agua

Caleta Olivia
El Día Mundial del Agua se celebra el 22 de marzo de cada año. Su objetivo es poner el foco de atención sobre la importancia del agua, lo que consigue desde que comenzó a conmemorarse en 1993.
El agua es un elemento esencial en el desarrollo sostenible. Los recursos hídricos y los servicios que prestan juegan un papel fundamental en la reducción de la pobreza, el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental. El agua propicia el bienestar de la población y el crecimiento inclusivo, y tiene un impacto positivo en la vida de miles de millones de personas al incidir en cuestiones que afectan a la seguridad alimentaria y energética, la salud humana y el medio ambiente.
En la actualidad, más de 663 millones de personas viven sin suministro de agua potable cerca de su hogar, lo que les obliga a pasar horas haciendo cola o trasladándose a fuentes lejanas, así como a hacer frente a problemas de salud debido al consumo de agua contaminada.

La respuesta
El tema de este año, “La naturaleza al servicio del agua”, se centra en explorar cómo la naturaleza puede ayudarnos a superar los desafíos que plantea el agua en el siglo XXI.
Los problemas medioambientales, junto con el cambio climático, provocan las crisis asociadas a los recursos hídricos que ocurren en todo el mundo. Las inundaciones, sequías y la contaminación del agua se agravan con la degradación de la cubierta vegetal, los suelos, los ríos y los lagos.
Cuando descuidamos los ecosistemas, dificultamos el acceso a los recursos hídricos, imprescindibles para sobrevivir y prosperar.
Las soluciones naturales pueden dar respuesta a muchos de los desafíos relacionados con el agua. Queda mucho por hacer para implantar las infraestructuras ecológicas y armonizarlas con las tradicionales allí donde sea posible. Plantar bosques, reconectar los ríos con las llanuras aluviales y restaurar los humedales devolverá el equilibrio al ciclo del agua, además de mejorar la salud pública y los medios de vida.
El Objetivo de Desarrollo número 6, Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos, incluye una meta de reducir a la mitad la proporción de agua dilapidada y aumentar su reciclaje para contribuir a la economía circular.

Datos importantes
2.100 millones de personas carecen de acceso a servicios de suministro de agua potable gestionados de manera segura.
Se estima que, para 2050, la población mundial habrá aumentado en unos 2.000 millones de personas y la demanda mundial de agua podría llegar a ser un 30% superior a la actual.
El 70% del agua que se consume actualmente en el mundo se destina a la agricultura, principalmente a la irrigación, siendo mayor esa cifra en las zonas de gran estrés hídrico y densidad demográfica. Después está la industria, que consume un 20 % del total de agua, principalmente entre el sector energético y el manufacturero. El 10 % restante se destina al uso doméstico, siendo el porcentaje utilizado para el agua potable muy inferior al 1 %.
Hoy en día, alrededor de 1.900 millones de personas viven en zonas donde podría darse una seria escasez de agua. Para 2050, esta cifra podría situarse en torno a los 3.000 millones de personas.
Se estima que 1.800 millones de personas consumen agua potable de una fuente no mejorada, sin protección frente a la contaminación ocasionada por las heces humanas.
Más del 80% de las aguas residuales generadas por la sociedad vuelve al medioambiente sin haber sido tratada ni reutilizada.
Se prevé que el número de personas expuestas al riesgo de inundación pase de los 1.200 millones de hoy en día a unos 1.600 millones en 2050 (casi el 20 % de la población mundial).
Hoy en día alrededor de 1.800 millones de personas se ven afectadas por la degradación y la desertificación de las tierras. Al menos el 65 % de las tierras forestales están degradadas.
Se estima que desde 1900 se han perdido entre un 64 y un 71 % de los humedales naturales a causa de la actividad humana.
La erosión del suelo provocada por el cultivo de la tierra arrastra todos los años entre 25.000 y 40.000 millones de toneladas de la capa arable, lo que reduce significativamente el rendimiento de los cultivos y la capacidad del suelo para regular el agua, el carbono y los nutrientes. La escorrentía, que lleva consigo grandes cantidades de nitrógeno y fósforo, también contribuye de manera importante a la contaminación del agua.
El Día Mundial del Agua se celebra anualmente el 22 de marzo como un medio de llamar la atención sobre la importancia del agua dulce y la defensa de la gestión sostenible de los recursos de agua dulce.
Cada año, el Día Mundial del Agua destaca un aspecto particular relacionado con el agua.
La creación de un día internacional dedicado al agua fue recomendado durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD) de 1992 en Río de Janeiro. La Asamblea General de las Naciones Unidas respondió a dicha recomendación designando el 22 de marzo de 1993 como el primer Día Mundial del Agua, en conformidad con las recomendaciones de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo.
Se invitó entonces a los diferentes Estados a consagrar este día, en el marco del contexto nacional, a la celebración de actividades concretas como el fomento de la conciencia publica a través de la producción y difusión de documentales y la organización de conferencias, mesas redondas, seminarios y exposiciones relacionadas con la conservación y desarrollo de los recursos hídricos así como con la puesta en práctica de las recomendaciones del Programa 21.

¿Por qué un Día Mundial del Agua?
El 22 de marzo es una oportunidad de aprender más sobre temas relacionados con el agua, sirve de inspiración para compartir los problemas relacionados con el agua y tomar medidas para cambiar la situación.
Cada año, ONU-Agua, la entidad que coordina el trabajo de la Organización sobre el agua y el saneamiento, establece un tema para el Día correspondiente a un desafío actual o futuro.

La humanidad necesita agua
El agua es un elemento esencial del desarrollo sostenible. Los recursos hídricos, y la gama de servicios que prestan, juegan un papel clave en la reducción de la pobreza, el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental. El agua propicia el bienestar de la población y el crecimiento inclusivo, y tiene un impacto positivo en la vida de miles de millones de personas, al incidir en cuestiones que afectan a la seguridad alimentaria y energética, a la salud humana y al medio ambiente.
En la actualidad más de 663 millones de personas viven sin suministro de agua potable cerca de su hogar, lo que les obliga a pasar horas haciendo cola o trasladándose a fuentes lejanas, así como a hacer frente a problemas de salud debido al consumo de agua contaminada.