Karin Silvina Hiebaum – International Press
Berlín ve cada vez más cosas que lo que separan de Pekín, pero no quiere limitar demasiado los negocios de empresas alemanas con China.
Por primera vez en la historia, Alemania cuenta con una estrategia propia para sus relaciones comerciales con China. Esta forma parte de una amplia estrategia de seguridad nacional, que también es nueva y fue presentada en junio de este año.
“China ha cambiado, y eso, junto con las decisiones políticas de China, hace necesario un cambio en nuestro trato con China”, se lee en el documento. El gobierno alemán observa con preocupación la actitud cada ve más agresiva de Pekín.
Esta estrategia es el intento de disminuir la gran dependencia de Alemania del gigante asiático, sin renunciar a los contactos. Cuán relevantes son las relaciones comerciales con China lo demuestra el volumen de negocios: en 2022, China fue, por séptima vez consecutiva, el socio comercial más importante de Alemania, y el intercambio comercial llegó a cerca de 300.000 millones de euros. Es decir, hay mucho en juego.
Por ello, el canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, y las asociaciones empresariales alemanas, se han comprometido a que la estrategia no resulte demasiado restrictiva en la práctica. Con el resultado de que los requisitos para las empresas alemanas, a las que se anima a diversificarse e invertir en otros países asiáticos, se mantienen solo a grandes rasgos, para disgusto de los verdes en la coalición gobernante.
Sobre todo la ministra verde de Relaciones Exteriores, Annalena Baerbock, adoptó una postura más dura con respecto a China desde que asumió el cargo, y abordó las violaciones de derechos humanos allí de manera más abierta. Con graves consecuencias: durante una aparición con su homólogo chino Qin Gang, en abril, este respondió: “Lo que China menos necesita son maestros de Occidente”.
Alejamiento de la política de Merkel hacia China
Durante el gobierno de Angela Merkel (2005-2021), el comercio creció rápidamente, y la canciller fue cautelosa a la hora de criticar a China. Pero lo que divide a Alemania y China se percibe más fuertemente en Berlín ahora, y también se habla más de ello. Ya sea debido a la “sólida amistad” entre Pekíny Moscú a pesar de la invasión rusa a Ucrania, a las tensiones en el estrecho de Taiwán, a la opresión de la minoría uigur en China, o a los lamentos sobre la salida de tecnología alemana a ese país, lo ciero es que cada vez se habla menos de asociación, y más de rivalidad. Eso también se observa en otras capitales europeas, y de manera tangible en Washington, desde donde se ejerce fuerte presión sobre el gobierno germano.
Thorsten Benner, director del think tank Global Public Policy Institute (GPI) dijo a DW que “es grato que esta estrategia se despida muy resueltamente de los sueños de una asociación estratégica integral con China, que Angela Merkel también persiguió con el presidente Xi. Esta salida clara se necesitaba con urgencia”.
Cámara de Comercio advierte contra restricciones
La economía alemana, aparentemente, puede vivir con esta estrategia. Siegfried Russwurm, presidente de la Federación de Industrias Alemanas, en principio le da la bienvenida, pero advierte una vez más: “Existe el riesgo de que la dinámica empresarial se restrinja demasiado, impidiendo así innecesariamente la generación de riqueza e innovación”.
Peter Adrian, presidente de la Cámara Alemana de Industria y Comercio, defendió, por su parte, el concepto de “cambio a través del comercio”, según dijo a la agencia DPA, advirtiendo, sobre todo, de una actitud “misionera”.
El desafío ahora es lograr el acto de equilibrio que significa diversificar el comercio y reducir la dependencia de China en áreas críticas, sin poner en peligro los negocios. Thorsten Benner llama a la estrategia “un documento realista y vivificante, con una ambiciosa lista de tareas que ahora hay que implementar con firmeza”. Pero la tilda de “ingenua, en parte” en los aspectos concernientes a una cooperación más estrecha con China en cuestiones de protección climática.
Se esperan críticas de China
Olaf Scholz subrayó una vez más, durante la cumbre de la OTAN en Vilna, que no se trata de un desacople de China, sino de minimizar el riesgo. Y la ministra de RR. EE., Baerbock, agregó que el mensaje es “que queremos vivir en paz y libertad junto con todos nuestros socios en el mundo, con todos los países de este mundo, y que, al mismo tiempo, no somos ingenuos”. Palabras conciliadoras hacia China, y, sin embargo, ya la estrategia nacional alemana de seguridad provocó las críticas de Pekín.
Construir relaciones internacionales “considerando a los demás como competidores, rivales o incluso adversarios, y convirtiendo la cooperación normal en cuestiones políticas y de seguridad solo empujará a nuestro mundo a un torbellino de división y confrontación”, dijo el portavoz del Ministerio chino de Relaciones Exteriores, Wang Wenbin. Es probable que Pekín tampoco esté entusiasmado con la nueva estrategia alemana para China.