Karin Silvina Hiebaum – International Press

La menopausia marca una etapa importante en la vida de toda mujer coincidiendo con la llegada de la madurez. Supone el cese permanente y definitivo de uno de los signos más evidentes de su feminidad y de su capacidad para generar vida: la menstruación. Representa, de forma fehaciente e inequívoca, el acceso a la fase crepuscular en la vida de toda mujer, con implicaciones anímicas, psicológicas y fisiológicas.

Es un proceso que se desarrolla a lo largo de varios años

pero que normalmente se inicia cuando el período menstrual comienza a perder su habitual regularidad. La menopausia es el resultado de una progresiva disminución de los niveles de estrógenos y progesterona. Estos cambios hormonales tienen repercusiones importantes en el cuerpo de la mujer. Tanto los estrógenos como la progesterona son vitales para el mantenimiento en estado óptimo de la vagina y el útero. Asimismo, estas hormonas son cruciales para el mantenimiento de un ciclo menstrual normal.

La medicina académica considera que un nivel adecuado de estrógenos es fundamental para la buena salud de los huesos y también ayuda a que la mujer mantenga un correcto nivel de colesterol.

Habitualmente, la menopausia se presente entre los 45 y los 55 años

Sin embargo, la medicina considera que algunos hábitos y diversas circunstancias pueden adelantar su aparición. Entre ellos, quizá el más importante es el consumo habitual de tabaco por las deficiencias de estrógenos que provoca. Se calcula que la menopausia se presenta alrededor de tres años antes en las mujeres fumadoras. En sentido contrario, está demostrado que la actividad física realizada de forma habitual contribuye a retrasar la menopausia, además de proteger contra la osteoporosis.

Un caso extremo es el de la Menopausia Precoz

Cuando ésta aparece entre los 35 y los 40 años. Aparte de circunstancias quirúrgicas, este adelanto poco habitual se considera médicamente que puede deberse a fallos ováricos prematuros o a la enfermedad celíaca no tratada, “sin embargo, tras esas hipótesis médicas, la psicodescodificación descubre ciertos patrones emocionales que también explican su temprana aparición, partiendo de la base de que todo problema menstrual en la mujer indica que tiene dificultades para aceptar su feminidad, sobre todo después de la adolescencia.

La gama de conflictos psicoemocionales que pueden dar lugar a la menopausia precoz es amplia: Rechazo a la feminidad (sentir que ser mujer es un inconveniente). Rechazo a la sexualidad (por motivos religiosos u otros). Memorias transgeneracionales de sufrimiento en las relaciones amorosas de las mujeres del clan. Rechazo a tener hijos. Memorias de hijos abandonados o forzados a dar en adopción (decido no tenerlos para no perderlos), etc.” (Joaquín Ferrer. La psicodescodificación de las enfermedades).

Los cambios físicos que comporta la menopausia

suponen factores de riesgo cardiovascular y para otras enfermedades, como la diabetes, porque los cambios hormonales acaban afectando muchas veces el normal equilibrio de la glucosa. Pero estos cambios físicos también pueden representar serios traumas estéticos con claras repercusiones emocionales, anímicas y psicológicas. Muchas mujeres viven esos cambios de su figura corporal con inestabilidad emocional e irritación, porque se ven forzadas no solo a asumir la declinación de su fertilidad sino también a considerar su reubicación social e incluso familiar.

Estos cambios también afectan a cómo vive la mujer su sexualidad. Ésta no desaparece, pero sí disminuye el deseo y requiere más estímulos para alcanzar un orgasmo que, en cualquier caso, será menos vigoroso que antaño. Todo ello puede sumir a la mujer en una sensación de inestabilidad y angustia acentuada por los sentimientos de desvalorización.

“Toda mujer, cuando le llega la menopausia, tarde o temprano se acaba haciendo las mismas preguntas:

‘¿sigo siendo válida?’, ‘¿sigo siendo deseable?’, ‘¿me encuentro bien físicamente?’. Porque en el fondo se manifiesta siempre el miedo a envejecer, el recuerdo de etapas pasadas y la angustia de dejar de ser deseable, atractiva. En definitiva, la menopausia frecuentemente provoca un rechazo de la mujer hacia sí misma; una desvalorización por la pérdida de atributos y funciones pasadas” (Jesús Casla)”.

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La osteoporosis que llega con la menopausia

desde una interpretación estrictamente biológica, pone de manifiesto esa desvalorización interna que vive y siente la mujer. Asume ese proceso en soledad y llena de dudas. No se siente apoyada y posiblemente tampoco comprendida en su entorno familiar. Y en esa situación no le resulta emocionalmente sencillo adaptarse e integrar sus nuevas circunstancias.

La menopausia conlleva también una marcada tendencia al aumento de peso

respuesta biológica de la mujer que afronta con temor, desasosiego e incertidumbre esa nueva etapa de su vida. Si, en lugar del incremento de peso, se observa una redistribución del tejido graso -que se acumula principalmente en las caderas-, la mujer manifiesta inconscientemente un ansia de proteger o resaltar su feminidad en todo ese proceso de cambios físicos y anímicos que la llevan a dudar si resulta atractiva y deseable.

En general, los síntomas físicos más habituales de la menopausia son

las alteraciones del sueño (insomnio) y los sofocos (sensación de calor y ansiedad con sudoración y palpitaciones). También hay sequedad vaginal y dolor durante el coito, además de los ya mencionados: descalcificación, aumento de la grasa corporal en algunos casos, disminución de la intensidad sexual, etc.

Otra consecuencia de esos síntomas es que la mujer puede sentir frustración sexual y tener sentimientos de culpabilidad por no poder atraer al macho o por haber perdido el atractivo físico.

Los sofocos, de alguna manera, son indicativos de dicha frustración, ya que los “calores” incitan al impulso primario de desvestirse, de arrancarse la ropa, para captar la atención y generar deseo en su pareja.

Para prevenir todos estos problemas

lo adecuado es disfrutar de la cualidad femenina plenamente antes de llegar a la menopausia.

La mujer que ha disfrutado plenamente de su sexualidad, seguramente no sufrirá de “calores” en la menopausia.

La mujer que ha satisfecho su deseo de tener hijos, lo más probable es que no tenga que padecer un tumor en la matriz simbolizando un embarazo.

En cuanto a la descalcificación de los huesos, las mujeres en la antigüedad, cuando la menopausia era un ciclo biológico asumido con más naturalidad, no hay constancia de que se fracturaban especialmente los huesos al llegar a esa etapa.

La menopausia es una transición natural

que ofrece múltiples posibilidades a la mujer; pero el hecho de poder disfrutarlas pasa necesariamente por la aceptación de que la juventud pasó, y que el nuevo escenario debe afrontarse con la sabiduría y la serenidad que aporta la edad y la experiencia para poder obtener el máximo provecho de él.

La menopausia trae consigo la posibilidad de disfrutar de una sexualidad sin riesgo y librarse de las molestas reglas. “También puede considerarse el puente, a través del cual, la mujer debe pasar de una vida que ha estado basada en lo exterior a reorientarse y buscar apoyo, exclusivamente, en su mundo espiritual interno” (Conocernos. Joman Romero).