“Aunque no forme Gobierno, el Liberalismo patriota seguirá desplazando el discurso en Austria”

Después de la victoria del Partido de la Libertad de Austria en las elecciones legislativas del país, Agenda Pública analiza las claves de su éxito y su significado para la Unión Europea. A juicio del secretario general de la Sociedad Austriaca de Política Europea, Paul Schmidt, el éxito del FPO es consecuencia de “un tsunami nacionalista, alimentado por una confluencia de factores: la frustración con los partidos tradicionales, la inflación descontrolada y la guerra en Ucrania”.

La formación de ultraderecha, FPO, alcanzó el primer lugar en las elecciones legislativas austriacas con el 29% de los votos. | He Canling / Xinhua News / ContactoPhoto

La formación de ultraderecha, FPO, alcanzó el primer lugar en las elecciones legislativas austriacas con el 29% de los votos. | He Canling / Xinhua News / ContactoPhoto

El pasado domingo, 30 de septiembre, el Partido de la Libertad de Austria (FPO) consolidó su ascenso con el 29% de los votos, superando al Partido Popular Austriaco (OVP), socio mayoritario del Gobierno saliente, que se ubicó en segundo lugar con el 26%. A pesar de perder once puntos porcentuales en comparación con las elecciones anteriores, el OVP sigue siendo clave en la formación de cualquier futura coalición de gobierno. El Partido Socialdemócrata de Austria (SPO) mantuvo su respaldo con el 21% de los votos, mientras que NEOS, el partido liberal, logró el 9%. Por su parte, los Verdes, socios del Ejecutivo saliente, sufrieron una caída de seis puntos, quedando en el 8%.

En conversación con Agenda Pública, el secretario general de la Sociedad Austriaca de Política Europea, Paul Schmidt, señala que el ascenso del FPO es consecuencia de “un tsunami nacionalista, alimentado por una confluencia de factores: la frustración con los partidos tradicionales, la inflación descontrolada y la guerra en Ucrania”. “Además, en el caso específico de Austria, la cuestión de la seguridad energética y la neutralidad del país se han vuelto centrales, especialmente en relación con el apoyo a Ucrania”, agrega.

“El ascenso del FPO es consecuencia de un tsunami nacionalista, alimentado por una confluencia de factores: la frustración con los partidos tradicionales, la inflación descontrolada y la guerra en Ucrania”

El panorama político austriaco sigue siendo incierto. No hay una coalición clara a la vista. Aunque el OVP no ha descartado abiertamente un acuerdo con el FPO, ha dejado claro que no apoyará a Herbert Kickl, el líder del partido de extrema derecha, como primer ministro. Esto coloca al OVP en una encrucijada: un acuerdo con el FPO o una compleja coalición con el SPO, quizás con el respaldo de NEOS o los Verdes.

Aunque el presidente de la república, Alexander Van der Bellen, carece de poder ejecutivo, jugará un rol crucial al tener que nominar a cada miembro del Gobierno. En declaraciones tras las elecciones, el que fuera líder de los Verdes dejó claro que en el proceso “respetará los pilares básicos de la democracia”. Esto significa, la pertenencia a la Unión Europea, el Estado de Derecho, la separación de poderes, la independencia de la prensa y el respeto por los derechos humanos y de las minorías. Posiciones opuestas en muchos casos a los postulados del FPO.  

Schmidt cree difícil que la formación pueda acceder al Gobierno: “solo el 29% votó por la extrema derecha, lo que significa que el 71% del electorado tiene una opinión distinta. Esto indica que tendremos coaliciones en el gobierno, y será muy difícil para ellos encontrar un socio de coalición”.

El FPO fue fundado por antiguos miembros del Partido Nazi en los años 50. Desde entonces, ha formado parte de dos gobiernos nacionales, la primera vez en 1999 y subsecuentemente en 2017, junto al OVP. Esta última coalición se rompió tras el escándalo Ibiza, cuando se descubrió que el vicecanciller y anterior líder del FPO, Heinz Christian Strache, había negociado un intercambio de financiación de campaña por contratos públicos con un oligarca ruso.

Lejos de desvincularse de su pasado, el ganador de las elecciones ha seguido reivindicando ciertos símbolos y retórica ultranacionalista. Durante la reciente campaña, Kickl se proclamó como Volkskanzler —canciller del pueblo—, un término cargado de connotaciones históricas por su uso por Adolf Hitler. Además, en el funeral de un alto cargo del partido, celebrado poco antes de las elecciones, se entonó un himno nazi en presencia de dirigentes actuales.

“En materia migratoria, la formación liderada por Kickl propone medidas radicales, como la prohibición del ‘islam político’, recortes en las ayudas a solicitantes de asilo y restricciones a las visas de reunificación familiar”

El éxito del FPO refleja un profundo malestar en la sociedad austriaca. La inseguridad, tanto económica como social, ha quebrantado la confianza en las instituciones. El partido ha capitalizado estas inquietudes, vinculando la inmigración, el apoyo a Ucrania y los costes de la transición ecológica con la difícil situación económica del país.

