco, María Elizabeth Ortiz Municoy, Perla Aydee Puentes Resendez, Carlos Alberto Gellert y Carlos Temístocles Cortez- sospechados de haber armado “una estructura jurídica, societaria y bancaria en la Argentina y en el extranjero” para mover los fondos que recaudaba la banda de los cuadernos.
“Aquella pesquisa enmarca la existencia de una asociación ilícita de carácter estable y permanente, ideada con motivo del acuerdo de voluntades de Néstor Kirchner, Cristina Fernández y Julio De Vido, junto a un número importante de imputados entre los cuales se encontraba Héctor Daniel Muñoz (fallecido).
Este sistema asociativo se habría montado dentro y fuera de la estructura administrativa del Estado, ininterrumpidamente desde el año 2003 y hasta fines de 2015, con el objetivo de cometer delitos indeterminados, entre los cuales se destaca el apoderarse ilegítimamente y de forma deliberada de los fondos públicos asignados a la obra pública vial, transporte y energía, entre otros rubros”, dijo Stornelli.

Santacruceños
Todos los protagonistas de la trama de corrupción mas grande de la historia reciente de nuestro país, son santacruceños; oriundos o residentes desde las épocas cuando el Lupo era intendente.
Muñoz aparece como un personaje clave en la causa de los cuadernos a la hora de apuntar contra Cristina y Néstor Kirchner. Distintos arrepentidos lo ubican a recibiendo los bolsos en el departamento de la calle Uruguay, en la Capital Federal, donde reside la ex presidenta. También cuando bajaban los bolsos al llegar en avión a Santa Cruz.
El ex secretario de Obras Públicas José López dijo que las entregas a Muñoz “eran de dos a tres veces por semana entre 100 mil a 300 mil dólares o euros” porque era quien “coordinaba y era el destinatario del dinero recaudado”.
El financista Ernesto Clarens aseguró que Muñoz engañó al ex presidente haciendo confeccionar valijas en las que solo entraran 800 mil dólares para quedarse con la diferencia. El ex jefe del órgano que controlaba a las concesionarias viales Claudio Uberti contó que en el departamento de Recoleta las valijas desbordaban y hasta señaló que supo por comentarios que el día que Néstor murió allí habían 60 millones de dólares.

Campillo
Ayer se conoció otra noticia, vinculada al saqueo que tuvo como escenario Santa Cruz y su protagonista es uno de tantos ministros de economía que tuvo la estructura K.
Ayer una testigo italiana se presentó en la Justicia y apuntó contra Juan Manuel Campillo, quien fuera titulara de hacienda del gobierno provincial.
Canpillo, fue una figura clave en distintos momentos de la “administración K” y se sabe que fue uno de los personajes que conoció los secretos financieros de Néstor Kirchner.
El juez Julián Ercolini investiga si Campillo -señalado como el primer valijero K- blanqueó dinero de la corrupción a través de la estructura de negocios del diseñador fallecido Carlos Di Doménico, y se apunta a establecer i llevó a cabo maniobras defraudatorias para vaciar sus empresas y despojarlo de sus bienes. La causa, que se inició por una demanda laboral de los exempleados de Di Doménico, sumó un elemento clave: una testigo italiana vinculó al exsecretario santacruceño con supuestas maniobras de lavado de los Kirchner. Ahora, también esta sospechado de tener alguna responsabilidad con la muerte del modisto.
Anna Putrino, exapoderada del diseñador en Italia, reveló el supuesto método utilizado por el viudo del modisto para blanquear dinero y afirmó ante el fiscal Jorge Di Lello que en la intimidad Di Doménico “decía que Campillo era valijero y que sacaba plata a Panamá y las Islas Vírgenes de los Kirchner”. La mujer también aportó cuentas en el exterior de las que retiraba fondos para comprar prendas y telas, siempre por orden del modisto y su esposo, quien en los últimos años se había introducido de lleno en el negocio de la moda tras alejarse de la política.
a denuncia formulada por las abogadas Alejandra Bellini y Florencia Arietto -representes legales de los trabajadores despedidos- dio forma a un expediente que intenta determinar si los fondos utilizados para adquirir los vestidos en el extranjero provenían de la corrupción. Un dato sobrevuela la investigación: Campillo conoció como pocos el destino y manejo de los fondos extraordinarios que la provincia de Santa Cruz cobró por regalías petroleras, que estuvieron depositados en cuentas en el exterior hasta su regreso al país.