Cada año en noviembre, se celebra la Semana Mundial de Concientización sobre el Uso de los Antibióticos, el lema del 2022 es «Prevengamos juntos la resistencia a los antimicrobianos».
El lema hace un llamado a la colaboración intersectorial con el fin de preservar la eficacia de dichos medicamentos, para frenar la resistencia a los mismos, y para hacerlo es necesario que los sectores logren utilizarlos con prudencia, adoptando otras medidas preventivas, fomentando las mejores prácticas tanto entre el público en general como con los trabajadores de la salud y los responsables de la formulación de políticas públicas.

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«La resistencia a los antimicrobianos es una amenaza para todos los seres vivos, nos afecta a todos, por eso es fundamental usar los antibióticos de manera correcta y bajo prescripción médica» señala la Dra. Valeria El Haj.

¿Qué son los antibióticos y cómo puede afectar su resistencia?

Los antibióticos son medicamentos utilizados para prevenir y tratar las infecciones bacterianas; la aparición y la propagación de resistencia a los antibióticos, es decir, la capacidad que adquieren las bacterias para sobrevivir a la acción de un antibiótico se ha convertido en un problema mundial. Esta resistencia hace que el número de antibióticos disponibles para tratar las infecciones sea cada vez más limitado, provocando infecciones difíciles de tratar.
La resistencia a los antibióticos puede afectar a cualquier persona, sea cual sea su edad o el lugar donde viva. Además de tener consecuencias médicas, el uso inapropiado de antibióticos también tiene un gran impacto económico.
Si se toman antibióticos de forma repetida e inadecuada, si se prescriben excesivamente, se contribuye a aumentar la resistencia bacteriana a los mismos, haciendo un uso no racional de los mismos, pudiendo llevar, entre otras cuestiones, al fracaso terapéutico, a la no curación, además de producir efectos adversos evitables que pueden involucrar el descontrol de las defensas inmunitarias.

Los principales puntos sobre la automedicación:

Uno de los principales puntos a destacar es la automedicación, que consiste en tomar antibióticos sin consultar primero con un médico, ya sea utilizando antibióticos sobrantes de tratamientos previos o adquiriendo antibióticos sin las correspondientes recetas; otro tema no menor a destacar también, es la falta de adherencia o cumplimiento con el esquema de administración del medicamento (dosis, el intervalo entre cada dosis y la duración del tratamiento), esta conducta compromete la efectividad del fármaco; es decir, que el mismo logre el propósito de paliar o curar la enfermedad. «Los antibióticos solo pueden ser recetados por un médico», insiste la Dra. El Haj.
Muchas enfermedades pueden tener los mismos síntomas, pero tal vez no requieran el mismo tratamiento, por lo tanto:

– No intentar comprar antibióticos sin receta.
– No guardar antibióticos para usarlos más adelante.
– No tomar antibióticos sobrantes de tratamientos previos.
– No compartir los antibióticos sobrantes con otras personas.

En Argentina se promulgó, el 24 de agosto, la ley 27.680 de Prevención y Control de la Resistencia a los Antimicrobianos, en la que se regula desde el 1° de septiembre la dispensa de antimicrobianos (antibióticos, antivirales, antifúngicos, antiparasitarios).
De ahora en más, se debe hacer la receta por duplicado, al igual que con los psicofármacos y opiáceos. Además, la receta tiene que incluir el diagnóstico médico, y todos los datos del profesional (nombre y apellido, matrícula, profesión, dirección y teléfono).
El objetivo de la ley es promover los mecanismos necesarios para la prevención y control de la resistencia antimicrobiana en el territorio nacional.