Todas las personas en algún momento nos hemos sentido inferiores en algún aspecto ante otra, ya sea porque es mejor que nosotros en alguna actividad, porque es más inteligente, por su nivel cultural y/o educativo, apariencia física, etc. Sin embargo, tenemos también en cuenta que podemos ser mejores que otras y eso no nos causa algún conflicto. Cuando una persona sufre de un complejo de inferioridad, se está comparando constantemente con los demás, tiene la sensación de que no está a la altura y se siente menos valiosa e incapaz de hacer cosas que otros si pueden. Esta situación provoca un deterioro significativo de su autoestima y a tener un pobre autoconcepto de ella misma. El tener un complejo de inferioridad provoca mucha frustración personal y ansiedad. Las personas que sufren un complejo de inferioridad se enfrentan a un grave problema que limita una o más áreas de su vida.

Alfred Adler fue un médico y psicoterapeuta austríaco. Nació en Viena en 1870 y murió en Aberdeen, en 1937. Estudió medicina en la Universidad de Viena, entre 1888 y 1895.

Alfred Adler se sintió interesado por la patología, la psicología y la filosofía. Se graduó en 1895. La importancia de Adler radica en su vinculación con el desarrollo de la psicología, junto a Sigmund Freud. Se hizo famoso, sobre todo, por su concepción del “complejo de inferioridad” y del “afán de poder”. Fue fundador de la escuela conocida como psicología individual.

Adler trabajó durante dos años en el Hospital General y Policlínico de Viena. En 1897 se casó con Raissa Timofevna Epstein, hija de un inmigrante ruso y próxima al movimiento comunista y feminista, amiga del matrimonio formado por Natalia y Leon Trotski.

“Todo querer, es querer compensar algo”

-Alfred Adler-

En 1898 inició el ejercicio privado como oftalmólogo. Pronto abandonó esta especialidad por la medicina general y, más tarde, por la neurología. Finalmente optó por la psiquiatría.

En 1898, a la edad de 28 años, publicó su primer libro, influido como muchos otros por el marxismo y socialismo. En este libro critica las condiciones de trabajo de muchos trabajadores de telares y sastrerías. Propuso una serie de medidas sociohigiénicas para mejorarlas.

Hombre pensando

Uno de sus principios era el ver al hombre como totalidad, como algo físico y psíquico integrado en un ambiente más que como un conjunto de instintos e impulsos. De acuerdo con su idea holística, es fácil ver que casi nadie puede tener un afán, como el de perfección, sin considerar su ambiente social.

Finalmente, Alfred Adler falleció el 28 de mayo de 1937, a causa de un accidente cerebrovascular. Sus ideas y teorías han pasado a formar parte de la historia de la psicología y han tenido gran trascendencia. Sin embargo, hoy en día es criticado por su falta de rigor científico. Saquen sus propias conclusiones.

La complicada infancia de Alfred Adler

El entorno familiar de Adler fue positivo pero su infancia no estuvo libre de desgracias. Cuando tenía cuatro años, su hermano menor murió de difteria, mientras ambos dormían en la misma cama.

El pequeño Alfred también tenía graves problemas de salud. En una ocasión casi perdió la vista a causa de una neumonía. Los médicos ya habían desahuciado su vista, pero al oír la sentencia de muerte se asustó tanto que “prefirió” recuperarse. Adler también sufrió de raquitis, una enfermedad muy común por aquella época. En sus recuerdos se veía inmovilizado por los vendajes que se utilizaban como tratamiento, mientras su hermano mayor se movía sin esfuerzo.

Todos sus biógrafos destacaron la influencia de estas experiencias de la infancia para el desarrollo de algunos conceptos de su teoría psicológica.

“El hombre sabe mucho más de lo que él entiende”

-Alfred Adler-

Adler y su relación con Freud

Pronto Adler entró en contacto con las ideas de Freud. Ideas que por otro lado eran ridiculizadas por varios de los médicos de mayor influencia del momento. Halagado por su interés, Freud no tardó en invitarlo a sus reuniones semanales, donde se discutían las ideas psicoanalíticas.

Pero la relación de Adler con Freud no estuvo libre de conflictos. La ruptura se produjo en 1911, cuando Adler publicó un artículo en el que atacó algunos conceptos clave del psicoanálisis.

Freud

Algunos conceptos freudianos sobre el desarrollo psicosexual fueron explicados por Adler en términos de relación de poder. Tal es el caso de la famosa “envidia del pene” de la niña. Lo que envidia la niña no es, según Adler, el órgano sexual del niño. La niña envidia los privilegios que tienen las personas que lo poseen. Después de cometer semejante “herejía”, Adler tuvo que dejar la Sociedad Psicoanalítica y fundó la “Psicología Individual”.

La “Psicología Individual” y el “Sentimiento de Comunidad”

La expresión “psicología individual” es desafortunada porque induce a error. La intención de Adler era, en contraposición al concepto freudiano de un individuo dividido en instancias psíquicas, el desarrollo de una psicología de la persona “indivisible” y no una “psicología del individuo”.

