El pasado le juega a cada paso una mala pasada a Patricia Bullrich. Son muy pocos los que le creen que su militancia se limitó a integrar la Juventud Peronista, tal como aseguró en 2018 ante la consulta de Mirtha Legrand: “¿Fuiste montonera?”. “No, yo fui de la JP”.

Qué se sabe sobre la participación de Patricia Bullrich en una organización guerrillera en los ‘70″

Si tenés sólo unos segundos, leé estas líneas:

  • Ella lo niega y dice que formó parte de la Juventud Peronista. Sin embargo, las investigaciones periodísticas señalan que la precandidata presidencial del PRO participó, con roles secundarios, en al menos 2 operativos de Montoneros. Luego, se exilió.
  • Según coinciden 2 libros, el nombre utilizado por ella en las operaciones clandestinas de la agrupación era “Carolina Serrano” o “Cali”.
  • La ex ministra de Seguridad del gobierno de Mauricio Macri (2015-2019) fue la cuñada de uno de los líderes de Montoneros, Rodolfo Galimberti. Además, su primer marido fue Marcelo “Pancho” Langieri, también miembro de la organización y secretario de Galimberti.

Patricia Bullrich es una política argentina con una larga trayectoria. Actualmente, es la Ministra de Seguridad de la Nación en el gobierno de Javier Milei  En el pasado, fue Ministra de Seguridad durante la presidencia de Mauricio Macri y ha ocupado varios otros cargos importantes en el gobierno argentino.

En cuanto a su relación con los Montoneros, una organización guerrillera de los años 70 en Argentina, Bullrich ha negado haber sido parte de esta agrupación. Sin embargo, ha reconocido su cercanía con figuras importantes de los Montoneros debido a sus relaciones personales, como su cuñado Rodolfo Galimberti23A pesar de las controversias y las críticas, Bullrich ha mantenido que su militancia se limitó a la Juventud Peronista.

En las redes sociales, David Urbani publicó una interesante investigación en la que corrobora el pasado “montonero” de Patricia Bullrich. “El primer novio de la adolescente Patricia Bullrich Luro Pueyrredón, fue el joven José Manuel Puebla, alias ?Cacho’. Estudiante de Antropología en la UBA, había nacido el 1 de enero de 1952″, indica.

Y agrega inmediatamente que “en 1972 Puebla comenzó a militar en la Juventud Universitaria Peronista, que lo llevó a desembarcar finalmente en Montoneros”. Puebla se encuentra desaparecido desde el 26 de enero de 1977, pero poco antes de su secuestro escribió una ilustrativa carta a su familia: “Lamento que se angustien por mí (…) La revolución no es cuestión de iluminados sino de las masas populares; cada uno tiene que defender hasta las últimas consecuencias sus ideales, los ideales montoneros (…) Esta guerra no la inició el ejército popular, la inició el ejército”.

La investigación agrega: “Conforme relató hace pocos años el ex-montonero Mauricio Zarzuelo (compañero de militancia de Bullrich y Puebla), por aquella época el pseudónimo de la actual precandidata era Tatiana, a quien no dudó en calificar como ?flor de guerrillera'”.

La vida amorosa de Bullrich parece sido muy activa por esos años. “Lo cierto es que al cabo de algún tiempo (y mucho antes de que Puebla resultara secuestrado y desaparecido), Tatiana inició otra relación amorosa, en este caso con un joven de origen español: Ernesto Fernández Vidal, alias ?Gallego’ o ?El Gaita’, nacido en Orense el 8 de octubre de 1949″, apunta el informe. Y puntualiza que “Fernández Vidal estudiaba Filosofía en la UBA y conoció a Patricia Bullrich en la unidad básica ?Liliana Gelín‘, ubicada Guardia Vieja y Gallo. Fue ella quien lo invitó a sumarse a Montoneros, aunque la relación ya había terminado cuando ?El Gaita’ fue secuestrado y desaparecido, el 23 de septiembre de 1976″.

