(Por Guillermo Ritondale)
Hace algo más de medio siglo, la televisión comenzaba a ser un medio de comunicación que invadiría la vida de todo el planeta. No tengo claro desde cuándo, pero la tele es llamada la “caja boba”. Mote casi simpático, en realidad es nefasto. La internet y la comunicación masiva e independiente de verdad, trata de poner en evidencia esta situación.
Como en tantas otras cuestiones, el “bicho” de Wuham mostró lo mejor y lo peor de la humanidad. Y entre las cosas malas, en lugar de conocer la verdad sobre el virus, conocemos la información que la caja boba quiere darnos y del modo en que la caja boba decide hacerlo. No es solo en el caso del coronavirus donde las sociedades son conducidas por “la tele”. Horroriza ver a personas inteligentes, formadas, con criterio y autonomía, repetir consignas que se imponen desde la televisión.
Hace unos días, los jugadores de fútbol de River Plate de Argentina se contagiaron masivamente de Covid. Esto llevó a una situación insólita: apenas quedaron once jugadores para poner en la cancha. Ninguno era arquero y debió atajar un jugador de campo. La caja boba inundó el aire de información, opinión y análisis de este hecho. Se habló de que el partido no debía jugarse, que era una calamidad que sometieran a River a esa desventaja deportiva y miles de millones de cosas más. Se hicieron trámites ante Conmebol para pedir una excepción y dejar, al menos, que juegue un arquero porque “el puesto es específico y solo lo puede ocupar alguien que lo conozca”. Declaraciones de todo tipo inundaron la caja boba. El partido se jugó y River lo ganó de todos modos. Entonces, la caja boba habló de epopeya. La épica victoria en una competencia “tan dura” como la Copa Libertadores de América…
TODO MENTIRA. La verdad (que si se contaba no hubiera llenado tantos días y horas de caja boba) es que era un partido de fútbol entre dos equipos muy disímiles. Un equipo con grandes jugadores y de primer nivel contra un mediocre equipo colombiano que no ganó ninguno de los seis partidos que jugó. El partido no era tan difícil como nos venden cada encuentro de Copa Libertadores y si lo fuera es apenas un partido de fútbol. Los mediocres colombianos ni patearon al arco y el equipo argentino, muy superior, se impuso a pesar de las alteraciones de su plantel que en realidad no se produjeron solamente por el coronavirus sino porque su técnico (que es un mimado de la caja boba) no quiso anotar jugadores de más al inicio de la competencia, porque si en lugar de 33 hubiera anotado 50 como podría haber hecho, ni siquiera hubiese sido necesario improvisar tanto.
Así vivimos. En una mentira permanente que tapa a otra. Lo de River fue un partido de fútbol con algunas complicaciones, pero fue un partido de fútbol. No fue heroico. Los héroes son otra cosa. Pero si es héroe Enzo Pérez por atajar (que no atajó porque ni le patearon) cuando llamamos héroe a quien corresponde, el ciudadano embobado por la caja lo imagina con el buzo verde de arquero.
Lo mismo nos pasa en las cuestiones realmente importantes de la vida. La vacuna contra el Covid está en fase experimental (no puede ser de otro modo, es una vacuna nueva) y hay algunos riesgos que las personas corren al vacunarse. Deberían al menos decirlo. La vacuna no es la panacea. Es un mal necesario. Como toda medicación. Y cada uno debería evaluar desde ese lugar su decisión de vacunarse o no.
