A Israel le va a pasar lo que le pasó a Sudáfrica, es decir, en un momento van a tener que terminar con el proyecto inviable y los extremistas no van a tener más el poder, y los otros se van a integrar a la región. Es decir, el final del régimen sionista es la no existencia del régimen sionista. Ellos en el fondo lo saben. Lo que pasa es que venden cara su derrota, lo mismo que está haciendo EE.UU. a nivel geopolítico mundial.

Filósofo, teólogo y una de las referencias para conocer a fondo lo que ocurre en la región de Medio Oriente, el sheij Abdul Karim Paz está convencido que la Resistencia palestina saldrá victoriosa de su confrontación con el aparato terrorista de estado que lidera Benjamín Netanyahu.

Karim Paz se volcó hace años del catolicismo al islamismo, y además de hacer estudios en la ciudad santa de Qom, en la República Islámica de Irán, donde vive varios meses al año, también ejerció durante años como líder religioso de la Mezquita Al Tauhid, de la comunidad chiíta en Argentina. Con él dialogamos en torno a lo que ocurre en Palestina ocupada, pero obviamente también de Irán y su rol en el eje de la Resistencia que abarca organizaciones y países de la región.

Ya van seis meses desde el 7 de octubre del año pasado, en que se produjera un levantamiento generalizado por parte de la Resistencia palestina. En este período, si alguien tenía dudas, queda claro que no se trataba de un problema de un mes o de un día sino que son 76 años en que el pueblo palestino viene soportando todo tipo de ataques, masacres, humillaciones, encarcelamientos. ¿Qué balance haces de la situación y qué podemos esperar en los próximos meses?

En nombre de Dios Clementísimo y Misercordiosísimo, gracias por el espacio. Con respecto a tu pregunta podemos hablar de dos aspectos: uno positivo y uno negativo. Empecemos por el negativo, que es realmente la masacre y el sacrificio del pueblo palestino, atacado por este régimen genocida que está haciendo un desastre, y que fue implementado hace más de siete décadas para controlar la región desde varios ángulos. Primero, la creación de ese Estado hegemonizado por el sionismo, pero también contaban los intereses imperiales ingleses para tener un enclave ahí y un aliado estratégico en la zona. La región es muy estratégica y con la sola manipulación de las monarquías no les era suficiente, de allí que los ingleses ayudaron a crear ese régimen artificial.

Como bien dice el escritor Ilam Pappe: ellos, la mayoría de los sionistas, eran ateos, no eran estrictamente muy religiosos. En un principio, la mayoría de los rabinos estaban en contra porque era un proyecto puramente político y no cuajaba. De hecho, tenían distintas alternativas geográficas para instalar ese Estado , todas ellas en colonias británicas. Desgraciadamente, nosotros como país éramos también una opción junto con Uganda y Palestina. Pero no era un proyecto que saliera de las entrañas de lo religioso. Por eso los religiosos se oponían, porque desde el punto de vista teológico-religioso había que esperar al Mesías para volver a la tierra prometida. Y claro, el Mesías no había aparecido. Nadie lo decía y ellos se oponían. Vos fíjate todo lo que tardó la ortodoxia judía sionista en llegar al poder, y lo hizo en los últimos años con Netanyahu, porque al principio el Estado de Israel era un proyecto netamente secular.

Pero hubo un momento que eso cambió y la religión copó el escenario y se fue imponiendo.

Sí, se dieron cuenta que había que echar mano de lo religioso para justamente movilizar y estimular al proyecto. Al comienzo era muy evidente. Al principio, el sionismo era necesariamente el proyecto judío, y por eso Pappe dice que el Estado de Israel se creó con ateos que paradójicamente creen que Dios les prometió la tierra, Obviamente, con el tiempo, la propaganda, la manipulación y el éxito aparente de los primeros años, contando con todo el poderío norteamericano, fueron consolidando un apoyo religioso muy fanático. El aspecto negativo es que este proyecto fue creciendo, se “comió” a Palestina a base de terror y de soborno.

El terror es obvio y va desde la Naqba hasta este presente. ¿A qué te refieres con lo del soborno?

Porque los Acuerdos de Oslo consistieron en sobornar a una parte de la dirigencia palestina para seguir el proyecto de ocupación. Se puede decir que era un proyecto que llegó a la cúspide del éxito cuando los norteamericanos, después de fallar en el intento de la reorganización del Medio Oriente con la derrota del 2006 en el Líbano, optaron por otros medios, apuntaron más por el lado del soborno. Por esa vía llegaron a controlar a casi todas las monarquías. Quedaba solo la última, que es la que rige a todo el resto de las monarquías, y es la de Arabia Saudita. A mediados del año pasado, estaba todo a punto de concretarse, cuando de pronto llegó la operación de Hamás del 7 de octubre. Iba a ser la culminación del proceso de “pacificación” o “normalización” del que hablaban ellos, y por lo tanto quedaba aislado Irán como el malo de la región que no quería la paz. Con toda la maquinaria de propaganda ese era el objetivo, encajaba bien en el plan, que lo que no habían obtenido por el lado militar en Siria y el Líbano, ahora lo lograrían por el lado diplomático imperial. Quedaron así definidos dos sectores. Por un lado, la Resistencia palestina, que ya a esta altura es un frente mundial internacional,  y por otro, el imperio atlantista, con algunos muñequeos de otras potencias que negocian algunas cuestiones por debajo de la mesa. Hasta te podría decir, que cuidando sus intereses, algunos se sitúan como “observadores”.

