El presidente argentino denunciará el marxismo cultural en su comparecencia con Vox, pero Planeta ha retirado su libro por inventarse un doctorado por la Universidad de California

Javier Milei llega a Madrid esta semana para comparecer en el evento Viva 24, el lanzamiento de la campaña de Vox para las elecciones europeas. Aunque cruzar el Atlántico en el avión presidencial tenía otro objetivo, tal vez más importante para el presidente argentino: promocionar la edición española de su libro, pomposamente titulado El camino del libertario.

Santiago Abascal, Hermann Tertsch y otros ideólogos de la llamada Iberosfera –esa comunidad imaginada de la nueva derecha extrema hispana– darán la bienvenida al presidente/celebridad, junto a empresarios españoles del entorno de José María Aznar, interesados en rentabilizar la apertura libertaria de la economía argentina a lucrativas inversiones en áreas como la minería de oro y el litio, el gas de Vaca Muerta o las energías renovables potencialmente extraíbles de los monetizables vientos de la Patagonia. 

Pero lo que no habrá es bienvenida de la editorial Planeta, que acaba de retirar el libro de Milei, tras darse cuenta de que la reseña biográfica en la carátula maquillaba el curriculum del presidente de Argentina. Milei aparecía en el libro como licenciado por la prestigiosa Universidad de Buenos Aires y doctorado por la Universidad de California, cuando, en realidad, se formó en la Universidad de Belgrano y la Universidad CEMA en Buenos Aires, y no tiene doctorado alguno. Ambos son buenos centros de enseñanza superior pero –por difícil que esto resulte de entender a los conservadores madrileños– no tan buenos como la pública UBA (que Milei pretende atacar con su motosierra) ni muchos menos como la Universidad de California, que incluye Berkeley, Stanford y UCLA. Pocos lo dirían escuchando sus discursos plagados de rebuscadas referencias a Hayek o Gary Becker, aunque el público sea un grupo de ganaderos de la Pampa, pero Milei no está licenciado ni doctorado en Ciencias Económicas. Se licenció en Matemáticas. Tras cometer el error, Planeta y su filial Deusto, han retirado el libro de las librerías, de modo que Milei no podrá presentarlo en Madrid. 

Planeta se disculpó así: “La biografía del presidente Javier Milei que figura en la edición española de su libro El camino del libertario, publicado a través del sello editorial Ediciones Deusto, contiene datos erróneos. Pedimos sinceras disculpas por el fallo. Y procederemos al retiro de las librerías españolas de dicha edición para reemplazarla por una nueva, con los datos correctos”.

Al emprender el vuelo de once horas desde Buenos Aires, Milei tal vez contaba con que la presentación de su libro en Madrid tendría el mismo impacto que la de la edición argentina en Buenos Aires, en 2022, en pleno ascenso meteórico del histriónico libertario/autoritario. Entonces, grupos de jóvenes de clase media se echaron a llorar en escenas de histeria colectiva al ver a su ídolo. El grupo de autores neoconservadores que participaron en la feria del libro, entonces liderados por Milei, eran como “los Sex Pistols”. “Eran todo pibitos llorando, una locura”, dijo un empleado de Planeta en Buenos Aires, citado por Ezequiel Saferstein en el capítulo que firma en el interesante libro Está entre nosotros, de Pablo Semán, recién publicado también en España. Saferstein destaca la complicidad de algunas editoriales en el auge de Milei y de la extrema derecha. Quizá el grupo Planeta se ha dado ya cuenta del peligro de tratar a la nueva derecha de la posverdad como si fuera algo más fiable.

Milei tal vez contaba con que la presentación de su libro en Madrid tendría el mismo impacto que la de la edición argentina en Buenos Aires, en 2022

Seguramente, Milei intentará hacer de tripas corazón y aprovechará el momento para tachar a Planeta de integrantes de la odiada casta infiltrada por el marxismo cultural, aunque lo cierto es que Deusto ha publicado a muchos de sus héroes, desde Milton Friedman a Ayn Rand. 

Pero la falsa reseña biográfica lo ha estropeado todo. “Tienes que tener en cuenta que para los economistas, incluso para los más ortodoxos, Milei no tiene importancia”, me dijo el economista Fabián Amico durante una entrevista en el centro de Buenos Aires, en abril. “No tiene experiencia en ninguna institución pública ni privada. No tiene publicaciones relevantes; nadie le cita en sus estudios, ni su hermana lo cita. Hay economistas argentinos que tienen prestigio en América Latina. Por ejemplo, a Robert Frank se le cita muchísimo. Pero nadie cita a Milei”.

No es la primera vez que Milei o sus editores son pillados in fraganti inventando cosas

No es la primera vez que Milei o sus editores son pillados in fraganti inventando cosas. En varios libros que se convirtieron en éxitos de ventas en Argentina Milei cometió plagio. En uno de ellos, publicó textos sin reconocer la fuente de algunos estudios publicados por Gita Gopinath, la asesora principal económica del FMI. 

En otro, al escribir su bestseller Pandenomics plagió investigaciones del físico español Antonio Guirao Pierna, de la Universidad de Murcia, y del físico mexicano Salvador Galindo Uribarri. El presidente ha plagiado incluso a sus ídolos Murray Rothbard (nombre de uno de sus mastines clonados), Friedrich Hayek y Ludwig Von Mises.