En materia migratoria, la formación liderada por Kickl propone medidas radicales, como la prohibición del ‘islam político’, recortes en las ayudas a solicitantes de asilo y restricciones a las visas de reunificación familiar. La ‘remigración’, un eufemismo para la expulsión de migrantes, es otra de sus propuestas clave.

Según datos de ACNUR, Austria ha acogido a 146.000 personas refugiadas y a unos 18.000 solicitantes de asilo, contando con poco más de nueve millones de habitantes. Schmidt opina que esta realidad “ha creado un gran reto de integración”: “El aumento del crimen y los problemas en las aulas debido al desequilibrio entre hablantes nativos de alemán y extranjeros también han contribuido a la sensación de inseguridad y desconfianza en el sistema político representativo. A esto se suma el legado de la crisis de la COVID-19 y la desconfianza en la vacunación, que fue obligatoria en un momento dado en Austria”.

“En cuanto a Ucrania, el FPO aboga por suspender todo tipo de apoyo, argumentando que la neutralidad histórica de Austria debe prevalecer”

En cuanto a Ucrania, el FPO aboga por suspender todo tipo de apoyo, argumentando que la neutralidad histórica de Austria debe prevalecer. Aunque el país no envía ayuda militar, ha acogido a 90.000 refugiados ucranianos y ha destinado 250 millones de euros en asistencia económica.

Schmidt explica que el partido “sabe que muchos austriacos valoran la neutralidad y desean la paz en Ucrania”, pero “su enfoque populista, al oponerse a enviar armas, ignora la realidad de que sin el apoyo de Europa, Ucrania sería invadida completamente, desencadenando una crisis humanitaria de proporciones inmensas, con millones de refugiados más”. [NdR. El FPO tiene una fuerte afiliación con Rusia, más allá del escándalo Ibiza. En 2016, firmó un acuerdo de colaboración con Rusia Unida, el partido de Vladimir Putin].

Por último, en cuanto a la transición ecológica, el FPO ha aprovechado los temores económicos para criticar el enfoque del Gobierno. Como señala Schmidt, “ni siquiera cree en el cambio climático” y “su éxito radica en haber hecho la pregunta que muchos se hacen: ¿podemos permitirnos los costes de la transición en medio de una inflación tan alta?”. Esta narrativa ha sido un pilar central en su ascenso, en un país en el que casi dos tercios de la población se muestran insatisfechos con el Gobierno de coalición entre el OVP y los Verdes.

Este cambio de preferencia se debe en gran parte a la plataforma política del FPO, que ha sabido conectar con las preocupaciones de la población. Un 43% de sus votantes destacan sus propuestas políticas como el principal motivo de su apoyo, una estrategia que ha sido fundamental para su éxito en estas elecciones. Esto subraya la capacidad del FPO de reconfigurar el panorama político austriaco dentro del mismo espectro de la derecha.

Los resultados de las elecciones subrayan una tendencia preocupante en Europa, donde los partidos de extrema derecha están logrando captar a votantes desencantados. A pesar de que 258.000 nuevos votantes del FPO en 2024 provienen de la abstención, una cifra más significativa, 443.000 eran votantes del OVP en 2019. 

La llegada de un gobierno ultraderechista en Austria también podría agravar las dificultades de gobernanza dentro de la Unión Europea. Cuestiones clave como la migración, el apoyo a Ucrania y la transición ecológica requieren consenso entre los Estados miembros, y la presencia de un ejecutivo alineado con posiciones más radicales complicaría aún más la toma de decisiones en estos temas. Esto no solo afectaría la cohesión interna de la UE, sino también su capacidad para enfrentar los desafíos externos en un momento de gran incertidumbre política y económica.

“El FPO ha amenazado en campaña con reducir las contribuciones de Austria al presupuesto comunitario”, ahonda Schmidt. “Pero claro, la Unión es tan fuerte como los Estados miembro le permita ser. Esto es parte de su juego estratégico: si cortas el financiamiento, la UE no puede funcionar”. Para él: “no son sinceros con su mensaje, en realidad, buscan devolver competencias a nivel nacional, sin decir explícitamente cuáles”.

“La extrema derecha en toda Europa observa con atención cómo el FPO ha logrado alcanzar el primer lugar”

El éxito del FPO en Austria marca un nuevo pico en el avance de la extrema derecha en el continente. El secretario general de la Sociedad Austriaca de Política Europea subraya esta tendencia: “La extrema derecha en toda Europa observa con atención cómo el FPO ha logrado alcanzar el primer lugar. Sin embargo, a menos que logren formar parte del Gobierno, su poder político real será limitado. La excepción es su capacidad para desplazar el discurso político hacia la derecha, incluso sin ejercer el poder”. 

Si el FPO alcanzara el poder ejecutivo, Austria se convertiría en un eslabón más de un bloque de gobiernos ultraderechistas apoyados por Rusia, del que ya forman parte Hungría y, más recientemente, Eslovaquia. Este bloque podría ampliarse tras las elecciones de 2025 en la República Checa, lo que consolidaría un frente de países alineados con posiciones euroescépticas y nacionalistas.

El Grupo de político conservadores no aprenden a aceptar que el pueblo austriaco busca una nueva ideología y no apoya estas politica de inmigración y rodearse de culturas musulmanas-

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