“Hasta aquí dos novios, montoneros ambos. Y desaparecidos. La primera relación ?seria’ la entabla a fines de 1975 con quien sería su primer marido: el sociólogo Marcelo “Pancho” Langieri, que además de montonero, era nada menos que el secretario personal de Rodolfo Galimberti“, subraya Urbani. Y continúa explicando que “Galimberti era el temible jefe de la Columna Norte de Montoneros y su vínculo con Patricia era doble: además de jefe directo de Langieri, estaba casado con Julieta Bullrich, la hermana de Patricia, quien por entonces ya había adoptado otros alias: Carolina Serrano o simplemente ?Cali’“.

Para Urbani, no hay lugar a dudas: “Según coinciden todas las fuentes, ?Cali’ participó en al menos tres operativos perpetrados por la banda subversiva: el secuestro de los hermanos Born, la ejecución de un gerente de la firma Sudamtex y la colocación de una bomba en casa de ?Pepe’ Noguer, intendente de San Isidro”.

“Sobre estos dos últimos crímenes -continúa-, cabe decir que ?Cali’ ocupó el rol protagónico. El intento de asesinar al directivo de Sudamtex fracasó por motivos ajenos a su voluntad, en tanto que Noguer tampoco murió: la bomba explotó pero sólo hirió a su hija y a su nuera”. Mientras que “en el secuestro de los hermanos Juan y Jorge Born, realizado el 19 de septiembre de 1974, el rol de Patricia Bullrich fue menos protagónico pero aún así decisivo: se le encomendó realizar tareas de inteligencia en la zona, que resultaron vitales para planificar el operativo”.

“¿Por qué son relevantes estos dos homicidios en la historia personal de Patricia Bullrich?”, se pregunta Urgani. “Hubiera sido muy digno que ella misma se lo contara a Mirtha Legrand, pero dado que eligió mentir, lo haré yo: uno de los asesinados aquel día fue Alberto Bosch Luro, nada menos que su tío”.

Urgani explica a continuación que “si Galimberti, las hermanas Bullrich y Langieri no corrieron la misma suerte que Puebla y Fernández Vidal fue porque -a poco de iniciado el año 1977- marcharon al exilio, pasando por países como México, España y Brasil, donde ?Cali’ trabajó como secretaria de Guillermo O’Donnell“.

En el exilio, Patricia Bullrich cobró aún más protagonismo dentro de Montoneros. “Luego de distintos vaivenes dentro de la orga, Galimberti presentó en París, en mayo del 79, la Mesa Promotora del Peronismo Montonero Auténtico, integrada por Juan GelmanCarolina Serrano (alias de Bullrich), Pablo Fernández LongCarlos Moreno (alias de Langieri) y Raúl Magario, entre otros”.

Y recuerda que “En una nota reciente ofrecida a la Revista Resistencias, Marcelo Langieri reveló las dificultades que debieron atravesar en el exilio. Entre otras, que el único hijo de Patricia Bullrich nació en la clandestinidad y durante cuatro años tuvo un nombre falso”.

Y en este punto agrega otra prueba incontestable de la pertenencia de Patricia Bullrich a la “orga”: “En la misma entrevista, reveló también que la pareja visitó la isla de Cuba en 1978 para participar de un encuentro mundial de juventudes, durante el cual lucieron uniforme al igual que toda la delegación montonera. ¿Habrá estado Nilda Garré? No lo sabemos, pero es muy probable”.

La conclusión de Urbani es contundente y está plenamente fundada en las pruebas que ofrece: “Lo expuesto es más que suficiente para confirmar que Patricia Bullrich no es quien dice ser y que eligió mentirle a la sociedad en un detalle fundamental de su historia. No sólo fue montonera. Fue una activa combatiente montonera y participó activamente en acciones homicidas”.

