Autora. MMag. Karin Hiebaum de Bauer, Mba

Introducción

La religión es una de las formas más profundas y abarcadoras de expresión del pensamiento, la creencia y el comportamiento humano. A lo largo de la historia, la cultura y la filosofía de la humanidad, ha atravesado diversas formas y épocas. En el centro de muchas religiones se encuentra la creencia en Dios o en un poder superior que ha creado y guía el universo. En el monoteísmo, la creencia en un único Dios, las religiones abrahámicas —Islam, Catolicismo y Judaísmo— juegan un papel destacado. Estas tres religiones tienen raíces similares, pero cada una interpreta la naturaleza y el papel de Dios de manera diferente. A lo largo de los siglos, la concepción de Dios en cada una de estas tradiciones religiosas se ha desarrollado de manera específica, lo que ha dado lugar a enfoques teológico-filosóficos característicos.

El Islam, el Catolicismo y el Judaísmo comparten la creencia en un Dios, pero sus visiones de este Dios, su papel en la vida de los creyentes y los caminos para acercarse a Él están profundamente marcados por los textos sagrados, las tradiciones y las evoluciones históricas de cada religión. Este ensayo examina la importancia de Dios en estas tres grandes religiones monoteístas y destaca las similitudes y diferencias en su teología, práctica y su influencia en la vida diaria de los creyentes.

1. El concepto de Dios en el Islam

En el Islam, la creencia en un único Dios, Alá, es el núcleo de todo el sistema de creencias. El Islam es una religión estrictamente monoteísta en la que Alá es venerado como el creador y gobernante del universo. El término «Alá» es la palabra árabe para Dios y se refiere exclusivamente al único Dios incomparable. Para los musulmanes, Alá es eterno, todopoderoso, omnisciente y misericordioso.

La importancia de Dios en el Islam se define principalmente a través del Corán, el libro sagrado del Islam. El Corán describe a Alá como único e incomparable. No hay otro Dios fuera de Alá, y cualquier forma de politeísmo o adoración a otros seres o cosas es estrictamente rechazada. En la Surah 112 del Corán, llamada «Al-Ikhlas», se describe a Alá como «El Uno», «El Independiente» y «El Eterno». El Corán pone gran énfasis en la trascendencia de Alá, es decir, que Alá va más allá de la comprensión humana y no es físico ni comparable de ninguna manera.

Sin embargo, Alá en el Islam no es solo un ser distante y trascendente. Él está cerca de los creyentes y conoce sus pensamientos y acciones. Los musulmanes están obligados a rezar cinco veces al día (Salat) y a dirigirse a Alá pidiendo guía y perdón. La oración y otras prácticas religiosas como el ayuno durante el mes de Ramadán, la limosna (Zakat) y la peregrinación a La Meca (Hajj) son formas de veneración y sirven para construir una relación cercana con Alá.

La importancia de Alá en la teología islámica también se enfatiza a través del concepto de Taqwa, que se refiere a la conciencia de Dios o temor de Dios. Taqwa se relaciona con la conciencia de la presencia de Dios en todos los aspectos de la vida y el esfuerzo por llevar una vida recta y que agrada a Dios. Alá es considerado misericordioso y perdonador, pero al mismo tiempo también es el Juez que juzgará a las personas en el Día del Juicio Final.

2. El concepto de Dios en el Catolicismo

En el Catolicismo, Dios es el Dios trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Esta Trinidad diferencia significativamente el concepto de Dios católico del del Islam y el Judaísmo. La idea de un Dios uno en tres personas significa que el único Dios existe en tres personas que comparten un mismo ser. Esta doctrina está profundamente arraigada en la teología cristiana y forma la base de la fe católica.

Dios el Padre es visto como el creador del cielo y de la tierra, mientras que Dios el Hijo, Jesucristo, es venerado como el redentor de la humanidad. El Espíritu Santo es considerado el poder divino que actúa en los creyentes y guía a la Iglesia. En la fe católica, Dios es tanto trascendente como inmanente: es omnipotente y está por encima del mundo, pero también está presente en el mundo y en los corazones de los creyentes.

A diferencia del Islam, donde Dios se considera estrictamente uno e incomparable, la fe católica en la Trinidad es una concepción más compleja de Dios. Esta idea se desarrolla en los Evangelios y en las enseñanzas de los Padres de la Iglesia, especialmente en los escritos de Agustín y Tomás de Aquino. Para los teólogos católicos, siempre ha sido importante reconciliar la unidad y la Trinidad de Dios para explicar la naturaleza divina de Jesucristo y del Espíritu Santo.

