Originalmente medía dos metros de ancho y pesaba 4.000 kilos y a día de hoy existen solo un puñado de fotos de él

Aunque determinar el nivel de peligrosidad de un objeto está sujeto a factores como su potencial de daño, la vulnerabilidad del entorno sobre el que actúe, su accesibilidad o la regulación a la que está sometido, puede decirse que si hay uno que, sin establecer contacto con él, tiene una mayor capacidad destructiva con todo tipo de vida, ese es el llamado ‘Pie (o pata) de elefante’ de Chernóbil.

Ubicado en la central que, en 1986, sufrió el accidente nuclear más famoso del siglo XX, se trata de una masa de material altamente radiactivo solidificado bajo el núcleo del reactor número 4 (donde se originó la catástrofe), compuesta principalmente de combustible nuclear fundido y compacto, arena y otros materiales que se derritieron en el incidente. Su forma es (o era, mejor dicho, ya que con el paso del tiempo se ha ido descomponiendo progresivamente) similar a la de un pie de elefante, de ahí su nombre.

El 'Pie de elefante', en 1996
El ‘Pie de elefante’, en 1996

Descubierto ocho meses después de la catástrofe, en aquel entonces emitía 10.000 roentgens (una unidad de medida para determinar la exposición externa a la radiación) por hora, lo que equivalía a una muerte segura en dos días solo con estar cinco minutos junto a él (cualquier persona sometida a valores superiores a los 50 roentgens pone en riesgo su vida). Aunque casi 40 años después del desastre la radiación que emite ha disminuido notablemente, estar cerca del ‘Pie de elefante’ durante unas pocas horas sigue siendo inexorablemente mortífero en la actualidad.

Es por esta razón que, incluso a día de hoy, existen solo un puñado de fotos del objeto, que originalmente ocupaba dos metros de ancho y pesaba 4.000 kilos.

Debido a su letalidad, fue visitado en contadas ocasiones, y aunque los encuentros con personas nunca han quedado debidamente documentados, se dice que algunos de los operarios que se acercaron a la formación para estudiarla o fotografiarla terminaron muriendo pese a adoptar un gran número de medidas de protección.