Sin embargo, Patricia Bullrich insiste en negarlo, con la complicidad de los periodistas que le ofrecen blindaje y que, a la postre, son los únicos a los que les acepta entrevistas. Pese a esto, a medida que avanza la campaña su pasado como “Cali”“Carolina Serrano” o “Tatiana” queda cada vez más en evidencia, como así también su ascenso dentro de la organización, en la que llegó a ocupar posiciones de conducción en el exilio.

Detrás de sus agresiones y amenazas permanentes, flota el temor de que sus mentiras salgan a la luz. Y esa batalla la va perdiendo cotidianamente.

La participación de Patricia Bullrich en operativos de Montoneros

Larraquy y Caballero cuentan en su libro que Patricia Bullrich participó, con roles secundarios, en 2 operativos de Montoneros. Bullrich es mencionada en 29 páginas de la biografía con su nombre y apellido, pero también con el supuesto seudónimo utilizado en las operaciones clandestinas de la agrupación: allí se hacía llamar, según los autores, “Carolina Serrano” o “Cali”.  

En una parte del libro se la menciona a Patricia Bullrich como partícipe en un secuestro de Montoneros de un empresario estadounidense de la empresa Sudamtex, ocurrido en septiembre de 1976. Los diarios de la época no señalaban su identidad (acá y acá). Ante la consulta de Chequeado sobre las fuentes que se utilizaron para reconstruir la escena, Larraquy dijo: “Las fuentes son los entrevistados que participaron en los operativos militares de Montoneros”.

En el libro, la escena se describe así: “El día de la operación, a las 8 de la mañana del 14 de septiembre de 1976, ‘Cali’ hizo una recorrida por el lugar de la cita antes de la hora establecida y advirtió movimientos extraños. Estaba desarmada. Trató de pasar desapercibida pero desde un auto empezaron a seguirla. Corrió, dobló en una esquina, saltó al jardín de una casa y se zambulló en el pasto, rezando y mirando al cielo. Logró despistarlos. Pero a los 2 minutos, escuchó los disparos: ‘Ramón’, un soldado de San Isidro, fue baleado cuando llegó a la cita. Intentó escapar y, herido, le hizo señas desesperadas al ‘Gordo’ Lizaso y al ‘Gringo’ Caretti, que venían por Paraná en el Rastrojero con las armas de la operación”.

Y continúa: “No tuvieron tiempo de reaccionar. Les dispararon y se llevaron sus cuerpos. Sergio Gass quedó muerto en el volante de un Peugeot. La cita operativa había sido cantada”. 

El periodista Ricardo Ragendorfer, autor del libro Patricia, de la lucha armada a la seguridad, también detalló la participación de Bullrich en ese operativo. Ante la consulta de este medio sobre las fuentes de esa escena, explicó: “La información del secuestro de Sudamtex es fruto de datos aportados por Marcelo [Langieri], su pareja de entonces y padre de su hijo. También, de datos que circularon entonces en Montoneros; yo andaba en ese ambiente. Y, dicho sea de paso, yo fui muy amigo del ‘Gringo’ Caretti, uno de los caídos ese día”. 

Otro de los operativos en los que se ubica a la ex ministra de Seguridad nacional es en el secuestro de los empresarios hermanos Juan y Jorge Born, ocurrido en septiembre de 1974. Sin embargo, Ragendorfer indicó: “El rol combatiente de Bullrich era bastante modesto. En el secuestro de los Born su única participación fue hacer trabajos muy modestos de inteligencia previa, como monitorear el tránsito de la Avenida Libertador. Esa información viene de otro lado, de documentos, de un tal ‘Rolo’ (un miembro de la Columna Norte de Montoneros) y algo de ‘Pancho’ (Langieri)”. 

La mesa montonera en París

“El 29 de mayo de 1979, en París, Galimberti presentó la Mesa Promotora del Peronismo Montonero Auténtico. Se asumían como una corriente interna del Movimiento Peronista, que buscaba el apoyo de nucleamientos políticos, agrupaciones de base sindical, la JP montonera y todos los sectores ‘revolucionarios y progresistas’ que acompañaran la resistencia del pueblo a la dictadura -explican Larraquy y Caballero en el libro y agregan-. La Mesa la integraban Juan Gelman, Pablo Fernández Long, Carolina Serrano (seudónimo de Patricia Bullrich), Carlos Moreno (‘Pancho’ Langieri), Arnaldo Lizaso, Héctor Mauriño, y la novedad fue la incorporación del ex secretario de Columna Norte, Raúl Magario”.