La “Plandemia” argentina es un fracaso. Pero la propaganda oficial dice que hay muchos contagios por culpa de los desobedientes. Después de un año de encierro no se tomaron las medidas adecuadas: no hay vacunas para inmunizar masivamente a la población de riesgo, por inoperancia o corrupción de nuestros dirigentes. No se prepararon espacios para atender a mucha gente, previendo que la segunda ola sería importante y que el cansancio social relaja el aislamiento. Nos obligaron a encerrarnos y a no trabajar ni producir (en Santa Cruz hubo aislamiento total durante más de tres meses y había uno o dos casos en cada ciudad). Se toman medidas absurdas. Cuesta imaginar al “Comité de Expertos” diciendo que las clases aumentan los contagios ¿Ningún experto se dio cuenta de que si los niños y jóvenes no van a la Escuela se juntan entre ellos en algún lugar, sin protocolos? Hace un año que están encerrados ¿Ningún genio se da cuenta de que si siguen encerrados su psiquis se arruina y se enferma mucho más que si se enferman de Covid? ¿Nadie de este Gobierno de Científicos (como los llama el Presidente) dice nada por la cantidad de gente que muere por la mala atención de los Hospitales a toda patología distinta del Covid? ¿Ningún experto entiende que si se encierra a toda la población los comercios, los cuentapropistas, los trabajadores informales y muchos argentinos (millones eh… ¡no algunitos!) no tendrán para comer? ¿Que si cierran gimnasios y suprimen actividades recreativas y culturales la salud se arruina mucho más que con una infección viral? ¿Algún experto santacruceño se habrá percatado de que copiar el Decreto presidencial y limitar la circulación en Santa Cruz a la misma hora que en Buenos Aires es una idiotez? Nos permiten circular desde las 6.00 de la mañana. En nuestras ciudades no vivimos a más de 15 minutos de nuestro trabajo y las temperaturas en esta época del año, a esa hora, están poco más arriba o abajo que cero ¿Ninguna luminaria provincial tuvo la chispa de, al menos, correr el horario y que sea de 8.00 a 20.00 en lugar de 6.00 a 18.00 como en Buenos Aires? ¿Nadie en Santa Cruz se animó a decirle a la Jefa de Buenos Aires que los contagios masivos por las aglomeraciones de personas en las grandes metrópolis no ocurren por acá? ¿Tan cobardes y alcahuetes son los Intendentes santacruceños que ninguno se opone a las órdenes de la capital provincial? Nunca lo han hecho, pero parece que ya es hora.
Respecto a la Educación ¿Ninguna mente brillante de las que abundan en los Gobiernos nacional, provincial y municipales alzó su voz contra el atropello a la formación académica de nuestros jóvenes? Ah… claro… ¿Cómo van a reclamar ahora si hace veinte años que no hay educación en Santa Cruz?
Vivimos comprando espejitos de colores y a alto precio. Los que nos roban son quienes nos van a salvar. Los que se quedan con la plata de los trabajadores son quienes los van a defender. Los legisladores que no aparecieron en cuatro años aparecen, como candidatos, a decirnos que hicieron lo que todos sabemos que no hicieron. El Presidente dice que no se pueden bajar los sueldos porque no corresponde que un trabajador gane menos por su trabajo, mientras muchos trabajadores que no trabajan en el Estado ganan cada vez menos, pero pagan cada vez más impuestos para mantener ese Estado (que no funciona por la cuarentena pero paga los sueldos de sus empleados). Y nosotros solo miramos. Los que llegan a Gobernar se quejan de la herencia recibida, como si no la conocieran en el momento de proponerse como candidatos. Todos acusan a todos, pero nadie toma el camino de salida.
¿Eso queremos dejarle a las siguientes generaciones? ¿Un país manejado por corruptos o ineptos, que nos venden espejitos de colores por televisión? ¿Gobernado por insensibles que solo pelean por migajas de una torta que es cada vez más chica? ¿Una clase dirigente que ataca a quién produce, no lo deja trabajar o lo asfixia con impuestos? ¿Para después repartir un pedazo chico de ese dinero entre quienes no trabajan para que los sigan votando? ¿Y se roban el resto?
¿Cuánto hace que no hay en Argentina debates de ideas, propuestas de cambio real, discusiones sin agravios, tolerancia para quien piensa distinto? ¿Cuánto hace que no nos miramos entre nosotros para unirnos? ¿Cuánto hace que nadie empieza con el “mea culpa” en lugar de ver la culpa siempre en el otro?
La “Plandemia” le viene bien a la minoría que vive usufructuando la decadencia argentina hace décadas. Es hora de que cada uno entienda que no hay porqué resignarse a vivir esta miseria (no solo económica). Nadie entenderá esto por Decreto. Debe nacer de adentro de cada uno.