Para entender lo que está sucediendo en este momento, en qué consiste el Gran Reajuste, hay que retroceder un poco en el tiempo y examinar más de cerca, entre otras cosas, la génesis de la Agenda 21.

El pistoletazo de salida de la Agenda 21 y de la palabra sinónimo de sostenibilidad, que encontramos estos días en todas partes, lo dio el grupo de reflexión El Club de Roma, formado por «científicos, intelectuales, educadores y líderes empresariales».

En 1970, emitió una declaración en la que afirmaba que el mundo se encontraba en un estado terrible y que había llegado el momento de una regulación general y sistémica del destino del mundo.

Es hora de un «nuevo orden social».

Uno de los llamados problemas que había que abordar con urgencia era la superpoblación, de la que se resentían la tierra y el medio ambiente.

Que la raíz del mal no es la superpoblación, sino el desequilibrio masivo de riqueza y pobreza, y la explotación de continentes enteros por una pequeña élite, no se le ocurrió a este club elitista.

Al menos no sobre el papel.

Así se puso la primera piedra de la ideología que siguió.

Los humanos eran demasiado, ensuciaban demasiado y una gran parte de ellos tenía que desaparecer.

(«Mantener la humanidad por debajo de los 500 millones»).

El CO₂ ya no se consideraba vital y bueno para las plantas y las personas, se declaró un peligro, y se dijo a la gente que no respirara tanto.

La campaña mundial lanzada por el Club de Roma, que altera la mente, ha tenido un gran impacto en pocas décadas.

Así que a la gente de hoy no parece importarle que el 1% de los súper ricos, con sus megacorporaciones destructoras de recursos, estén predicando al 99% que por favor mantengan su huella ecológica lo más pequeña posible.

Pero volvamos a cómo empezó toda esta locura.

Río de Janeiro 1992

El grupo de reflexión, con palabras floridas, tenía que comunicar a los países el plan del nuevo y valiente futuro. Se eligió la conferencia de la CNUMAD en Río de Janeiro, donde el tema se presentó por primera vez bajo el lema Agenda 21.

Con más de 19.000 participantes, representantes de gobiernos de 178 países y 2.400 empleados de diversas ONG, la conferencia superó todo lo que se había visto antes.

La nueva agenda debía ser comunicada al público de la manera más eficaz posible.

Pero en lugar de desarrollar estrategias claras para una coexistencia justa y positiva de los seres humanos, los animales y el medio ambiente, por ejemplo en lo que respecta a la tala de los bosques tropicales, todo resultó ser bastante vago.

Muchas grandes palabras -incluida la sostenibilidad- pero nada tangible.

Ha nacido la mezcla verde en torno a la Agenda.

Pero, ¿qué hay realmente detrás de la Agenda 21?

Reducción de la población (deshacerse de los comedores inútiles)
Control de la población
Control sobre nuestros alimentos (los que controlan la producción de alimentos controlan al pueblo)
No Human Zones on the land (prohibición de que las personas vivan en el terreno)
Smart Cities (ciudades gigantescas con todos los habitantes del país)
No hay propiedad privada
Formación de comunas (si una persona va a trabajar, otra puede usar el piso para dormir)
¿Qué pretenden realmente los financieros mientras anuncian una utopía a los partidarios de la agenda?