El mismo hecho es relatado por Ragendorfer en su libro sobre Bullrich: “​​Aquel sábado, en París, se dio a conocer el documento fundacional de la Mesa Promotora del Peronismo Montonero Auténtico (PMA). Así fue bautizado el espacio político resultante de la ruptura con la ‘Orga’. Su letra la describía como ‘una corriente interna del Movimiento Peronista, comprometida con la resistencia contra la dictadura y la unidad de todos los sectores progresistas y revolucionarios’. Junto a las firmas de Galimberti, Gelman, Fernández Long y Mauriño, aparecían las de Arnaldo Lizaso y Raúl Magario -sumados al asunto a último momento-. Pero también había 2 rúbricas desconocidas: Carlos Moreno y Carolina Serrano. En realidad, se trataba de Marcelo Langieri y Patricia Bullrich. Solo que en ese entonces ambos estaban a 12 mil kilómetros de la capital francesa”.

En ese momento, Bullrich había vuelto a la Argentina para difundir el proyecto del PMA, por eso estaba a 12 mil kilómetros, pero durante esos años se había exiliado con su marido Langieri en Brasil, luego en México y en España. Además, en su pasó por Madrid estuvo a cargo de la JP en ese país (acá y acá).

Entre los anexos del libro sobre Galimberti, se puede ver una foto de una joven Bullrich con un cartel de la JP detrás. En el pie de la foto dice: “Patricia Bullrich, un cuadro del ‘Galimbertismo’ en los años ‘80, antes de su primer discurso público”. 

La última entrevista en la que Bullrich habló del tema en profundidad fue en junio de 2022. “Yo nunca estuve en la organización Montoneros, siempre estuve en la Juventud”, dijo durante un reportaje con el periodista Julio Leiva en el ciclo “Caja Negra”, de Filo News. 

Luego, relató una escena similar a la que los periodistas Larraquy, Caballero y Ragendorfer también narran en sus libros sobre su rol en el intento de secuestro de Montoneros del empresario de la compañía Sudamtex, pero pese a las similitudes Bullrich no vincula su participación con Montoneros. Dijo Bullrich: “Pero llegué a tener situaciones en las que, digamos, me escapé cuando vino un auto que era de la Escuela de Mecánica de la Armada y salimos todos, y 2 o 3 murieron, uno de los cuales era hijo de un senador radical [N. de la R.: en referencia a Sergio Gass, cuyo padre, Adolfo González Gass, fue senador por la Unión Cívica Radical]”. 

Y continuó: “Yo salí corriendo, corriendo, corriendo, me subí a un colectivo no sé cómo, tiré el tapado que tenía y zafé. Ese fue quizás el momento más difícil que viví. Después, me quedé desconectada. Dije: ‘Si llamo a alguien, yo sabía que alguien había dicho que íbamos a estar ahí’. Dije: ‘Si llamo a alguien, puede ser que sean los mismos que nos entregaron ahí’. Entonces, estuve mucho tiempo desconectada. (…) Mi mamá pensaba que me habían matado. (…) Hasta que encontré una manera de hacer un contacto que yo sentía que era seguro y ahí me reconecté. Mi vieja no podía creer que estaba viva”. 

Ante la consulta de Chequeado, desde el sector de Prensa de la actual precandidata presidencial del PRO señalaron -en línea con lo Bullrich ha comentado varias veces-: “Patricia no formó parte de la agrupación Montoneros, sino que fue parte de la Juventud Peronista. Eso se lo preguntan y lo ha aclarado”.