Al contrario, la psicología de Adler es más bien una psicología social. Concibe al ser humano siempre en relación a las demás personas, a la comunidad social. El concepto clave de la psicología adleriana es el sentimiento de comunidad.

Para entender lo que le pasa a una persona hay que examinar sus relaciones con los demás. Cualquier conducta humana no se entiende como algo intrapsíquico, sino como un aspecto de la vida de esa persona respecto a otras.

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“Una mentira no tendría sentido si la verdad no fuera percibida como peligrosa”

-Alfred Adler-

Así, el Sentimiento de Comunidad es una fuerza innata latente en el ser humano que se tiene que despertar y desarrollar en la infancia con la interacción, y especialmente con la interacción de los niños con sus padres. Este sentimiento no solo implica el sentirse aceptado y perteneciente, también implica contribuir activamente a la comunidad.

La superación de los propios problemas de la vida nunca puede pasar por encima del bienestar de los demás. En este sentido, el Sentimiento de Comunidad es un concepto profundamente humanista.

El “Sentimiento de Inferioridad” y el “Afán de Poder”

Según Adler, el niño nace con un potencial intrínsecamente bueno. En vez de sentirse aceptado, apreciado y querido, el niño puede llegar a tener la convicción de que vale menos que las demás personas. Los factores que inducen esta manera de pensar pueden ser de índole orgánico o de índole psicológico, debidos a una inadecuada educación por parte de los padres.

Adler destacó tres tipos de educación inadecuada:

  • Educación demasiado autoritaria: el niño no llega a sentirse apreciado y aceptado.
  • La educación demasiado consentidora: el niño no aprende el respeto por los demás.
  • Educación sobreprotectora: el niño se cría “entre algodones”.

Las tres formas pueden llevar a lo que se conoce como “sentimiento de inferioridad”.

Niño con los brazos cruzados

El afán de poder

“Afán de poder” también es una expresión acuñada por Adler. Para este autor, lejos de considerar el afán de poder como algo natural en el ser humano, sería la fuente de todo sufrimiento psicológico y una manifestación psicológica de una persona que, en el fondo, está luchando contra profundos sentimientos de inferioridad.

Como el sentimiento de inferioridad es un sentimiento doloroso y difícil de tolerar, los humanos tienden no solo a compensarlo, sino incluso a sobrecompensarlo. El que se siente excluido quiere incluirse, incluso a costa de excluir a los demás. El que se siente humillado quiere vengarse, y el que en toda su infancia ha visto satisfechos todos sus caprichos, de adulto necesita esclavos a su lado para mantener sus sentido de importancia y poder.

Así es como nace el afán de poder o de superioridad. El afán de poder no es algo natural en una persona psicológicamente estable. Es la expresión patológica de un individuo que en el fondo se siente inferior, excluido, minusválido.

Adler, Erich Fromm y Theodor Adorno

Es curioso observar como varios años antes de la publicación del libro “El miedo a la libertad” (1941) de Erich Fromm, Adler relacionaba el afán de poder con un sentimiento de inferioridad. Fromm defendía que el hombre busca la libertad, pero que cuando la encuentra se siente inseguro y rehuye de ella. Y una de las formas de compensar su inseguridad era sometiendo a los demás a través de la autoridad.

Por otro lado, Theodor Adorno y su equipo de investigación publicaron el libro “La personalidad autoritaria” en 195o. Postulaban que los cambios sociales ocurrían a una velocidad tal, que al hombre no le daba tiempo a formar una sistema cognitivo bien estructurado. De esta forma, se resentía su seguridad y su autoestima. ¿Y cuál era la solución de los individuos? A través de la autoridad.

Adler se adelantó varios años a Fromm y a Adorno en situar la baja autoestima y la inseguridad en uno mismo como base para una conducta basada en el afán de poder, o lo que es lo mismo, en el autoritarismo.

La enfermedad psicológica como medio para escapar del sentimiento de inferioridad

Para Adler, la neurosis o enfermedad psicológica es una manera de dejar atrás el sentimiento de inferioridad. Una opción que es más consciente que inconsciente, al contrario de lo que opinaría Freud. Además, sería la consecuencia lógica de de una modo de vida equivocado, completo por opiniones y metas erróneas en las que primaría el interés por el poder antes que el interés social. De ahí que el neurótico sea un enfermo social: una persona que intenta eludir sus obligaciones con la comunidad.

En este sentido, las personas con neurosis se muestran más obstinadas en sus costumbres si presienten que al abandonarlas entran en una zona de peligro. De manera que es más fácil que deformen la percepción que tienen de la realidad que amolden sus esquemas de pensamiento a los nuevos descubrimientos. Así, el individuo no está afectado por la neurosis, sino que sería neurótico en la medida en la que él maneja la neurosis y le da la razón perfecta para no responder a sus obligaciones sociales.

Mujer sola

En este sentido, para Adler también la neurosis se alimentaría del conflicto. El que la persona tiene con sus semejantes y que nace precisamente por la forma en la que sus sentimientos de inferioridad se convierten en un complejo de inferioridad, despertando la necesidad de destacar como individuo por encima de los intereses sociales.