Cómo actúa en el cerebro el contacto con la naturaleza

Karin Silvina Hiebaum – International Press

Nuestro cerebro puede obtener múltiples beneficios de una escapada a un entorno natural, ya que le ayuda a desconectar de la rutina y a desarrollar su parte creativa.
Cómo actúa en el cerebro el contacto con la naturaleza

La vida en las ciudades nos estresa y no nos deja dormir. Por el contrario, una estancia en el campo, en la montaña o en la playa restaura nuestro cerebro. ¿Te gustaría saber por qué? En este artículo te contamos cómo actúa en el cerebro el contacto con la naturaleza. ¡Es justo lo que estabas necesitando!

La creencia popular establece que el contacto con la naturaleza aporta múltiples beneficios al organismo. Muchos de estos beneficios cuentan con fundamentos científicos confiables, por lo que es posible que unos días en la montaña sea justo lo que necesites.

Cerebro y naturaleza, una excelente combinación
El senderismo, los paseos por la montaña, las caminatas por el bosque o las vacaciones en una tienda de campaña son cada vez más elegidas por la gente que vive en las ciudades.

Estar unos días (aunque sea un fin de semana) en contacto con la naturaleza provoca una buena cantidad de cambios tanto en lo físico como en lo mental y emocional. Las principales ventajas para el cerebro de estar al aire libre son las siguientes:

1. Despeja la mente y aclara las ideas
Si eres de aquellas personas que habla con la almohada para conseguir respuestas a sus problemas, ¿por qué no intentas lo mismo con un árbol, un arroyo o una roca? Caminar durante algunos minutos en un entorno natural alivia la melancolía, el estrés y las preocupaciones de todo tipo.

El contacto con la naturaleza reduce el flujo sanguíneo en la corteza prefrontal subgenual, el área donde se estanca el mal humor, los problemas y la depresión.

Si tienes que tomar una decisión importante en tu vida o si no sabes cómo actuar ante una situación determinada, te recomendamos que des un paseo por un pueblo o bosque cercano.

2. Nos hace ser más altruistas
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Vivir en áreas urbanas nos suele convertir en personas individualistas, independientes y poco caritativas. En cambio, la vida en zonas rurales cambia completamente la perspectiva y la relación con los demás. Aumenta la empatía, la solidaridad y el compañerismo.

Esto no quiere decir que aquellos que habitan una metrópolis sean malas personas, sino que el día a día entre edificios y avenidas nos hace ser más solitarios. En el campo los vecinos se ayudan más entre sí, comparten sus actividades y pueden contar con el otro ante cualquier problema.

3. Aumenta la creatividad
La desconexión completa es posible, aunque te parezca extraño. Estar unos días sin móvil, sin portátil y sin televisión es un verdadero receso para la mente (que está continuamente rodeada de estímulos luminosos y ruidosos).

En esos periodos ajenos a la tecnología la creatividad encuentra su momento para salir a la luz. El cerebro se siente abrumado por los carteles iluminados, las bocinas de los coches, la música a todo volumen y las pantallas.

En medio de la naturaleza nada de ello está presente y es entonces cuando puede dar rienda suelta a la imaginación y a la creación. Además, un estudio reciente demostró que el contacto con la naturaleza mejora varias capacidades cognitivas como la imaginación, la creatividad, la memoria, la atención y hasta el rendimiento escolar.

4. Mejora la atención y la concentración
Pasar tiempo en el campo o en la montaña aumenta el enfoque hacia nuestras tareas cotidianas. No estar al aire libre, al menos, unas horas a la semana se traduce en desconcentración, problemas de aprendizaje e hiperactividad.

Si quieres que tu rendimiento mental en el trabajo o en el estudio sean superiores te aconsejamos que te tomes unos días en el bosque o en un pueblo alejado de la ciudad. En el caso de niños con trastorno de déficit de atención las vacaciones en la naturaleza reducen los habituales síntomas.

5. Mejora el sueño
Mantén una rutina de sueño
Si el cerebro está estimulado continuamente se le dificulta un poco descansar. La televisión en la habitación, el móvil en la mesilla de noche y los ruidos externos son una combinación nefasta que no nos permite conciliar el sueño.

Por el contrario, cuando estamos en zonas rurales y desconectados de la tecnología (en algunos casos, hasta de la luz eléctrica) la mente percibe solo algunos sonidos relajantes. Puede ser una cascada, un insecto o el viento moviendo las hojas de un árbol.

6. Recupera el ánimo y mejora el humor
La irritabilidad, los enojos, la ira y las peleas son propios de la vida en las ciudades. En el campo todo se desarrolla con mayor tranquilidad y, casi como por arte de magia, el humor y el ánimo mejoran.

Las actividades al aire libre permiten eliminar los malos sentimientos, los rencores y los problemas; por lo tanto, nos hacen ver el lado positivo de las cosas y mantener una mejor actitud. Es frecuente que al caminar por un bosque o playa la sonrisa aparezca sin que la forcemos.