Karin Silvina Hiebaum – International Press

El dilema para algunos alcaldes ante el riesgo de violencia urbana y la amenaza de incendios ha sido si cancelar las fiestas o los fuegos artificiales durante estos días.
Dos semanas después de los disturbios que sacudieron Francia, algunos alcaldes han decidido renunciar a las festividades del 14 de julio. Es el caso del alcalde de Montargis. Esta localidad de 15.000 habitantes de la región Centro-Val de Loira fue una de las más afectadas por la violencia que siguió a la muerte de Nahel, asesinado por un policía a finales de junio.

La secuela de ello está aún en la mente de la gente y en las paredes como para pensar en celebrarlo», ha declarado a Euronews el alcalde de Montargis, Benoît Digeon. «Tuvimos dos edificios destruidos, (…) 80 comerciantes gravemente afectados, escaparates destrozados, tiendas saqueadas, una escena de disturbios espantosa», recuerda.
En lugar de las celebraciones previstas para la noche del 13 de julio, «se organizó una ceremonia en homenaje a los bomberos y policías», que estuvieron en primera línea durante los disturbios. El espectáculo de fuegos artificiales «se ha aplazado hasta Navidad», explica Benoît Digeon.

Un dispositivo de seguridad excepcional
Bures-sur-Yvette, cerca de París, no sufrió los mismos daños. Sólo la fachada del ayuntamiento quedó marcada. El alcalde decidió seguir adelante con las fiestas, pero con mayor seguridad. «Nos pareció que la calma había vuelto lo suficiente como para poder organizarla en condiciones adecuadas», declaró a Euronews el alcalde Jean-François Vigier.
En todo el país, el gobierno ha desplegado un dispositivo de seguridad excepcional para este periodo. En total, unos 45.000 policías y gendarmes, unidades de élite y vehículos blindados han sido movilizados desde el jueves por la noche y hasta el sábado por la mañana