¿Te refieres a las grandes potencias que adversan a EE.UU?

Es el caso de China, por ejemplo, que en Siria era muy de observar a ver qué pasaba, y no arriesgaba. En esa situación, Rusia sí arriesgó, no con tropas en el terreno, aunque sí la aviación, que fue importante. Es evidente que esas tremendas potencias no apuestan todos los caballos ahí, y pueden perfectamente maniobrar. Porque aparte, en lo cultural e ideológico -que es un tema muy importante-  pueden llegar a negociar un reparto, por lo menos por un periodo. Una suerte de “transformar la guerra caliente en guerra fría”, y alguna negociación hasta ver qué pasa. Así se han sabido arreglar en el pasado y pueden arreglarse en el futuro.

Abdul Karim Paz
El sheij Abdul Karim Paz con el papa Francisco. 

Frente a esto mismo que nombras, ¿qué pasa con Irán a la hora de una intervención más potente en Palestina para evitar que el actual genocidio siga desarrollándose? 

Irán tiene su estrategia. Hay que recordar que ya pasó por este proceso. De 1980 al ‘88 la República islámica fue agredida brutalmente con armas químicas, con misiles en las ciudades. Pero analicemos el escenario actual, por un lado, tenemos a Hezbollah que es frontera con el régimen sionista y que sabe que está en la lista; o sea que primero son los palestinos, después vienen ellos. De modo que tenían que elegir cuándo intervenir, o ahora o después. Y bueno, han decidido que es mejor ahora. Tienen sus costos, pero los toman. Después están los yemeníes que son una cosa impresionante. Porque los yemeníes perfectamente podrían mirar el partido desde la tribuna. Porque en última instancia, saben también que vendrán por ellos. De hecho los han atacado muchos años Arabia Saudita, EE.UU. y Reino Unido.  Ellos podrían perfectamente haber dicho: nos rearmamos, salimos de una guerra y nos quedamos en el molde, y vamos viendo cómo se desenvuelven los acontecimientos. Sin embargo, ellos realmente son un pueblo tremendamente noble, valiente y sacrificado. Prácticamente son los mejores luchadores que hay en el mundo islámico. Pero por otro lado, y voy a lo de la pregunta sobre Irán, es totalmente cierto que sin la República Islámica no hay Yemen,  por más noble y combativo que sea su pueblo, y eso es lo que les ha permitido triunfar y ser hoy una potencia en la región.

O sea que desde esa tesitura Irán define cómo intervenir para que el resultado sea lo más exitoso posible.

La República Islámica es el epicentro. No lo digo yo, lo dicen los actores: lo dice Yemen, lo dicen los palestinos, lo dicen los libaneses, también los iraquíes y los sirios, lo confirma todo el Eje de la Resistencia, y también lo apuntan EE.UU. e Israel. Ellos, los enemigos, saben perfectamente que la amenaza es todo lo que representa Irán. La figura de Yemen es mucho más romántica, y de un sacrificio y una valentía innegable. En cambio, los iraníes son más especulativos, sí, pero también representan una pieza absolutamente necesaria en la Resistencia. Con lo cual no habría Resistencia Palestina sin Irán, no habría Hezbollah ni habría Yemen sin Irán; no habría Irak ni Siria sin Irán.

Claro que siempre hay héroes minoritarios, sacrificados, eso se da en todos los pueblos. Pero como sistema alternativo de una resistencia real que le disputa el poder al Imperio, eso no existiría. Entonces el rol de Irán es muy particular. Ante la duda de por qué no entran al combate directo y hacen como Yemen y Hezbollah y se mandan con todo, hay que tener en cuenta que Israel quiere y le conviene que entren. Israel quiere empujar a EE.UU. a hacer en Irán lo mismo que están haciendo ellos en Gaza. Porque hay que entender esto muy bien: en Gaza no es solo Israel el genocida. Ahí están también EE.UU. y Reino Unido, que siempre mantienen un doble discurso. Por ejemplo, todo el mundo sabe que Estados Unidos y Reino Unido volaron el gasoducto que unía Alemania y Rusia, pero nunca vas a escuchar a Biden o al primer ministro británico decir “fuimos nosotros”.

Algo muy parecido ocurre ahora con el ataque y la masacre en el consulado iraní en Damasco.

