Caleta Olivia
Las Fiestas Patrias en Chile, informalmente conocidas como «el Dieciocho», son una festividad anual que se ha realizado desde 1811 los días 18 y 19 de septiembre -cuando corresponde, también se incluyen los días 17 o 20-.
Pese a que con frecuencia se habla del 18 de septiembre como el Día de la Independencia -en realidad, el Acta de Independencia se firmó el 12 de febrero de 1818-, su fin original fue conmemorar el establecimiento de la Primera Junta Nacional de Gobierno (18 de septiembre de 1810); posteriormente, su objetivo fue celebrar el proceso independentista de la Corona española y la formación de Chile como un Estado nación.
En sus inicios, esta festividad duraba días e incluso semanas. En 1915 se estableció oficialmente su duración en dos días: el 18 de septiembre, «conmemoración de la Independencia Nacional», y el 19 de septiembre, «celebración de todas las glorias del Ejército». Ambos son dos de los cinco feriados obligatorios e irrenunciables en el año -lo que implica que está prohibido realizar trabajos remunerados, salvo ciertos servicios de entretención y de urgencia -.
Tradiciones
Las Fiestas Patrias resaltan las tradiciones típicas de la identidad nacional que conforman la llamada «chilenidad», y son unas de las celebraciones más populares en Chile. En estas fechas, las fondas o ramadas se instalan como centros de entretenimiento, mezclando música y baile del folclore nacional y platos típicos de la cocina tradicional. Dentro de las actividades oficiales, las autoridades chilenas concurren al Te Deum ecuménico y la Ópera de gala el día 18 y la Parada Militar el día 19. Además, durante las Fiestas Patrias, es obligatorio el izamiento de la bandera chilena en todos los recintos privados y públicos del país.
Durante las Fiestas Patrias, renacen centenares de tradiciones que han desaparecido debido al avance de los Tiempos Modernos. Así, los juegos tradicionales chilenos reaparecen -se realizan rodeos, y torneos de palo ensebado y rayuela, por ejemplo-, mientras que el tiempo primaveral permite que se eleven volantines en gran parte del país.
La cueca, la danza nacional chilena, es una de las principales tradiciones, siendo bailada durante las Fiestas -de hecho, para inaugurar los eventos de estas fechas, es prácticamente obligatoria la realización de «un pie de cueca»-; sin embargo, la instauración de la cumbia produjo un descenso en la popularidad de la música tradicional bailable en estas fiestas.
Comúnmente en esta fecha se suelen preparar platos típicos como el asado, las empanadas, el alfajor chileno y el mote con huesillos, entre otros; y beber los típicos tragos chilenos, como la chicha (de manzana o uva), la piscola, el ponche (vino blanco con fruta) y el terremoto (vino pipeño con helado de piña y un chorro de fernet o granadina), entre otros.
Origen
El primer registro de la celebración de las Fiestas Patrias en Chile data del 18 de septiembre de 1811, conmemoración del primer aniversario de la Primera Junta Nacional de Gobierno. En ese primer festejo, se realizaron algunas actividades, como el Te Deum y tres salvas de artillería, mientras en la Plaza de Armas de Santiago se realizaron fiestas con música y fuegos artificiales.
El segundo aniversario de la Primera Junta Nacional de Gobierno se realizó el 30 de septiembre de 1812. Desde el día 28 se había iluminado gran parte de Santiago y, especialmente, la sede de las celebraciones, la Casa de Moneda, que además fue adornada con la bandera tricolor y el escudo nacional, símbolos creados por Carrera ese mismo año -los escudos imperiales fueron sutilmente cubiertos, revelando así la naturaleza independentista cada vez más característica del gobierno autónomo chileno-. La Catedral Metropolitana fue sede del Te Deum, ya convertido en una tradición.
La celebración del 18 de septiembre se interrumpió en 1814 debido a la intensidad de la guerra de independencia, que terminó temporalmente con la batalla de Rancagua el 2 de octubre de ese año; las tropas patriotas fueron diezmadas y los sobrevivientes debieron exiliarse en Mendoza, poniendo fin al periodo de la Patria Vieja (1810-1814) e instaurando la Reconquista española. Este periodo finalizó cuando las tropas independentistas del Ejército de los Andes, comandadas por José de San Martín, derrotaron a las monárquicas en la batalla de Chacabuco (12 de febrero de 1817) y se estableció la denominada Patria Nueva (1817-1823).
