“El miedo no es tonto”, dice un dicho popular. A esto habría que agregarle que la “conveniencia personal” es siempre un buen motivo para tomar decisiones.
Esto es lo que ocurrió durante toda la campaña del Kirchnerismo en Santa Cruz, donde por primera vez en tres décadas la familia Kirchner se alejó de los primeros planos. Es un eufemismo para decir: se borraron.
Y esto se percibe más que nunca a pocos días de las elecciones “desdobladas” a gobernador; en momentos en que los números no repuntan para el oficialismo pese a los “millones” que están poniendo en la campaña sus principales candidatos: el intendente de El Calafate; Javier Belloni y de Río Gallegos, Pablo Grasso.
La última vez que se vio en público a Cristina Kirchner en Santa Cruz, fue a mediados de junio, unos días antes del cierre de listas y presentación de frente electorales a nivel nacional.
Algo que no pasó desapercibido fue que si bien en ese momento lanzó un nombre de su preferencia como posible candidato a la Presidencia (el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, que después ni figuró); obvió, se olvidó o prefirió ignorar el plano provincial y no se refirió a sus candidatos. Tampoco hubo fotos con ellos, ni hubo arenga a la militancia. “Más que un paso al costado, es una terrible borrada”, comentó en ese momento uno de los asesores de campaña provincial al saber que no habría ni un gesto para respalda a los eventuales candidatos provinciales del oficialismo.
Es que tanto Cristina como su hijo Máximo están más preocupados en su bastión electoral en Buenos Aires, que en el distrito que gobiernan hegemónicamente desde los 90 del siglo pasado.
Se trata de “sus” prioridades y “sus” conveniencias; además de una certeza inocultable del ambiente de “fin de ciclo” que se vive.
Por parte de la vicepresidente; hoy lo que le quita el sueño son sus causas judiciales y está enfrascada en una “rosca política” para que el Senado no “jubile” a la jueza que puede salvarla. Además, ninguno de los candidatos a gobernador de Santa Cruz es completamente de su agrado y prefiere no estar “en la foto previa” de una eventual derrota. A Cristina, como a Máximo, también les preocupa los números “en rojo” que se ven en la provincia de Buenos Aires; con una “rebelión” de intendentes que rechazan a La Cámpora; y una gestión (de Axel Kichilof) que no permite asegurar una reelección en esa provincia.
Un detalle que muestra la “desesperación” de la vice, es que en los últimos días no dudo en “regalarle” una foto al intendente de La Matanza, Fernando Espinosa; uno de los funcionarios más controvertidos, denunciados y con mayor imagen negativa del kirchnerismo.
Alicia tampoco quiere “tener algo que ver” en esta campaña, y aunque cree que su banca en el senado esta “asegurada”, prefiere no hacer campaña con final incierto para la gobernación.
Cristina, está en otra
El desconcierto es tal, que Cristina debió “salir” de su “cuarentena electoral” para recibir en su despacho a Fernando Espinoza que busca la reelección por Unión por la Patria. También intenta que el “rechazo” que Massa genera “hacia adentro” no se note demasiado.
Ocurre que su principal candidato presidencial no pudo todavía organizar un acto en La Matanza, bastión histórico del peronismo. “Massa ya nos cagó dos veces”, reclamaban dirigentes del Movimiento Evita que tienen amplio accionar en ese distrito.
Ahí también hace “malabares” Máximo; que no quiere que mientras el ostenta el título de Presidente del PJ bonaerense, la interna oficialista en La Matanza lo impacte negativamente en su búsqueda de retener su banca como diputado de esa provincia.
Hay que señalar que La Matanza – el distrito más populoso de la provincia más habitada – será el escenario de la interna entre Espinoza (que busca su quinto mandato) y Patricia Cubría, del Movimiento Evita.
Ahí si Cristina tomó la decisión de ponerse del lado de Espinoza y mostrarse con él, elogiando su gestión.
Pero en Santa Cruz, no. No tiene intenciones de “hacer campaña”, y ni siquiera avisó. Simplemente se “borró”.
Campaña endeble
Ahora bien, mientras “la familia Kirchner” se ocupa de sus cosas, deja que en Santa Cruz se “hagan cargo de la campaña y sus resultados” los intendentes que buscan llegar a la gobernación.
Algo que se notó en este sentido, es que una buena parte del aparato provincial, “intuyó” que Belloni sería el “bendecido” y se puso a trabajar en esa línea. Pero ahora, al ver la “soledad” con la que el intendente de Calafate “maniobra” para convencer a un electorado enojado, descreído y cansado de promesas; comienzan a desmarcarse de la auto denominada “ola naranja”.
Por su parte, Grasso había imaginado otro escenario, donde Alicia “le preste” algunos actos y anuncios para mostrar que era el “elegido” de la familia K. Pero luego, ante la indiferencia, dio un “volantazo” de discurso y comenzó a “fustigar” las políticas provinciales, prometiendo que él haría algo distinto.
Los intendentes-candidatos tampoco esperaban tan poco entusiasmo en la zona norte, donde la candidatura del intendente de Caleta Fernando Cotillo a la vice gobernación con Belloni, no convence.
Pese a la fuerte movida que se intentó mostrar, “movilizando” a militantes provenientes principalmente de la planta de personal de la Comuna, apenas si se logró sostener algo parecido en Pico Truncado y menos en Las Heras.
Y como para “empeorar” las cosas, Grasso y Belloni desconfían el uno del otro. Mientras que en Río Gallegos hubo una serie de cortes de energía poco explicables; la gente de intendente de la capital pone la mira en el Presidente de Servicios Públicos, Jorge Arabel que es “hombre” de Belloni.
A su vez, en Río Gallegos, “militar” por el intendente de El Calafate es cuanto menos complicado. A esto habría que sumar – o restar – que el resto de los candidatos que integran listas del gobierno son casi desconocidos, o muy cuestionados.
El cálculo que hace el oficialismo hoy es que con los votos de El Calafate y Río Gallegos no alcanza; y que la carta de haber puesto al ex gobernador Daniel Peralta al frente de YCRT, no tuvo el impacto esperado.
Faltan apenas unos días y en el gobierno provincial el ambiente es tenebroso como en la cubierta del Tinainc; pero a diferencia de lo ocurrido en la vida real, donde el capitán se “hundió” son su barco; en el “Titanic Santacruceño, los que debían conducir, ya se bajaron.
Zafar en la Justicia, lo que le preocupa a Cristina hoy
El dato central está en los números que le llegan a la vicepresidente. Es información de intendentes de la Tercera Sección Electoral, que alertan que como viene ocurriendo en el resto del país, el oficialismo kirchnerista está perdiendo varios puntos con respecto a su performance en las elecciones de 2019.
Mientras tanto, la jubilación de la jueza Ana María Figueroa, le genera otro escenario desfavorable a nivel personal. La magistrado cumple esta semana 75 años y ella quiera que el bloque que responde al gobierno en el Senado la “ratifique” en su cargo. Figueroa es la residente de la Cámara Federal de Casación Penal y es en ése ámbito que se definirá la suerte judicial de Cristina. Ella cuenta a la jueza como una “militante” que le permitirá “zafar” de varias causas complicadas.
Esta semana, hará el tercer intento – los dos primeros fallaron porque senadores oficialistas sugestivamente “pegaron el faltazo”- y ahora, a días de las elecciones necesita con urgencia que “no jubilen a Figueroa”.