Exacto. Washington salió enseguida a decir que no fueron, pero son declaraciones poco creíbles. A ver: el avión que voló, la bomba que arrojó, la nafta que usó, la financiación, el entrenamiento, los satélites, todo fabricado por EE.UU. Entonces, ¿cómo van a decir que no estuvieron, que ellos no fueron? ¿Desde cuándo su punta de lanza, su caballo de Troya israelí va a hacer una cosa de esa envergadura sin consultar? O sea, es un tema obviamente articulado. Pero en el juego de la diplomacia muchos dicen «yo no fui» y algunos pocos dicen «yo fui». Los yemeníes no tienen empacho; dicen «sí, nosotros somos». No se lo endilgan a un grupo anónimo; no hacen esas cosas. Y la verdad es que Irán cuando actúa y pega, tampoco lo niega. Así ocurrió con el caso de Qassem Soleimani. Trump había dicho que tenían 52 objetivos en Irán si tocaban a un norteamericano en respuesta al asesinato de Soleimani. Entonces Irán atacó la base más importante de EE.UU en Irak, y dijo «fuimos nosotros», y con todo el orgullo. Irán tiene esa manera de actuar, el resultado de la Revolución y su maniobrar quizás no sea el que más le guste a algunos pero sigue siendo el impulsor, quizás que con un grado de especulación, pero que va para adelante, eso es obvio. Y basta ver el crecimiento en la República Islámica, que además se refleja en el crecimiento de la resistencia regional. 

Si nosotros nos retrotraemos al pasado, en las guerras de 1948, 1956 y 1973,  los países árabes se unían para atacar a Israel y cada vez la confrontación duraba menos. Lo máximo fue en el ’73, que duró seis días. El tema es que era un momento en que todos los principales países árabes, como Egipto, Siria, Irak, etc., se reunían para atacar Israel y eran derrotados, ahora la situación se invirtió,  ya que Israel no puede terminar con Hamás. De allí que Israel tiene que hacer una masacre filmada en vivo y en directo como es esta. Eso explica la desesperación dentro del régimen sionista que dice que esto es inviable. ¿Tienen que matar dos millones de personas para terminar con una resistencia? 

En definitiva,  en algún momento van a tener que parar. No pueden asesinar a trescientos millones de árabes y después a mil millones de musulmanes. Además, no solamente son los musulmanes, porque de hecho hoy en el mundo se dan múltiples manifestaciones exigiendo a Israel que detenga la matanza.

Con muy buen criterio, algunos le dicen a Netanyahu: «Pará». Pero claro, la cúpula sionista no puede parar porque sabe que donde para pierde; porque ¿cómo van a justificar parar? Lo dice el propio Netanyahu: “no podemos parar porque si paramos, se rearman y nos destruyen, y el 7 de octubre va a ser un paseo al lado de lo que se viene”.  ¿O se piensa que matar 33.000 personas es gratis, que no tiene consecuencias? ¿en qué cabeza cabe que podrán asesinar a mansalva niños, mujeres, destruir hospitales y escuelas, y no va a haber repercusión?

Netanyahu no puede seguir huyendo hacia adelante de por vida. Puede matar gente, pero en un momento, como vos decís, se quiebra eso. Supongamos que por la presión interna y por la fuerza de la Resistencia, cayera el Gobierno de Netanyahu. ¿Qué pasaría en Israel? ¿Quién reemplazaría a Netanyahu, sabiendo que el sionismo sigue siendo fuerte allí y otros sitios del mundo?

A Israel le va a pasar lo que le pasó a Sudáfrica, es decir, en un momento van a tener que terminar con el proyecto inviable y los extremistas no van a tener más el poder, y los otros se van a integrar a la región. Es decir, el final del régimen sionista es la no existencia del régimen sionista. Ellos en el fondo lo saben. Lo que pasa es que venden cara su derrota, lo mismo que está haciendo EE.UU. a nivel geopolítico mundial. Mientras algunos sostienen que Palestina ya triunfó. Otros preguntan: “¿dónde está el triunfo, por qué hablan de victoria palestina? ¿por qué la Resistencia dice: somos los vencedores?” También Hezbollah en el 2006 dijo: “ganamos nosotros”. Y los escépticos decían: “mirá, ¿a estos les destruyeron el Líbano y dicen que ganaron? Y después cayó toda la cúpula del Gobierno israelí y dijeron: “perdimos!”. Perdieron porque atacaron el Líbano para terminar con Hezbollah, y hoy Hezbollah está más fuerte que antes. Lo mismo está pasando en Palestina. La Resistencia emergerá victoriosa. Pero ese es el lado lleno del vaso. Tampoco vamos a negar que el costo es tremendo. Cuando años atrás atacan al Líbano se armó un debate interno entre los luchadores libaneses: ¿qué hacer?, porque resistir es muy duro, es fácil de decir, pero tenés que estar dispuesto a morir. Entonces, el Iman Jomeini decía “resistan”. “Resistan con lo que tengan, nosotros los vamos a ayudar”. Y sentenció la frase de oro: “El costo de la resistencia podrá ser muy grande, pero siempre es menor al costo de la sumisión”. Esta es la ecuación: Vos querés evitar problemas, te sometés. Vas a pagar un costo mucho más alto, mucho más duro, inimaginablemente más indigno y humillante. O sea, vas a morir indignamente. Por el otro lado, la tesis del Imán Jomeini se demostró verdadera porque hoy Irán es una potencia.