Carlos Menem, el presidente que marcó una época en la Argentina de los 90
Leonardo Sbaraglia en la piel de Carlos Menem: «No es joda hacer de presidente»

Karin Silvina Hiebaum – International Press

Carlos Menem es el símbolo de una época en Argentina. En los 90, su personal estilo de ejercer el poder, su gestión de la economía y las acusaciones de corrupción en su contra marcaron un periodo elogiado por unos y demonizado por otros, incluso por algunos de sus compañeros políticos.

«Cuanto he realizado, desde las diferentes funciones que he desempeñado en mi vida política, lo he hecho con la convicción y la certeza de lo que era bueno para el pueblo de la nación», escribió el exmandatario, fallecido hoy a los 90 años, en su autobiografía, publicada en 2018.

Menem era peronista. Pero muchos de quienes se adscriben al movimiento fundado por el expresidente Juan Domingo Perón (1946-1955 y 1973-1974), entre ellos los también exmandatarios Néstor Kirchner (2003-2007) y Cristina Fernández (2007-2015), cuestionaron duramente su Gobierno, al acusarlo de impulsar una economía de corte neoliberal que no consideraban propia del peronismo.

HIJO DE SIRIOS

Menem nació en 1930 en la provincia de La Rioja, en el noroeste argentino. Sus progenitores eran sirios.

Saúl, su padre, había llegado a Argentina buscando un futuro mejor y comenzó a trabajar como vendedor ambulante. En una visita a su familia a Siria conoció a Mohibe, con quien se casó antes de emprender ya juntos el viaje a Argentina.

En la localidad de Anillaco transcurrió la infancia del fallecido expresidente, por el negocio que su padre montó junto a su tío. Cuando la economía familiar empezó a tambalearse, Carlos compaginó la escuela con la ayuda en los quehaceres laborales del padre.

ACERCAMIENTO A LA POLÍTICA

Sobre el final de la secundaria, se produjo su despertar político.

«Fue con el paso del general Perón por La Rioja que descubrí claramente mi vocación», expresó el expresidente en su libro, en el que concretó que «la voz, las expresiones de Perón y la movilización popular» le cautivaron.

Tras titularse en abogacía, sus primeras actividades profesionales estuvieron destinadas a la defensa de presos políticos luego del golpe de Estado que sufrió Perón en 1955, lo que incluso le llevó a ser detenido por primera vez.

En 1964, durante un viaje a Siria, concretó una visita para conocer al viejo líder en su exilio en Madrid, y en Damasco conoció a Zulema, su futura mujer, también hija de inmigrantes sirios en Argentina. Se casaron en 1966.

Juntos tuvieron a Carlitos -que murió mientras volaba en un helicóptero en 1995, suceso aún bajo investigación- y Zulemita, quien se encargó de acompañar a su padre públicamente hasta sus últimos días e incluso ejerció de primera dama cuando, ya como mandatario, Menem se separó de su esposa.

EL CAMINO A LA PRESIDENCIA

En las elecciones de 1973, tras terminar la proscripción del peronismo, el riojano fue elegido gobernador de su provincia, hasta que con el golpe militar de 1976 fue encarcelado durante cinco años.

Fruto de una relación extramatrimonial tuvo a su tercer hijo, Carlos Nair.

En 1983, con el retorno de la democracia, el peronismo entró en crisis al no lograr volver a la Casa Rosada, pero Menem ganó de nuevo en La Rioja y fue reelegido en 1987, lo que posicionó su nombre en todo el país.

Es así que, con sus icónicas patillas, decidió postularse a la Presidencia y con el «Menemóvil» recorrió Argentina junto a su candidato a vicepresidente, Eduardo Duhalde. Ganaron las primarias del partido y los comicios de 1989.