El día que una amiga del Papa le salvó la vida a la montonera Bullrich

En 1982, la actual ministra de Seguridad quiso regresar de su exilio pero la detuvieron en Migraciones. Alicia Oliveira, íntima de Francisco, la rescató. La otra vida de Patricia Bullrich.

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La siguiente escena hay que imaginarla como si fuera una recién estrenada película de Hollywood. Es 1982, la Argentina de los militares está en guerra con Inglaterra, y Patricia Bullrich tiene 26 años, es montonera, íntima de Rodolfo Galimberti -uno de los líderes de “la Orga”-, y, sobre todo, profundamente revolucionaria. Tan transgesora es que, a pesar de las opiniones de casi todos sus conocidos, decidió dejar el exilio en Brasil y regresar al país que la vio nacer. Esa jugada arriesgada puede salir mal: dos meses antes de la peligrosa aventura dos mujeres habían intentado hacer lo mismo y nunca más se las volvió a ver. Pero la rebelde “Pato” no escucha a nadie y se embarca. El avión toca el suelo, la actual ministra de Seguridad se ubica en la fila de Migraciones, y, con los dientes apretados, se hace un chequeo en un aparato que se llamaban “Discom” y que buscaba antedecentes. La chicharra suena y se prenden las alarmas. La Prefectura, que hoy comanda, la encierra.

“¿Vos qué sos? ¿Drogadicta? ¿Traficante? Yo estaba muda. Me llevaron al Departamento de Policía y de ahí a Orden Político”, contó la actual ministra de Seguridad en una entrevista a fines de los 90′ a La Nación. Julieta Luro Pueyrredón, la madre, se desespera y mueve cielo y tierra por su hija. Se acerca al primero: Alicia Oliveira, la fallecida amiga del Papa Francisco y abogada defensora de los derechos humanos, se compromete con la situación y, junto a uno de los fundadores del CELS, Augusto Conte, interceden a tiempo. “Rodearon el lugar donde estaba detenida y armaron un despiole bárbaro”, contó Bullrich sobre el accionar de Oliveira y los suyos. La maniobra funcionó: “Entre Alicia y Lucila Larrandart (abogada, otra de las fundadoras del CELS), redactaron un hábeas corpus, y la tuvieron que soltar”, cuenta alguien que siguió el caso en aquellos años. Bullrich, liberada al fin, se vio forzada a volver a Brasil. Sin embargo, no pudo mucho con su genio: “Al llegar allá pensé: me vuelvo a la Argentina, si ya me pasó todo esto, no me va a volver a pasar. Me recomendaron esperar hasta que vuelva la democracia, pero no aguanté y volví en agosto”.

Si bien pudo entrar al país en ese segundo intento, Bullrich no dejó de tentar a su suerte. Como documentan dos diarios mexicanos, en septiembre de 1982 quiso viajar a Montevideo y otra vez la volvieron a detener. De nuevo, Conte y los suyos le salvaron la vida. El peligro, a la actual funcionaria que quedó en el ojo de la tormenta por el caso Maldonado, no le quitaba el sueño.

Con la vuelta de la democracia, la ex montonera se acercaría a Oliveira: juntas trabajarían en el Centro de Estudios para la Democracia Argentina (Cenda), donde también participarían Eugenio Zaffaroni, Pablo Unamuno, Guillermo O’Donnell, y Roberto Digón.

El día en que Bullrich casi se convierte en desaparecida

Fue íntima de Rodolfo Galimberti, su líder en Montoneros. Por qué la quema el caso de Santiago Maldonado.