Fechada en Concepción el 1 de enero de 1818, el Acta de Independencia de Chile fue aprobada y firmada por el director supremo Bernardo O’Higgins en Talca el 2 de febrero siguiente, y oficialmente proclamada y jurada en Santiago el 12 de febrero del mismo año, en el primer aniversario de la batalla de Chacabuco. Pese a lo anterior, la guerra continuaba y su desenlace no era seguro; la victoria patriota en Maipú (5 de abril de 1818) confirmó la independencia chilena.
En los años siguientes, Chile añadió el 12 de febrero y el 5 de abril -aniversarios de las batallas de Chacabuco y Maipú- a los días de carácter patriótico junto al 18 de septiembre. Las tres fechas representaban los pasos desarrollados hasta su independencia: la «regeneración política» de 1810, la «independencia» y la «consolidación» de 1818, como si fuera el desarrollo y crecimiento de una persona. Así, el 18 de septiembre era visto como un quiebre profundo, que representaba el nacimiento de Chile como nación, mientras las otras fechas representaban la maduración y concreción de este concepto.
A nivel popular, las Fiestas Patrias eran festejadas en chinganas -especie de tabernas con piso de tierra y techo de ramas que servían como lugares de esparcimiento tradicional donde se comía, bebía, cantaba y bailaba- con una bandera nacional flameando al tope. Dentro de los bailes más populares estaban la cueca, el cuándo, la refalosa y la zamba, entre otras. Las celebraciones «dieciocheras» se caracterizaban en general por los excesos, los vicios y la embriaguez, lo que generaba algunas críticas de sectores conservadores como la Iglesia católica; sin embargo, para la clase dirigente, era un mal menor comparado con el beneficio de la exaltación del sentimiento patriótico que afianzara la idea de Chile como nación, considerado fundamental en los inicios de la república.
En 1897 la extensión de las Fiestas Patrias disminuyó a tres días, del 18 al 20 de septiembre. La ley 2977 del 1 de febrero de 1915 -uno de los primeros intentos por consolidar el calendario de festividades en Chile- la redujo a dos y definió el 18 de septiembre como «conmemoración de la Independencia Nacional» y el día 19 como «celebración de todas las glorias del Ejército».
Pese a esta restricción, la tradición de celebrar más días se ha mantenido intermitente hasta la fecha. En 1910, para el Centenario de Chile, se decretó feriado desde el viernes 16 hasta el jueves 22, totalizando una semana completa -en aquella ocasión, el gobierno de Brasil decretó en su país feriado el día 18 en homenaje a Chile, gesto que fue reciprocado por este último en 1922-. Entre 1932 y 1944, el 20 de septiembre volvió a ser feriado. A partir de 2007, el día laboral entre el fin de semana y las Fiestas Patrias -esto es, o un lunes 17 o un viernes 20- ha sido declarado feriado, produciendo así un periodo de cinco días de celebraciones, incluyendo el «día sándwich» y los días de fin de semana. En 2010, para el Bicentenario, los días viernes 17 y lunes 20 fueron declarados feriados para complementar los festivos oficiales que habían caído durante un fin de semana. En tanto, varias instituciones educacionales, como colegios y algunas universidades, tienen vacaciones de una semana coincidentes con Fiestas Patrias.
Efectos
Las Fiestas Patrias en Chile son un periodo importante para el turismo nacional. En 2017 se estimó que más de 469 000 vehículos saldrían de la Región Metropolitana de Santiago, principalmente al litoral central; y que 150 000 personas volarían a destinos internacionales y nacionales durante el fin de semana de Fiestas Patrias.
Asimismo, es una fecha importante para el consumo, principalmente de carnes y subproductos, siendo septiembre el segundo mes con mayor ventas en este rubro luego de diciembre. En promedio, se estima que el alza en el consumo de las familias chilenas aumenta entre el 15 y el 35 % comparado con una semana tradicional. Por otro lado, estas festividades presentan una de las cifras más altas de mortalidad por accidentes automovilísticos -usualmente debido a la ingesta de alcohol y el exceso de velocidad-. En 2017 se registraron 1035 accidentes que produjeron 791 heridos y 21 muertos.