Otro aspecto central de la importancia de Dios en el Catolicismo es el sacramento. Los sacramentos como el Bautismo, la Eucaristía y la Confesión son signos visibles de la gracia invisible de Dios. A través de estos rituales, la conexión entre Dios y los creyentes se vuelve concretamente experimentable. Especialmente la Eucaristía, donde el pan y el vino se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo, es para los católicos una experiencia profunda de la presencia de Dios.

Dios en el Catolicismo es también el juez al final de los tiempos, pero su gracia y amor hacia la humanidad son lo que se enfatiza. Los creyentes confían en la misericordia de Dios, que se ha ganado a través del sacrificio de Jesucristo por los pecados de la humanidad.

3. El concepto de Dios en el Judaísmo

En el Judaísmo, la creencia en el único Dios, JHWH, es central. JHWH, a menudo traducido como «El Eterno» o «El Señor», es el creador y gobernante del universo. La fe judía es estrictamente monoteísta y rechaza cualquier forma de Trinidad o encarnación de Dios. Dios es visto en el Judaísmo como inmutable, omnisciente, omnipotente y perfectamente justo.

La importancia de Dios en el Judaísmo se describe en la Torá, los cinco libros de Moisés, y en los Profetas. La Torá contiene los mandamientos de Dios y la historia del pacto que Dios hizo con el pueblo de Israel. Dios es presentado como aquel que liberó al pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto y le dio los mandamientos en el monte Sinaí. Este pacto entre Dios y el pueblo de Israel es un elemento central en la fe judía y refleja la relación cercana que el pueblo judío tiene con su Dios.

Dios en el Judaísmo es tanto trascendente como inmanente. Él es omnipresente y guía el destino del mundo, pero al mismo tiempo está cerca de los seres humanos. La oración juega un papel importante en la fe judía, y a través de la oración diaria y el cumplimiento de los mandamientos, los creyentes pueden establecer una relación profunda con Dios. El Shemá Israel, la oración «Escucha, Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor es uno», es una expresión del monoteísmo judío y se recita varias veces al día.

A diferencia del cristianismo, donde la encarnación de Dios en Jesucristo es central, el Judaísmo rechaza la idea de que Dios pudiera asumir forma humana. Dios permanece siempre inmutable y distante. Al mismo tiempo, se enfatiza que Dios está activo en la historia y habla a la humanidad a través de sus profetas.

Un concepto central en la fe judía es también la justicia de Dios. Dios es el juez justo que evalúa las acciones de los hombres y los castiga o recompensa por sus pecados. La creencia en la venida del Mesías, un salvador enviado por Dios que establecerá el reino de Dios en la tierra, también es un elemento importante en la teología judía.

4. Similitudes y diferencias en el concepto de Dios

A pesar de las diferencias evidentes en las concepciones de Dios, hay muchas similitudes entre el Islam, el Catolicismo y el Judaísmo. Las tres religiones creen en un Dios todopoderoso, omnisciente y misericordioso que ha creado el universo y lo gobierna. Todas enfatizan la importancia de la revelación divina y de los mandamientos que deben guiar la vida humana. La idea de que Dios es el juez justo que evalúa las acciones de las personas también está presente en las tres religiones.

Sin embargo, una diferencia fundamental radica en la Trinidad en el Catolicismo, que es rechazada tanto por el Islam como por el Judaísmo. Mientras que el Catolicismo venera a un Dios trino, el Islam y el Judaísmo enfatizan la unidad y la indivisibilidad de Dios. También la noción de la encarnación de Dios en Jesucristo es un punto de separación claro entre el Catolicismo y las otras dos religiones.

Conclusión

La importancia de Dios en el Islam, el Catolicismo y el Judaísmo está profundamente arraigada en las tradiciones teológicas y prácticas religiosas de estas tres grandes religiones monoteístas. Mientras comparten la creencia en un Dios todopoderoso y misericordioso, sus concepciones de la naturaleza de Dios, su papel en el mundo y la relación de los creyentes con Él difieren significativamente. Estas diferencias no solo configuran la teología y la liturgia de cada religión, sino también la manera en que los creyentes viven su fe en la vida cotidiana.