AÑOS DE EUFORIA Y FRIVOLIDAD

Menem inició su mandato en medio de la hiperinflación y el estallido social que habían llevado a Raúl Alfonsín (1983-1989) a adelantar varios meses los comicios y el traspaso del mando, pero también con frustrados levantamientos militares. Controvertidos fueron los indultos que firmó en favor tanto de militares que participaron de la dictadura como de los líderes de las guerrillas de izquierda.

Durante su gestión, mientras se convertía en una especie de ‘showman’ -recordada es su carrera a 200 kilómetros por hora en su Ferrari, sus promesas de viajes a la estratosfera, la expulsión de la residencia presidencial a su mujer e hijos o sus recibimientos a Madonna y los Rolling Stones- la economía registró profundas transformaciones, con una gran apertura comercial y un intenso proceso de privatizaciones de empresas públicas.

«Después de décadas de ineficiencias y malgasto, la situación no daba para más», afirmó.

Para derrotar la inflación, algo que consiguió, en 1991 se implantó el famoso «uno a uno» que mantuvo durante más de una década la paridad entre el peso y el dólar. Años de «pizza con champán», como se conoció después a ese tiempo de euforia.

Para muchos, ese modelo, que funcionó durante su primer mandato pero en el segundo -tras su reelección en 1995- dio muestras de agotamiento, con aumento del desempleo, sentó las bases de la grave crisis desatada en 2001, durante el mandato del conservador Fernando de la Rúa.

que…

Su Gobierno también impulsó una reforma constitucional en 1994 que incluyó acortar el mandato del presidente de seis a cuatro años y admitir una reelección inmediata.

CAUSAS DE CORRUPCIÓN

Sus años en el poder también estuvieron salpicados por denuncias de corrupción, un tiempo en el que también se acusó a la Corte Suprema de conformar una «mayoría automática» que siempre fallaba a favor del Ejecutivo.

Además de una causa por presunto enriquecimiento ilícito que lleva abierta tres lustros, Menem fue detenido en 2001 preventivamente seis meses por la presunta venta ilegal de armas a Croacia y Ecuador, por lo que fue condenado primero pero finalmente absuelto.

También fue sentenciado a 4 años de prisión por el presunto pago de sobresueldos durante su Gobierno, pero nunca fue detenido por sus fueros como senador desde 2005.

En la actualidad, estaba también procesado por «estrago doloso agravado» en el caso de la explosión de una fábrica militar en la provincia de Córdoba, en 1995, que dejó 7 muertos y 30 heridos.

«Esas denuncias e imputaciones solo pueden ser entendidas por la mala fe de algunos, por el gozo o la falsía de otros o por tratar de hacer que la mentira reine como verdad», criticó el exmandatario, que también fue absuelto en causas como la del encubrimiento de la primera investigación del atentado a la mutua judía AMIA de Buenos Aires, que dejó 85 muertos en 1994 y sigue impune.

SU FALLIDA VUELTA AL PODER

Con grandes divisiones en el peronismo, Menem se presentó por última vez a las elecciones de 2003, y aunque ganó la primera vuelta, renunció a competir en la segunda, lo que dio la victoria automática a Néstor Kirchner, que aparecía como el gran favorito.

Antes, en 2001, se casó por segunda vez, con la modelo chilena Cecilia Bolocco, con quien tuvo a su último hijo, Máximo Saúl.

En los últimos años, además de ser senador y enfrentar la acusaciones, Menem ha mantenido un bajo perfil mediático. EFE

Leonardo Sbaraglia en la piel de Carlos Menem: «No es joda hacer de presidente»

Buenos Aires, 3 oct (EFE).- “No es joda hacer de presidente”, define a EFE el actor argentino Leonardo Sbaraglia; menos aún cuando se trata del ya fallecido exmandatario Carlos Saúl Menem (1989-1999), icono de los 90 que plagó el país de lujos accesibles, mientras privatizaba las necesidades básicas y el futuro de su población.

