El político australiano fue elogiado y criticado a partes iguales por su férrea política migratoria, que aplicó con mano de hierro durante su mandato

El nuevo conservadurismo es intensamente patriótico, económicamente pragmático y profundamente respetuoso con la tradición». Así es como el ex primer ministro de AustraliaTony Abbott, inició su discurso en el primer día de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), en Budapest (Hungría). Durante dos intensas y maratonianas jornadas, los líderes conservadores de todo el mundo han recorrido la imponente nave del Millenáris Park, donde han intercambiado estrategias, charlas informales o debates sesudos.

Por esta sala de exposiciones, ubicada en la parte occidental de la capital húngara, han pasado desde el presidente del país anfitrión, Viktor Orbán, pasando por el líder de VOX, Santiago Abascal, el ex primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki, o el excandidato a la presidencia de Chile, José Antonio Kast. Sin embargo, fue a Abbott a quien Orbán destacó en su discurso de inauguración de la conferencia. El nombre del ex primer ministro australiano, ahora asesor de la Junta de Comercio del Reino Unido, ha sonado de manera recurrente en las tertulias, sobre todo, por su política migratoria, odiada y amada a partes iguales.

Considerado un héroe por muchos líderes mundiales y ampliamente criticado por colectivos y organizaciones de derechos humanos, Abbott vaticinó la crisis de los refugiados de Europa de 2015, mientras que, durante su mandato, aplicó duras medidas para evitar la entrada de inmigrantes a Australia. «El único país del mundo que ha logrado detener una ola de inmigración ilegal por barco es Australia», subrayó el político. Abbot destacó además una tendencia que se está asentando en la mayor parte de los países, los papeles de la izquierda y la derecha se están revirtiendo.

En palabras del exprimer ministro australiano, «los partidos de derechas tienden a ser más de la clase trabajadora, en el sentido de que su apoyo procede de personas que tienen que trabajar duro para ganarse la vida; mientras que los partidos de izquierdas han tendido a convertirse en partidos de la clase rentista o de la clase del bienestar, para personas que obtienen su dinero del Estado o de sus inversiones». En una entrevista con El Debate, Abbott analiza la situación geopolítica actual, así como la lucha existencial entre el progresismo y el conservadurismo.

¿Cómo ve el futuro de Occidente ante esta batalla entre las fuerzas conservadoras y las progresistas?

–En los países de habla inglesa, el conservadurismo y el liberalismo no se han opuesto radicalmente. El liberalismo ha sido realmente, por así decirlo, un componente del conservadurismo. Por ello, no veo el liberalismo como un problema mientras sea un liberalismo sensato y bien ordenado, que reconozca que no es el único valor importante.

El gran problema para Occidente es el progresismo y la globalizaciónTony AbbottExprimer ministro de Australia

Con esto quiero decir que, por supuesto, importa la libertad, pero también el orden, la fuerza nacional y el respeto a la cultura del país. El gran problema para Occidente es el progresismo y la globalización.

¿Cómo definiría su estrategia de inmigración durante su mandato?

–Australia es un país de inmigrantes, por lo que estoy a favor de la inmigración. Pero tiene que ser la inmigración correcta, que redunda en nuestro interés nacional y no en el interés individual de determinados inmigrantes. Los países tienen que ejecutar el programa de inmigración de una manera que respete los derechos de sus nacionales y preservar así el carácter de sus países. Por el contrario, una inmigración masiva, especialmente si se trata de inmigración ilegal, es una forma de invasión pacífica.

¿Cuál cree que es la mayor amenaza para Occidente ahora mismo?

–La falta de confianza en uno mismo es la mayor amenaza, porque si no crees en ti mismo, no te defenderás o querrás defenderte de manera eficaz. No te dedicarás en cuerpo y alma a la tarea esencial de construir una nación, que debería formar parte de nuestro trabajo diario.

La debilidad es una invitación a la agresiónTony AbbottExprimer ministro de Australia

¿Es posible una guerra entre China y Estados Unidos en un futuro próximo?

–Quiero creer que no, porque algo así sería catastrófico para todos. Sin embargo, la mejor manera de evitar la guerra es mediante la fuerza, que actúa como disuasión. La debilidad es una invitación a la agresión.

¿Estados Unidos sería capaz de luchar en tres frentes a la vez? Taiwán, Ucrania e Israel.

–Ante este escenario, es muy importante que los aliados de Estados Unidos mejoren su estrategia. Europa debería hacer más en Ucrania. Países como Australia deberían hacer más en el este de Asia. Y todos deberíamos hacer lo posible para apoyar a Israel.

Los israelíes, por su parte, son muy fuertes. Y si bien necesitan algo de ayuda estadounidense, son autosuficientes en el ámbito militar. Israel es un ejemplo de cómo un país relativamente pequeño puede protegerse a sí mismo, incluso en una parte muy peligrosa del mundo.

¿Taiwán necesita más ayuda?

–Evidentemente, Taiwán es extremadamente vulnerable. Si China cree que puede apoderarse fácilmente de la isla, lo hará. Pero si piensa que se enfrentará una alianza democrática fuerte es probable que no llegue a dar el paso.

¿Qué opinión le merece el papel que ha jugado el Gobierno español en el plano internacional, con respecto a la guerra en Ucrania e Israel?

– [Ríe] No pretendo ser un experto en política española, así que no entiendo realmente los entresijos de lo que ocurre dentro de la Unión Europea. Y, honestamente, no sé cuál es la posición de España con respecto a Israel. Confío que esté del lado correcto.