La incompetencia de las autoridades sanitarias italianas ha llevado a regiones como Calabria a solicitar ayuda médica a Cuba, lo que supone un balón de oxígeno a la dictadura castrista y un blanqueamiento de sus violaciones de derechos humanos
El sistema sanitario de la región italiana de Calabria está al borde del colapso. Sufre un problema de escasez de profesionales en prácticamente todas las especialidades y una creciente fuga de médicos del sector público al privado.
Según informa el diario The Guardian, la pandemia de coronavirus golpeó con gran dureza al sistema sanitario italiano y, en el caso del calabrés, se tensionó tanto que se terminó rompiendo.
Es cierto que el sistema sanitario calabrés estaba seriamente mermado por décadas de abandono y por la corrupción en una región que el grupo criminal ‘Ndrangheta considera su cortijo.
A pesar de los aplausos a las 20:00 y los vecinos cantando Azzurro a coro en los balcones, los esfuerzos de los sanitarios, expuestos en primera línea frente a la pandemia, se olvidaron rápidamente.
El diario británico cita como ejemplo que el Gobierno italiano, en el colmo de la ingratitud, multó a numerosos médicos por realizar horas extra durante la pandemia, durante los meses en los que el sistema sanitario colapsó.
Aquello fue la gota que colmó el vaso. Tras la pandemia comenzó el goteo de jubilaciones anticipadas, huidas al sector privado y búsqueda de mejores oportunidades laborales en el extranjero.
Para paliar la situación, el gobierno regional de Calabria recurrió a Cuba antes que a Roma. Calabria defendió la medida con el argumento de que la situación de la sanidad en la región es catastrófica, y Cuba tiene fama de eficacia en enviar ayuda médica en países que han sufrido catástrofes humanitarias.
Puede parecer exagerado, pero los más de 500 médicos y enfermeras cubanos de todas las especialidades que han acudido al auxilio de los hospitales calabreses han asumido esa premisa.
«Llevamos nuestras habilidades a países necesitados, especialmente donde el sistema de salud está sufriendo», señala en declaraciones a The Guardian el cirujano Abel Díaz Fonseca. E Italia, en particular Calabria, es un país necesitado en opinión de Cuba y del gobierno calabrés.
Un ejemplo que explica la tensión del sistema sanitario se encuentra en la localidad de Polistena, con una población de 10.000 habitantes cuyo hospital atiende a 200.000 personas de la región porque muchos hospitales han cerrado o son ineficientes.
Italia no es el único que ha recurrido a las brigadas médicas de emergencia de Cuba: Portugal y Andorra también han recibido misiones cubanas de auxilio sanitario.
Para el régimen castrista, sin embargo, no es un tema de solidaridad. Es más bien un negocio. The Guardian pone de relieve que estas brigadas de emergencia generan pingües ingresos que van a llenar las arcas públicas cubanas.
También es una manera de blanquear las violaciones de derechos humanos en la isla y de extender la influencia del régimen cubano en países democráticos.
Sin embargo, en Calabria no han querido mirar a ese aspecto de la misión. Sólo valoran que la misión cubana ha impedido la catástrofe total, aunque la incompetencia de las autoridades locales y regionales dé un balón de oxígeno a una dictadura como la castrista.