Nicolás Maquiavelo parte de los principales sucesos contemporáneos para definir un ordenamiento social diferente al de tiempos pasados, en el que la razón de estado tiene como objetivo la mejora de la sociedad y el perfeccionamiento del hombre.
Vivió entre los años 1469 y 1527 d.C., de origen florentino, habitó una Italia fragmentada que comenzaba a abrazar al renacimiento. Considerando el período histórico en que se desarrolló su vida, podría destacarse como una de las personas que contribuyó a dar vuelta la página de la importante influencia de la Iglesia Católica en los asuntos de la sociedad entera -lo que evidentemente incluía a la política- aportando en el desarrollo de la forma que actualmente posee, es decir, como un estudio del poder y su articulación para administrarlo. Es justamente en este punto en que destaca una de las obras de filosofía política más importantes y trascendentales escritas, siendo catalogada como uno de los clásicos en la materia, nos referimos a El Príncipe de Maquiavelo, obra que es un estudio acabado y detallado de la realidad de su época, con miras para administrar el poder teniendo como fin último un bien superior.
Figura 1. Niccoló Macchiavelli
La Edad Media y la contribución de Maquiavelo con la secularización del mundo
Comenzaremos rememorando la Edad Media, período de tiempo donde la Iglesia Católica dominaba prácticamente todos los ámbitos de la sociedad. Dios era el centro del mundo y la Santa Iglesia la organización terrenal que permitía entenderlo y obtener el perdón de Dios, gravitando incluso en las formas de gobierno, destacando en esa época el feudalismo. Adicionalmente, la expansión económica creó nuevos oficios, trabajos y clases sociales. La burguesía (entendida como la clase social ligada al comercio) surgió y con ella comenzó la evolución del poder, por lo que éste ya no era monopolio exclusivo de la Iglesia y la nobleza, la variable económica comenzó a tomar relevancia. Maquiavelo, pese a su época, logró realizar de manera acertada lo que conoceríamos en el presente como un diagnóstico de la situación. Esto fue posible gracias al origen del método científico y su posicionamiento en desmedro de la explicación religiosa, permitiendo obtener conclusiones en base a la observación y experimentación, en otras palabras, fue posible desplazar el dogma por la razón. El raciocinio permite utilizar el potencial humano para entender el funcionamiento del mundo, Dios ya no es la explicación de todo, si existe algo desconocido es posible obtener respuestas, y eso Maquiavelo lo entendió muy bien, ya que su estudio del poder1 fue realista, constituyendo una de las mayores contribuciones a la ciencia política. A partir de ese instante, Dios dejó de ser la única explicación del poder del soberano, principal postulado que sustentaba el sistema político monárquico y feudal de la época.
Por lo anterior, se considera a Maquiavelo un actor trascendental de la llamada liberación y autonomía de la política, ya que él entendió que ésta no puede estar sujeta a la religión o condicionada por unos pocos para cumplir su principal propósito, alcanzar el bien común de los ciudadanos adscritos. Se entiende por liberación el hecho de que la política se secularizó, naciendo ahí la autonomía necesaria para alcanzar, administrar y ejercer el poder en la consecución de los objetivos (en el presente materializados en los objetivos nacionales permanentes y los actuales).
Algunos conceptos clave
El Príncipe nos plantea un modelo para que el Estado (representado por un príncipe) ostente el poder y lo canalice al bien común, dejando de lado el modelo utópico platónico por uno más realista que se asemeja de mejor manera al entorno de los grupos sociales y las distintas rivalidades por las cuotas de poder. Para Maquiavelo, el Estado es el gran articulador de las relaciones sociales para garantizar que los hombres vivan en libertad a través de sus leyes, siendo requisito fundamental para alcanza el bien común.
Es importante destacar, que Maquiavelo adhiere la idea de que la naturaleza del hombre es malvada, pero que evolucionó para convertirse en un hombre de Estado (aquellos que administran el poder). Esta figura está íntimamente ligada con alguien virtuoso que posee la capacidad de privilegiar el interés público por sobre el privado o particular, disminuyendo así las probabilidades de que privilegie sus intenciones personales por sobre las del pueblo, entendido como los súbditos del príncipe en su conjunto. Es importante destacar que el príncipe debe ser formado y educado, ya que este nació hombre, y debe prepararse para desempeñar las responsabilidades, obligaciones y derechos que le otorga el poder.
Referente al bien común, es importante destacar que este radica en el poder y en la fuerza del Estado, por lo que no es subordinable en ningún aspecto al interés particular del gobernante o de un individuo. El Estado, como figura máxima, articula las relaciones sociales garantizando que los hombres vivan en libertad gracias a sus leyes. Esto es fundamental para alcanzar el bien común, de lo contrario se vivirá en un entorno anárquico, sin orden, que dificultará su materialización, predominando el libertinaje por sobre la libertad. Es aquí donde destaca el concepto de razón de Estado, constituyendo un motivo tan importante y concluyente para este, que permite separar lo bueno de lo malo, prevaleciendo finalmente lo que contribuye al bien común, desechando lo dañino.
¿El fin justifica los medios?