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Un día Patricia Bullrich estuvo muy cerca de ser una desaparecida más. Era un martes soleado de 1976, con la primavera a la vuelta de la esquina, y los militares controlaban el país a mano de hierro. La actual ministra de Seguridad se dirigía al cruce de Paraná y Maipú, en Olivos, para juntarse con algunos de sus compañeros de la famosa Columna Norte, el sector de Montoneros que controlaba Rodolfo Galimberti y que sería uno de los que más bajas sufriría durante los años de plomo. Estaban planeando el secuestro de un ejecutivo norteamericano y había que retocar algunos detalles. Minutos antes del horario del encuentro llegaron miembros del Ejército con las armas en alto: la balacera terminó con un militante muerto, dos “chupados” y con Bullrich escondida en un patio cercano. Durante un buen rato ni siquiera se animó a respirar. Cuatro décadas después la realidad es distinta, y la ironía casi trágica: hoy la antigua montonera está al mando de las Fuerzas Armadas, y la desaparición que la pone en vilo no es la propia ni la de sus compinches, sino la de un joven artesano con cuya rebeldía se identificaba la funcionaria cuando era “la Pato” a secas. Qué tiempos aquellos.

Los años, lógicamente, cambian todo y a todos. Sin embargo, no deja de resultar llamativo que quien fuera la esposa del secretario personal de Galimberti -uno de los fundadores de Montoneros-, hermana de la novia de éste y, además, alguien que siguió las órdenes de “Galimba” durante al menos una década, conteste que sólo era “de la Juventud Peronista” cuando se le pregunta por su rol durante los setenta. “Montoneros era una organización armada. Como tal, no existe nadie que pudo haber militado fuerte ahí sin haber disparado un tiro. Y Patricia estaba en el círculo íntimo de Galimberti”, dice alguien que sangró, sudó y lloró junto a los involucrados. Desde ese lugar, en el que vio y vivió los momentos más pesados de la historia argentina, se formó la persona que dirige la búsqueda de Santiago Maldonado. Quien vigila a los vigilantes también fue vigilada: es la historia como burla.

Maldonado

No es la primera vez que Bullrich -quien rechazó sistemáticamente los llamados de este medio- queda en el centro de la polémica. Pero la desaparición de Maldonado la transformó en un punching ball. El martes 5, la ministra fue a rendirle cuentas al presidente Mauricio Macri sobre el caso del hombre que desapareció en el sur del país, presuntamente durante un desalojo de Gendarmería a los mapuches, el 1 de agosto. De esa reunión se fue con un respaldo público: el jefe de Gabinete, Marcos Peña, aseguró que “estaban muy contentos” con el trabajo de la ex montonera. Sin embargo, en los pasillos de la Casa Rosada su actuación genera más dudas de las que se muestran públicamente.

A Bullrich, una mujer ideologizada, la técnica PRO del focus group le cuesta horrores. Paradójicamente, esta herramienta la mantiene en pie: el público de Cambiemos aplaude la actuación de Gendarmería en el sur. Ni siquiera vieron un perjuicio en la multitudinaria marcha en Plaza de Mayo por la aparición de Maldonado el primer día de este mes, que derivó en incidentes y represión. Muchos funcionarios consideran, por lo bajo, que hicieron negocio: mientras la oposición muestre su aspecto más violento, aleja a la sociedad no politizada.

La desaparición del joven tomó rápidamente el centro de la escena mediática. El Gobierno fue, en principio, quien eligió como enemigo a los RAM: un enemigo débil, lejano y poco riesgoso. Pero la jugada se le dio vuelta tras la noticia de que el artesano no aparecía y el caso creció, imparable, como una bola de nieve. La oposición vio la oportunidad y lanzó los golpes adecuados para mandar a la ministra contra las cuerdas.

La diputada Victoria Donda consiguió, a través de Peña, una reunión con Bullrich. “Habló 35 minutos contándonos todas las medidas que tomó para ver si Gendarmería fue la responsable de la desaparición. Pero fue sorprendente que varias veces nos repitió: ‘Por ahí a un gendarme se le fue la mano’, con total naturalidad”, le contó a NOTICIAS.

Son tantas las versiones que sobrevuelan el caso que la ministra debió aclararle hasta al Presidente qué estaba en el expediente y qué no. Las “operaciones” volaron por todos lados, con una causa en la cual hubo secreto de sumario hasta el lunes 4. Maldonado quedó apenas como una excusa: un desaparecido que sirve para hacer política.