Karin Silvina Hiebaum Corresponsal

La verdadera elegancia no se relaciona únicamente con la vestimenta, sino que incluye a la bondad de nuestro corazón.
El ser elegante está en nuestra forma de ser, no en la de vestir

Uno de los propósitos más importantes de muchas personas es poder lucir elegantes. Sin embargo, por lo general se comete el error de creer que en esta cualidad solo importa la vestimenta.

En realidad, el atuendo más relevante de cada persona es la actitud. Pues es el factor que los acompaña en todo momento sin importar las prendas de ropa que se lleven puestas.

Por esa razón, si una persona viste de corbata o tacones, pero tiene un mal comportamiento con los demás, jamás será denominada elegante. Esto, debido a que su manera de ser da a entender que no posee los principios que trata de aparentar.

De esa manera, más allá de relacionarse con la moda, la elegancia se vincula con la buena educación. Pues el buen trato a los demás es la característica que más resalta en todos los entornos.

El verdadero significado de elegancia
Ser una persona elegante consiste en respetar y ser empático con los demás. Esto, ya que esos dos valores son los que dotan a alguien de agrado y distinción.

Del mismo modo, los individuos que tienen elegancia son aquellos que se caracterizan por ser nobles, leales, sencillos y amables. Con ese modo de actuar reflejan que tienen clase y que están destinados a destacar.

Elegancia es siempre tener una compostura que no desequilibre ni desentone en el entorno. De esa manera, se vincula con el saberse comportar y expresarse causando un efecto positivo en los demás.

Así mismo, ser elegante es actuar con formalidad y buenos modales. Esto, debido a que al tener esa actitud es que las demás personas reconocen que se están relacionando con una persona culta, que les puede aportar y tiene un sinfín de virtudes.

Hombre elegante

Es así como se puede concluir que ser una persona elegante consiste en saber verse bien. Y la manera de lograr ese objetivo es haciendo sentir de la mejor manera a los demás y evitando a toda costa la grosería.

A causa de ello, hay que derrumbar el mito de que la elegancia se reduce a vestir bien o tener dinero. Pues por más que una persona tenga un gran outfit, causa desagrado en los demás si demuestra ser arrogante y humillante.

Los beneficios de ser una persona elegante
Una persona elegante construye relaciones sociales de calidad. Pues utiliza toda su clase para hacer sentir importantes a los demás y apoyarlos en lo que necesiten.

Del mismo modo, las personas elegantes habitan entornos cálidos y agradables, debido a que se acostumbran a estar con todos los que le brindan un trato recíproco y de calidad.

Mujer feliz

Por último, las personas elegantes saben gestionar de la mejor manera sus emociones. Tienen claro que los adornos que más enriquecen su estilo son la bondad, el respeto y la buena educación.

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