A los intelectuales cercanos a Milei en Buenos Aires parece no preocuparles el escaso peso académico del presidente. Son jóvenes filósofos ultraconservadores, como Agustín Laje, autor del libro Batalla cultural, formado en la Universidad de Defensa en Washington –una buena escuela para aprender de batallas, tal vez, pero no de estudios culturales– y en la Universidad de Navarra, feudo del Opus Dei en España. Nicolas Márquez, cuya formación tuvo lugar en el centro William J. Perry Center for Hemispheric Defense Studies, también en Washington. O Álvaro Zicarelli, autor de Cómo derrotar al progresismo, cuya formación universitaria no he podido averiguar. Él mismo se define como “agent provocateur y elonista”, en referencia a Elon Musk.

Todos los libros de estos intelectuales de la derecha liberal/libertaria/apologista de la dictadura militar han tenido éxito en Argentina, aunque, al igual que los de Milei, no los verán citados en publicaciones peer-reviewed, a no ser que se trate de un análisis histórico del charlatanismo en la política populista latinoamericana.

Tal vez por eso, para ellos se hace necesario acusar a las universidades más importantes del mundo de estar infiltradas por el llamado marxismo cultural. Para Laje, los valores de la izquierda se han ido apoderando de la industria del cine, los museos, las galerías de arte contemporáneo, las bibliotecas, las universidades, los colegios, todas las instituciones culturales y de la enseñanza. ¡Hay que frenar el avance! O eso le dirían, supongo, sus profesores militares en la Universidad de Defensa en Washington. 

“La batalla cultural es una confrontación activa, consciente, deliberada“, afirmó Laje durante la Feria del Libro, celebrada recientemente en Buenos Aires, donde presentó la nueva hagiografía sobre Milei, coescrita con el homófobo Márquez, tejedor de teorías de la conspiración, titulada Milei, la revolución que vieron venir. Y “el triunfo electoral de Javier Milei es inseparable de estos esfuerzos”, añadió. 

El presidente tenía previsto presentar su nuevo libro en la misma Feria de Buenos Aires pero, ante la negativa de los organizadores a regalar 500 entradas a sus discípulos de la Libertad Avanza, cambió de idea

Milei tratará de olvidar el desaire de Planeta en España el próximo 22 de mayo en el estadio Luna Park de Buenos Aires, donde presentará su nuevo libro, Capitalismo, socialismo y la trampa neoclásica, un ataque frontal no solo contra el socialismo sino contra el neoclasicismo económico. ¿Por qué meterse con los neoclásicos si ellos tienen el mismo objetivo de vender el Estado a los amigos de José María Aznar y Mauricio Macri, y empobrecer a la mitad de la población? La única explicación: Milei está empeñado en demostrar que es el más listo de la clase aunque el profe y la mayor parte de los alumnos sepan que no es verdad.

El presidente tenía previsto presentar su nuevo libro en la misma Feria de Buenos Aires pero, ante la negativa de los organizadores a regalar 500 entradas a sus discípulos de la Libertad Avanza, cambió de idea. En todo caso, boicotear la famosa Feria resultó un golpe de efecto para justificar la retirada de financiación pública a este importante evento, por primera vez en la historia.

Por eso, no sería extraño que Milei reaccionara también con alguna arenga histérica contra Planeta. A fin de cuentas, si quieres desviar la atención de los agujeros en tu currículum, nada más fácil que echar la culpa a un sesgo progresista en toda la industria cultural occidental. Es lo que hace Laje en un video que circula por Youtube y que repasa, en solo cuatro minutos, las teorías de hegemonía de Gramsci y la Escuela de Frankfurt. La izquierda “ya no pretende expropiar los medios de producción sino la cosmovisión del hombre”. Así denuncia un supuesto proceso de adoctrinamiento insidioso contra los valores tradicionales de la familia heterosexual y la Iglesia Católica.

Que la banda sonora del video sea de Radiohead puede resultar una sorpresa. Pero no debería serlo. El movimiento mileísta quiere ser percibido como una subcultura de rebelión juvenil –Milei con sus patillas de roquero y abrigos de cuero negro es el roquero inconoclasta–, aunque se pretenda dar la “batalla cultural” en nombre del “orden socialcristiano, con la familia como pilar fundamental”. (Respecto a Radiohead, he intentado alertar a Thom Yorke, pero no ha contestado).

El movimiento mileísta quiere ser percibido como una subcultura de rebelión juvenil

El rechazo a la modernidad del mileísmo se confirmó de forma surrealista en la entrevista que el periodista conservador estadounidense Tucker Carlson hizo a Milei antes de las elecciones: “¿Por qué será que a la izquierda le gusta tanto el hormigón?”, pregunta Carlson, tras hacer un tour de los “preciosos edificios” de la belle époque de Buenos Aires frente a los “feos” de la segunda mitad del siglo XX. “Tiene que ver con los valores de la izquierda (…) envidia, odio, resentimiento”, responde Milei.

Tal vez por eso Milei ha anunciado recortes draconianos en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno –sita en un emblemático edificio moderno del arquitecto Testa y construida en comunista hormigón–, una institución histórica, fundada en 1810. El gobierno ha anunciado cientos de despidos y la congelación del presupuesto.

Atacar a una institución dirigida en tiempos pasados por un icono conservador como Jorge Luis Borges parece un paso arriesgado, incluso para Milei. Pero la biblioteca ya tiene centros de documentación dedicados a los pueblos originarios, la cultura afro y los derechos humanos que delatan su contaminación ideológica. Tal vez incluso Borges es un producto del marxismo cultural para los pensadores de Milei. “Antes, los recortes neoliberales en Argentina fueron diseñados con criterios técnicos. Ahora hay una ideología detrás”, dijo el sociólogo Ezequiel Ipa mientras conversábamos en el café de Los Angelitos, en Buenos Aires. Fundada a finales del siglo XIX, con una historia de payadas afroargentinas, tertulianos socialistas y tangos de bohemia, la cafetería tiene obvias influencias del marxismo cultural.