Karin Silvina Hiebaum – International Press
La aceptación de los sentimientos que tenemos por nosotros mismos es muy importante para gozar del bienestar psicológico. Aprender a querernos para querer a los demás. Dar lo mejor de uno y ser feliz para convivir con el prójimo.
Salud y Bienestar
Toda nuestra vida nos han enseñado a respetar, valorar y considerar al otro. En una palabra, nos han instruido sobre el amor hacia los demás. Por esto surge el dilema: ¿cómo poder amar, si no hemos desarrollado el amor por nosotros mismos?
El amor propio es un ingrediente muy importante para gozar de bienestar psicológico y lo podemos definir como la aceptación de los sentimientos que tenemos por nosotros mismos: hacia nuestro físico, personalidad, carácter, actitudes y comportamientos. Es el respeto, las percepciones, el valor, los pensamientos positivos y consideraciones que tenemos y depende de nuestra voluntad y no de las demás personas, ni de las situaciones o entornos en los que nos desenvolvemos.
Las personas que tienen amor propio se identifican por ser amigables, respetuosas, amorosas, independientes, siempre se preocupan por su crecimiento personal, su salud, su formación y por dar lo mejor de sí en todo aquello que realizan.
Es importante tener en cuenta que amor propio no es sinónimo de egoísmo y que carecer del primero, nos lleva a tener una débil o baja autoestima, tener sentimientos de tristeza, dependencia, inseguridad, desvalorización, generando desconocimiento de quiénes somos y qué es lo que queremos.
La base del amor propio es la aceptación, de ser lo que en verdad somos y no de lo que queremos mostrarles a los demás, de estar en paz con nuestros sentimientos, con nuestras equivocaciones, ¿quién dijo que debemos ser perfectos?
La “tarea del ser humano” es aprender; a amar, a sentir, a compartir, pero una de las tareas más difíciles es la de aceptarnos tal cual somos. Amarnos a nosotros mismos debería ser natural. Sin embargo, lo consideramos muchas veces egoísta, el priorizar nuestro ser. Pero como podemos amar, sentir, cuidar de otra persona si no lo hacemos con nosotros, con este maravilloso ser humano que en su totalidad somos.
Aprender a estar con nosotros mismos, una tarea difícil en estos tiempos con teléfonos, mails, redes sociales, bombardeo de información…ser social… Pero, ¿podemos con nosotros mismos? ¿En la soledad estamos a gusto con quien verdaderamente somos? ¿Nos aceptamos con todo lo que nos damos o nos negamos, nos tratamos bien, nos cuidamos, nos felicitamos por cada día que logramos o no nuestros objetivos, o nos damos ánimo para lograr lo que todavía no pudo ser?
Es fundamental que nos preguntemos: “¿Cómo me trato yo a mí mismo?”. Muchas veces, según cómo te trates y como te valores, así te tratarán y te valorarán los demás.
Para empezar a tomar responsabilidad sobre uno mismo, vamos a ver qué tres hábitos podemos introducir en nuestro día a día desde este mismo momento.
Salud y Bienestar Arriba
Hábito 1: El cuidado de tus pensamientos
Es importante que te escuches a ti mismo, que seas consciente de tus pensamientos y de cómo te hablas por dentro porque es tu voz interna la que te dice si puedes ser aprobado o no, es esa voz la que te juzga o la que te critica, la que te aprueba o no te aprueba. Por lo tanto, es necesario prestarle atención a nuestros pensamientos y a los mensajes que nos enviamos a nosotros mismos, Somos nuestro principal verdugo.
Hábito 2: El cuidado de tu cuerpo físico
Incorpora alguna rutina diaria de autocuidado, algo que sea bueno para ti y que hasta ahora no hayas estado haciendo (por ejemplo, realizar 10 minutos de estiramientos, acostarte media hora antes por las noches, salir a caminar, hacer meditación, etc.). Es importante que lo practiques con constancia y que encuentres tiempo para ti en tu día a día.
Hábito 3: El cuidado de tus emociones
Es importante que empecemos a ser tolerantes, comprensivos y respetuosos con nosotros mismos. Aunque podemos estar a gusto con algunos aspectos nuestros, cuando tenemos una baja autoestima nos sentimos muy mal con las cosas que no nos gustan y ponemos nuestra atención en esas cosas. Debemos comprender que estas cosas que no nos gustan son solamente una parte de nosotros, no somos nosotros al completo (somos más que esa parte).
Amarnos. Quizás es más fácil pensar que amamos a otros y que somos maravillosos, pero si no nos amamos nosotros primero, ¿a quién podemos amar? Mirarnos al espejo al levantarnos y decir “TE AMO” podría ser el primer paso para todo lo demás.