La conducción de la CGT pondrá en marcha desde hoy una fuerte ofensiva política para intentar frenar la sanción legislativa del proyecto de reforma previsional que impulsa el Gobierno. Esa apuesta, cuya materialización se definirá entre hoy y mañana, tiene un doble propósito: a la par que busca descomprimir la tensión generada puertas adentro de la central obrera por el proyecto de reforma laboral, también supone el desafío de la entidad por hegemonizar el ejercicio de defensa pública de los intereses de los jubilados. «Nos vamos a pronunciar en contra de la iniciativa previsional porque es terrible, no vamos a aceptar la rebaja de las jubilaciones», deslizaron ayer desde el triunvirato que lidera la central sindical.

El tema será eje de la conversación que mantendrán esta tarde los miembros de la denominada mesa chica cegetista y se replicará mañana en un encuentro del consejo directivo. En concreto, la cúpula sindical prevé reclamar que se revise el proyecto (que ya tiene dictamen en el Senado) que modifica el coeficiente actual para el cálculo de la actualización de las jubilaciones, medida que según las estimaciones de la entidad significará para los jubilados una pérdida de entre 7 y 8 puntos en el incremento que deberían percibir desde marzo. «Vamos a exigir (al Senado) que nos convoque y que se reformule el coeficiente o se garantice una compensación», señaló otro gremialista, que no descartó la posibilidad de que la entidad pueda definir un plan de lucha para frenar los cambios previsionales.

Interna

En buena medida la decisión de concentrar lo esfuerzos en el debate previsional apunta a intentar enfriar la discusión interna que se abrió en la central en torno al acuerdo sellado por el triunvirato con el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, sobre la reforma laboral. Ese entendimiento fue repudiado por el número dos de Camioneros, Pablo Moyano, y los gremios nucleados en la Corriente Federal, que lidera Sergio Palazzo, quienes en conjunto con las dos CTA y diversas agrupaciones sindicales de izquierda convocaron para el miércoles a una movilización al Congreso para rechazar tanto los cambios laborales como los previsionales.

Con ese telón de fondo, y en el objetivo de evitar que las diferencias puedan motorizar un escenario de ruptura en la central, desde diversos sectores avalaron la postergación del debate legislativo de la reforma laboral dispuesta la semana pasada por el bloque peronista de la Cámara alta. «Hay que ganar tiempo», justificó un vocero cegetista, que hasta deslizó la posibilidad de que finalmente la discusión de la iniciativa se patee para el próximo año.

Otro sindicalista, a su vez, planteó que es responsabilidad del Gobierno darle impulso legislativo al proyecto. «No se si quedará para el próximo año, pero se va a demorar bastante. Dependerá del Gobierno el manejo de los tiempos», apuntó.