Fundamental y como aspecto que no se debe perder de vista, es que el príncipe busca sentar las bases de influencia sobre los súbditos, permitiendo conservar el poder, razón por lo que erróneamente se le ha vinculado con la frase “el fin justifica los medios”2. Sin embargo, Maquiavelo es enfático con que los fines deben ser éticos, permitiendo este requisito exclusivo que los medios puedan ser extraordinarios para alcanzar el bien común, solo así podrán adoptarse medidas que podrían calificarse como extremas. Maquiavelo lo que realmente hizo fue plantear la ética de los fines en un mundo cambiante -por algo el príncipe debe ser alguien virtuoso- y no la interpretación carente de ética y completamente inmoral que ha pretendido ser instaurada. En el presente, además de la ética de los fines, también se debe considerar la ética de los medios como requisito fundamental para que cualquier proyecto político llegue a buen término, no cumplir este requisito, automáticamente, elimina el respaldo para cualquier curso de acción emanado de la dirección política de un Estado.
Figura 2. Fin y medios
La violencia no debe ser la norma del gobernante
Es importante destacar en este punto, que Maquiavelo desaconseja un uso extremo de la violencia como norma, es preferible tomar medidas ejemplificadoras con unos pocos, eso ahorrará emplear las mismas medidas con un número mayor de individuos, ya que incrementaría el costo moral y la desafección al gobernante. La premisa es que el príncipe debe ser amado y temido. Se debe entender que estas ideas fueron concebidas hace 500 años, por lo que es imperante su contexto3. Al fin y al cabo, el autor escribió su obra para que el príncipe (gobernante) conservase su poder.
La profesionalización de la función militar para que el Estado sobreviva
Uno de los avances clave dentro de los postulados de Maquiavelo, es la necesidad de que el príncipe cuente con un ejército profesional y leal, eso exige guerreros propios que sean financiados por la autoridad. Articular una estrategia bélica sustentada en los mercenarios (quienes abundaban en aquella época), no es rentable a largo plazo ni asegura la supervivencia del Estado, ya que fácilmente cambian su lealtad al mejor financista, lo que permite que, rápidamente, un gobernante con un ejército fuerte quede mermado, comprometiendo seriamente el desarrollo, el bienestar de su población y la estatura estratégica.
Esto incluye necesariamente a las fuerzas navales, agrupadas en una armada o marina, medios y herramientas por excelencia del Estado, básicamente por todos sus atributos y contribuciones para la Defensa, como también para un desarrollo nacional integral.
Figura 3. La Guerra
Un mundo dinámico y cambiante
Maquiavelo logró, hace 500 años atrás, entender que el mundo es cambiante, esto quiere decir que posee distintos grados de dinamismo y no es estático (El antiguo paradigma: Dios es el centro de todo). Destaca que “el éxito de los soberanos se radica en tomarle el pulso a las situaciones,” lo que exige valorizar y armonizar su conducta con la dinámica de la evolución situacional. Los hombres interactúan con el entorno, enfrentan distintas vivencias, tanto particulares como colectivas, y se desenvuelven en él, la sociedad evoluciona y cambia. Algo completamente atingente a la actualidad y que también fue postulado por el autor, es el requisito indispensable de que “es primordial que en dicha república se disponga de las instituciones necesarias para canalizar el conflicto dentro de las mismas sin las cuales la república se desarmaría.” Al fin y al cabo, la defensa de la libertad se desarrolla por medio de las instituciones (cuando estas funcionan) y del imperio de la ley en las relaciones interpersonales.
Maquiavelo se considera uno de los padres de la Ciencia Política actual, ya que fue capaz de realizar un detallado estudio del poder, realista, sustentado en un acertado diagnóstico para su época. Instauró conceptos que son utilizados hasta el día de hoy, gracias a la modelación política creada con su visión.
Pese a que comúnmente es vinculado a la frase inmoral “el fin justifica los medios”, Maquiavelo destacó la ética de los fines como agente validador para la adopción de medidas extraordinarias, jamás con la interpretación carente de moral y ética que se ha buscado instaurar. Simplemente él explicitó un principio de su época.
Referente a las FF.AA., destaca la importancia de éstas como instrumentos del Estado para garantizar la independencia y la libertad, algo que no sería posible con la configuración de su época basada en mercenarios y no en fuerzas profesionales pertenecientes íntegramente, que por consiguiente no son leales totalmente al gobernante.
El mundo es dinámico y cambiante, no es sólido y estático como la visión medieval interpretaba, específicamente regido por los dogmas de la Iglesia Católica (en occidente). Esto, sumado a un incipiente método científico, contribuyó a secularizar la política dándole la forma al mundo tal cual lo conocemos.
Se dice en la cultura popular de que el autor pretendió, con sus postulados, ilustrar a los gobernantes, pero finalmente terminó educando a las personas que constituyen la sociedad moderna. Estudiar a Maquiavelo permite comprender de mejor manera las relaciones de poder existentes en los grupos sociales, independiente de su magnitud; esto es fundamental para todos los que ejercen puestos de liderazgo, como los oficiales de marina, siendo, además, requisito fundamental tener siempre presente los conceptos de moral y ética en el actuar.