Todo esto y más atraviesa «Menem», la ficción dramática de Amazon Prime Video basada en hechos reales, que aún no tiene fecha exacta de estreno, pero que podrá verse en 2024, y en la que Sbaraglia encarna al hombre que, mediante su visión, fue capaz de asumir un país hiperinflacionario y obligarlo a hacer ‘borrón y cuenta nueva’, aunque fuera dentro de una burbuja financiera.

«Nunca me había pasado que una foto mía caracterizado despertase tantas pasiones. Desempolvó un tema interesante para que se vuelva a poner en el tintero. ¿Qué nos refleja Menem de nuestra propia sociedad?», reflexiona Sbaraglia.

Sentado en su camerino, dos maquilladores dan vueltas a su alrededor lentamente cambiando los pigmentos de su piel, le oscurecen el pelo y agregan patillas canosas a los costados de las mejillas. En minutos, la metamorfosis finaliza y un rostro diferente sale a grabar.

«Como actor, es un desafío de los más grandes de mi vida y un personaje bisagra que te invita a superarte», agrega el intérprete de películas como «Caballos salvajes», «Dolor y gloria», «Relatos salvajes» o «Errante corazón», y poco a poco va encorvando la postura y hasta cambiando su forma de hablar.

Sin juicio al personaje

El expresidente fue reconocido por trazar un plan para acabar con una inflación que rozaba el 5.000 % anual mediante la Ley de convertibilidad o «1 a 1», es decir, un peso argentino pasó a equivaler a un dólar estadounidense, una idea económica que salvó la situación inflacionaria pero que derivó, una década después, en la crisis de 2001.

«No está en uno juzgar al personaje, sino sacar a la luz cuestiones profundas. Lo que está en mi potestad es ser lo más parecido a la esencia de Carlos Menem», ataja Sbaraglia.

La serie retratará el ascenso al poder de Menem, pasando por sus orígenes en Anillaco, un pueblito de la provincia argentina de La Rioja (noroeste) que apenas llegaba a los 857 habitantes en 1991, mediante la óptica de una familia riojana, cuyas vidas terminan ligadas al círculo íntimo del mandatario.

«Desde ese lugar llegó a ser presidente casi tres veces y para estar a la altura tuve que aprender un montón de cosas, que me han costado bajarlas al cuerpo e incorporarlas en la serie de forma no verbal. Desde miradas, hasta formas de hablar, junto con palabras que él solía utilizar», relata.

Hizo los deberes muy temprano, cuatro meses antes de empezar a rodar, devoró todo tipo de material que incluyera el apellido Menem, videos, libros y hasta conversaciones íntimas con «prácticamente todo» el entorno del exjefe de Estado.

El director, Ariel Winograd, fue quien puso a Sbaraglia como protagonista de la serie. «Tuvo mucho que ver, es mi tercera vez que trabajo con él, y no me hubiese animado a hacerlo si no dirigiera él», remarca quien ocupó el rol principal de los filmes «El Gerente» y «Hoy se arregla el mundo», ambos del realizador porteño.

Además de la convertibilidad, la serie revolverá en las controversias políticas que derivaron en los casos más extravagantes que la corrupción argentina tuvo para ofrecer, así como los ataques terroristas en la embajada de Israel (1992) y la mutual judía AMIA en Buenos Aires (1994).

«No es joda hacer de presidente. Es una oportunidad de crecer y con ‘Wino’ terminamos ‘El Gerente’ saltando en paracaídas y esto es un poco eso: una caída libre en vivo. Interpretar a Carlos Menem es un riesgo que puede salir mejor o ‘estrolarse’ (chocar) frente a 45 millones de argentinos», concluye.

Sobre todo, porque la crisis actual de Argentina tiene reminiscencias de aquel 2001, aunque actualmente no existe burbuja financiera alguna que permita acceder a bienes básicos y servicios baratos sin préstamos bancarios o ahorros dolarizados por años. Por este motivo, todavía hoy parte de la sociedad sigue añorando a quienes les hipotecaron el futuro.