La tensión en Medio Oriente no para de aumentar.
Tres soldados estadounidenses murieron y al menos 34 más resultaron heridos en un ataque con drones ocurrido en la madrugada del sábado al domingo en una base militar en el noreste de Jordania.
El golpe fue reivindicado por la Resistencia Islámica en Irak, nombre que designa a una coalición de milicias respaldadas por Irán que se oponen al apoyo de Estados Unidos a Israel en la guerra en Gaza.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, lamentó el hecho y prometió que “este sacrificio máximo no será olvidado”.
El ataque
El suceso se produjo cuando “un sistema aéreo no tripulado unidireccional (Owuas) impactó las unidades de alojamiento de contenedores de la base”, indicó este lunes el Departamento de Defensa de EE. UU.
El Pentágono reveló las identidades de los tres militares que murieron en el ataque.
Se trata de William Jerome Rivers, 46 años; Kennedy Ladon Sanders, de 24 ; y Breonna Alexsondria Moffett, de 23. Todos ellos eran residentes del estado de Georgia.
Las autoridades dijeron que, entre los 34 soldados heridos, varios presentaban cortes, contusiones, traumatismos cerebrales y otras lesiones.
Ocho fueron evacuados para recibir tratamiento y uno de ellos, el que presenta mayor gravedad, se encuentra en condición crítica pero estable.
El ataque tuvo lugar en una base de contrainteligencia que EE.UU. mantiene en Jordania, conocida como Torre 22.
Allí se despliegan aproximadamente 350 efectivos del Ejército y la Fuerza Aérea de Estados Unidos, según el Departamento de Defensa.
Instalada en 2016, la base era secreta, y ni Jordania ni Estados Unidos tenían pensado revelar su presencia dentro del territorio jordano.
Sin embargo, tras el ataque, el Pentágono se vio obligado por primera vez a revelar su ubicación.
En Jordania, uno de sus aliados más importantes en la región, EE.UU. mantiene estacionados alrededor de 3.000 uniformados, según la agencia AP.
EE.UU. promete represalias
Estados Unidos anunció que responderá al ataque.
“No lo duden: haremos que todos los responsables rindan cuentas en el momento y de la manera que elijamos”, subrayó el presidente Biden en un comunicado el domingo.
Y este lunes lo secundó su canciller, Antony Blinken: “responderemos con decisión a cualquier agresión y haremos responsables a las personas que atacaron a nuestras tropas”, declaró en una conferencia de prensa.
La Casa Blanca no ha aportado más información sobre cuál puede ser la respuesta.
“El presidente ha sido muy claro. Como comandante en jefe, una de las cosas en las que se centra obviamente es garantizar que protegemos a nuestras tropas”, se limitó a responder sobre esto la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, en una entrevista con CNN.
Y el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, afrmó que “haremos lo que tengamos que hacer” en una entrevista con la cadena MSNBC.
El ataque es otra prueba de la creciente tensión que vive la región desde el 7 de octubre, cuando Hamás lanzó su mortífero ataque sobre el sur de Israel que dejó más de 1.200 fallecidos y 240 secuestrados.
En respuesta a este golpe las autoridades israelíes emprendieron una dura represalia militar en contra de la Franja de Gaza que ha dejado más de 25.000 muertos en dos meses, en su mayoría civiles, de acuerdo con autoridades del territorio administrado por Hamás.
Por el apoyo que Washington ha brindado a Israel, sus bases en Medio Oriente se han convertido en blanco para grupos armados que respaldan a Hamás.
Desde el inicio de la guerra de Israel contra Hamás en Gaza, las bases estadounidenses en Irak y Siria han sido atacadas más de 150 veces, según funcionarios estadounidenses, reportó el corresponsal de la BBC en Beirut (Líbano), Hugo Bachega.
A estos hechos hay que sumarles los ataques que los rebeldes hutíes vienen lanzando contra barcos mercantes que desean cruzar por el canal de Suez.