La próxima vez que trates de decidir qué hay de cena, considera que estás comiendo por dos: tú y tus microbios intestinales.
La comunidad bacteriana en tu colon alberga más o menos 100 billones de células bacterianas; hay más o menos 10 veces más de estas células bacterianas que células humanas en tu cuerpo, y ellas representan un amplio número de especies distintas.
Debería interesarte el mantener feliz a esta multitud de bacterias.
La microbiota intestinal que contiene bacterias saludables que alivian la inflamación podrían ayudar a reducir el riesgo de una miríada de problemas de salud: cáncer, enfermedades cardíacas, infecciones.
Se ha demostrado que los trasplantes de heces de una persona con una comunidad microbiana saludable han ayudado a curar infecciones resistentes a los antibióticos.
“Estamos teniendo una muy buena idea de lo que es bueno o malo para la microbiota intestinal”, dijo el Dr. Tim Spector, profesor de epidemiología genética en el King’s College de Londres. La manera en la que la comida afecta a la microbiota es el tema de su nuevo libro, “The Diet Myth: The Real Science Behind What We Eat”.
El libro contiene indicios sobre cómo la comida rápida podría causar estragos en nuestra flora microbiana.
Como Spector lo discutió, su hijo de 23 años se puso en una dieta estricta de comida rápida durante 10 días como parte de su proyecto de disertación.
Despojó a su microbiota intestinal de más o menos un tercio de sus 3.500 especies bacterianas. Las bacterias que han sido relacionadas con la obesidad florecieron.
Esto por no mencionar las consecuencias, dijo, que el régimen de comida rápida tuvo en el cuerpo de su hijo: “Al principio, mi hijo estaba emocionado por alimentarse de comida rápida durante 10 días, pero luego del tercer día, la novedad había pasado”, recordó Spector.
Mientras Spector trabaja para aprender más sobre la relación entre la comida rápida y la microbiota, un conjunto de estudios ya nos están dando una idea sobre qué alimentos son buenos y malos para el intestino.
Carnes: Las carnes incrementan las bacterias malas. Morgan Spurlock nos mostró cómo comer nada más que durante 30 días hizo estragos en su cuerpo, por ejemplo en su hígado, estado de ánimo y deseo sexual, en el documental “Super Size Me”, el cual fue nominado a un Óscar.
El estudio de Spector es el primero hasta ahora que se concentra en la flora microbiana y en cómo se ve afectada por un régimen de comida rápida. Sin embargo, varios estudios han explorado los efectos de las dietas altas en grasas y bajas en fibra, las cuales probablemente son semejantes a las dietas de quienes van frecuentemente a una hamburguesería.
“La parte más emocionante de esto es que eso sugiere que nunca es demasiado tarde como para hacer un cambio y reducir la grasa en tu dieta, y que no tienes que haber vivido con una dieta saludable toda tu vida”, dijo el Dr. Stephen O’Keefe.
Trigo y ajo: fertilizan la microbiota. Un tipo de fibra llamada inulina, está presente en ciertas plantas alimenticias. Estos alimentos, tales como el ajo, el puerro, el trigo y la cebada, son “fertilizantes generales para la microbiota”, dijo Spector.
La inulina ayuda a estimular a la microbiota intestinal para que produzca butirato, el cual es un ácido que alimenta a las células del colon y mantiene la inflamación controlada, dijo Rob Knight, profesor en los departamentos de pediatría y ciencias de la computación e ingeniería en UC San Diego.
Los estudios también han sugerido que las dietas altas en inulina llevan a incrementar las bifidobacterias que mejoran la salud, las cuales descomponen los hidratos de carbono en cadenas más cortas de ácidos grasos, los cuales a su vez pueden reducir el riesgo de padecer cáncer, enfermedades digestivas y enfermedades cardíacas.
Alimentos fermentados: Las bacterias en los alimentos fermentados tales como el yogur parecen tener una buena influencia sobre las bacterias que residen en tu intestino.
Las conservas en vinagre y el kimchi también son alimentos fermentados que promueven una microbiota intestinal saludable, añadió Knight.
Azúcares: Los azúcares falsos no engañan a la flora microbiana. Los endulzantes artificiales tales como el aspartamo y la sacarina ayudan a mantener tu ingesta calórica controlada, pero no parecen engañar a la microbiota intestinal. Los investigadores encontraron un vínculo entre el consumo de edulcorantes artificiales y una mayor abundancia de grupos de bacterias vinculadas con la diabetes tipo 2, al igual que niveles altos de miembros del grupo de bacteroidetes.
Cafeína: Un creciente número de estudios sugiere que el café también despierta a tu microbiota. Un estudio de 2009 realizado con 16 voluntarios encontró que tomar tres tazas de café al día durante tres semanas estaba vinculado con un incremento de los niveles y actividad de las bifidobacterias que mejoran la salud.